Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Royal Charger

Un semental de sangre real

Por Juan Macedo

 

Royal Charger, un nombre que resuena con fuerza en los anales de la cría de pura sangre, fue un ejemplar que, a pesar de no alcanzar las más altas cotas en las pistas, dejó una huella imborrable en la historia de la hípica mundial.

 

Nacido en 1942, este castaño de elegante porte y musculatura imponente, aunque con evidentes fallos en sus miembros anteriores, no fue un caballo de carreras excepcional. Su temperamento, similar al de su famoso pariente Nasrullah, le hacía difícil de manejar y le impedía desplegar todo su potencial en la competición. Pero su sangre azul, heredada de su padre Nearco y de su madre Sun Princess, escondía un tesoro genético invaluable.

 

Royal Charger fue criado y propiedad de Sir John Jarvis. Fue entrenado por Jack Jarvis. Cuando potro, perdió las tres primeras carreras. Luego logró tres discretos placés. Posteriormente entró segundo en dos brillantes clásicos. Teniendo tres años de edad, cumplió su mejor campaña que no fue muy sobresaliente. Ganó el Challenge Stakes, en 1.200 metros, y luego entró tercero de Court Martial y Dante en las 2.000 guineas. Finalmente ganó los 1.400 metros del Queen Anne Stakes.

 

Con una campaña de carreras, pero por su origen, conformación y por ese valor que tiene en el turfman británico el poder de intuición para seleccionar lo mejor, discreta Royal Charger fue retirado a la reproducción con expectativas moderadas. Fue entonces cuando comenzó a escribirse su verdadera leyenda. En ambos lados del Atlántico, demostró ser un semental de primer nivel, capaz de transmitir sus excepcionales cualidades a sus hijos. Su capacidad para mejorar la resistencia de su descendencia, a pesar de heredarles con frecuencia sus problemas en los miembros anteriores, es una prueba de su extraordinario legado genético.

 

Ingresó como semental en el Irish National Stud en 1946. Su primera cosecha corrió desde 1949. Uno de sus hijos fue Royal Serenade y la inolvidable yegua Sheila's Cabin. Para 1952, los hijos de Royal Charger eran ganadores de 52 carreras en Inglaterra e Irlanda. Entre ellos estaban la yegua campeona Happy Laughter y Royal Dutchy (ésta la mejor yegua irlandesa) y Sea Charger. En 1953 se reveló Turn-To, uno de sus mejores hijos. De inmediato, Louis B. Meyer entró en negociaciones para llevarse al caballo hacia los Estados Unidos. Entre él y el Irish National Stud se entablaron conversaciones que culminaron con la venta de Royal Charger por US$300.000, uno de los mejores precios pagados hasta ese momento por un reproductor purasangre. El caballo llegó a Estados Unidos de la mano de Neil McCarthy y entró a ser propiedad de un sindicato a la cabeza del cual estaba Leslie Combs II.

 

En Estados Unidos, Royal Charger hizo historia como padre. En 1955 dio a Idun, yegua considerada como una de las mejores de todos los tiempos en ese país. En 1956 dio al campeón Royal Orbit, además de Finnegan, Iris Cousin y Royal Native. En 1957 dio a Irish Lancer.

 

Entre otros hijos destacados encontramos nombres como Copenhagen, Francis S., Gay Hostess, Gilles de Retz, Knight’s Romance, Mongo y Pride of Kildare. Pero su influencia no se limitó a sus propios hijos. Purasangres como Crowned Prince, Majestic Prince, Pinjara y Tudor Queen, productos de sus hijas, son prueba irrefutable de su impacto generacional.

 

Se quedó en Spendthrift Farm en Kentucky por el resto de su carrera como semental, muriendo allí a los 19 años de edad el 26 de noviembre de 1961 y fue enterrado en un terreno que ahora es parte de Green Gates Farm. Según el informe de los veterinarios, Royal Charger murió de un ataque al corazón. El precio de su salto costaba US$12.000. Sus hijos se vendían a promedio de US$18.000. Para la hora de su muerte era padre de 24 ganadores clásicos y sus hijos en total dejaban una producción superior a los tres millones cuatrocientos mil dólares.

 

Royal Charger, un caballo que supo trascender sus propias limitaciones para convertirse en uno de los pilares de la cría moderna. Su nombre es sinónimo de excelencia y su legado continúa vivo en las venas de los mejores pura sangre del mundo.

 

Fuentes: Ing. Juan Macedo (apuntes personales), www.americanclassicpedigrees.com, www.pedigreequery.com

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, sábado 31 de mayo de 2025

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