Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Socopo: Orígenes

Por Gustavo Flamerich

 

Caballo ganador del Clásico Simón Bolívar del año 1966, Propietario Stud Cachemira, jinete Luís Bolívar, 2º Chantmarle, 3º Rivulet. Distancia 2.000 mts, tiempo 2’04”4/5. Premio 200.000 Bs.

 

El 23 de Febrero de 1.963 nace en el Haras Shangri-La, Los Teques, Estado Miranda, el zaino descendiente de los argentinos: Riojano y Ya Se Ríe, por Yatasto, hijo de Selim Hassan en Yucca por Congreve. Riojano hijo de Full Sail en Riki por Apelle.

 

Transcurría el tiempo en que no fallaba un sábado o domingo a las carreras de La Rinconada y visitaba frecuentemente las caballerizas. Entonces, con el recuerdo de tantos agradables momentos que había pasado en el Haras Shangri-la hablé con Manuel Azpúrua Sosa, “Manuelito” para acompañarlo en una de las idas semanales al haras. Llegó la gran oportunidad en marzo del año 1962 y con gran emoción lo acompañé. Los jinetes Pérez y Rengifo nos acompañaron. 

 

Al llegar recordé en mi infancia correr desde la casa a las caballerizas. El haras está situado en San Pedro, cerca de Los Teques, en las inmediaciones del nacimiento del río del mismo nombre y un riachuelito atraviesa la finca. Era una época en que pocas construcciones se erigían cerca de los terrenos del haras y el clima bastante fresco, pudiéndose decir que en la mañana y tarde hacía un friíto muy agradable que invitaba a abrigarse. Ahí conocí a la famosa Tapatapa, la cual era el orgullo de la familia, aunque en la reproducción no había cumplido ya que su mejor hija fue Tapatapa II, yegua muy loca que en carrera raboteaba de lo lindo y corría con gríngolas, lengua amarrada, orejas taponadas y cuanto aditamento se le pudiera poner a un díscolo caballo, para mejorar sus actuaciones. Otros de sus hijos fueron Arrebol y Tempestad que no fueron mayor cosa.

 

Ahora había muchas viviendas y construcciones cercanas que le quitan el sabor campestre y los grandes terrenos se mostraban más divididos y cercados. A pesar de esto el haras continuaba en funcionamiento y había sido cuna de Maraquero, El Griego, Elegido, Boliche y otros tantos que corrieron con la chaquetilla de Carlota Sosa de Azpúrua o de Haras Shangri-la, cuerpo y mangas azules con brazaletes blancos y gorra azul colores con mucha tradición hípica. Me había quedado asombrado del cambio, pero a pesar de todo era muy agradable el clima y la naturaleza de los alrededores.

 

Este día especial estuve recorriendo los terrenos y Pérez hacía de magnífico anfitrión, como conocía todos los chismes, contaba las últimas situaciones que se habían presentado en el haras, los potros que habían nacido, la salud de cada uno y señalaba las yeguas preñadas, que estaban pastando en los potreros. Los potros corrían en grupo y había uno muy rápido que entusiasmaba por su velocidad.

 

Pasado el mediodía, cuando se acercaba la hora de la monta, padrillos y yeguas, al parecer, con el presentimiento de lo que iba a suceder, comenzaron a relinchar, pero de una forma muy peculiar, aquello era un contrapunteo que se escuchaba en toda la comarca acompañado de los ecos que se producían por la conformación de los terrenos adyacentes.

 

Los padrillos que recibían los olores de las yeguas en celo relinchaban estruendosamente del lado de las caballerizas y enseguida encontraban una respuesta de las hembras que estaban en los potreros.

 

Serían las tres de la tarde y aumentaron los relinchos que se escuchaban por todo el haras, los caballos y yeguas conocían el ritual que se cumplía a esta hora. Muy intranquilos, se levantaban de manos en sus establos y cada vez relinchaban con más fuerza y mas seguido. Este día le tocaba a Riojano que le presentarían a Ya se ríe, dos sangres con mucho linaje dentro del mundo de los purasangre. Se unirían Riojano por Full Sail, por Fairway, con una hija de Yatasto el mejor purasangre de su tiempo, hijo de Selim Hassan, a su vez hijo de Hyperion. A pesar de la dificultad para la preñez de Ya Se Ríe se continuaba insistiendo ya que esas corrientes sanguíneas son muy apreciadas en el mundo hípico.  

 

De los potreros, los peones trajeron a Ya Se Ríe, la cepillaron y la llevaron al sitio de la monta el cual por ser Riojano de menor alzada que los otros padrillos le habían hecho una especie de montículo para que llegara fácilmente.  Agarrada por dos peones esperaba Ya Se Ríe en el sitio de monta. Atadas las patas y con un bocado en el hocico esperaba Ya Se Ríe trémula de deseo que se manifestaba con múltiples contracciones musculares que se le notaban en la piel acompañadas de fuertes y contenidos relinchos debido al bocado. A Riojano lo trajeron de las caballerizas y la yegua con su ojo izquierdo trataba de localizar a Riojano que venía con estruendosos relinchos y constantemente aceleraba el paso hasta el punto de que el peón que lo traía tenía que casi trotar para poder acompañarlo y para que obedeciera lo aguantaba con fuertes jalones de la rienda. Su pelambre había cambiado de tonalidad, ahora era un poco más color arcilloso rojizo en comparación a la última vez que lo había visto correr en el Hipódromo de El Paraíso. El padrillo se mostraba ansioso, fuerte y voluntarioso, de esa manera demostraba sus deseos de ir lo más rápido posible adonde Ya Se Ríe lo esperaba. 

 

En la espera, a la yegua se le manifestaban más fuertes las contracciones musculares, relinchaba, los belfos se hinchaban y contraían expulsando el aire violentamente. Riojano ya muy cerca mostraba su virilidad y mayor ansiedad. Al fin llegó el momento del encuentro, como Riojano era más bajo los peones lo ayudaron para que pudiera llegarle a la yegua en el sitio preciso. Todos los presentes con mucha curiosidad veían el comportamiento de la pareja: los relinchos de Riojano que le daba con los cascos de las manos en el lomo de la yegua y las contracciones y bufidos de la yegua complementaban el acto ejecutado con una gran energía y hasta violencia. Los peones le protegieron el lomo a la yegua y después de cerciorarse del cumplimiento de la misión de Riojano cuando lo consideraron conveniente los separaron a pesar de la contrariedad de la pareja que querían continuar, pero no faltaron expresiones jocosas sobre la terminación de la copulación. Por un lado se llevaron a Riojano para bañarlo y por el otro soltaron a Ya Se Ríe, que quedó sola en un potrero grande. Los peones informaron que había que dejarla tranquila para proteger ese servicio.

 

Al soltarla pudimos ver lo que fueron sus grandes manifestaciones de satisfacción que rayaban en el paroxismo. La yegua, corría de un extremo a otro del potrero, lanzaba coces levantando las patas a gran altura, relinchaba fuertemente, los belfos se estremecían. Luego de correr hasta un extremo del potrero se tiraba al suelo en medio de la hierba recién retoñada  rascándose el lomo con los pequeños brotes recién salidos. Acostada con el lomo pegado al suelo, después de subir las 4 patas, las doblaba, las sacudía al mismo tiempo que todo su cuerpo vibraba con fuertes contracciones musculares. Aquello era una manifestación inequívoca de la mucha satisfacción que había experimentado en aquel acto.

 

Se levantaba, volvía a correr de un extremo a otro del potrero resoplando y relinchando extremadamente fuerte al mismo tiempo que batía la cabeza a uno y a otro lado. Al mismo tiempo que corría de un extremo a otro del potrero lanzaba coces en las cuales las patas llegaban a gran altura, tal cual animal salvaje que acaban de encerrar. Después de muchas carreras Ya se ríe se fue cansando y disminuyendo esas exteriorizaciones violentas y poco a poco fue retornando a su normalidad. Varias veces caminó de un lado a otro siguiendo el límite de la cerca como si buscara a Riojano y finalmente bebió agua y se quedó tranquila.

 

Bueno, tocó regresar a Caracas, con ese cuadro inolvidable de demostración de satisfacción de un animal que no había podido ser preñada en varias oportunidades. Así transcurrió el tiempo, que pudo ser aproximadamente la preñez de la yegua más dos años, cuando un día de octubre de 1966 hojeando el programa de una revista hípica, ¡que sorpresa! un animal hijo de Riojano en Ya Se Ríe llamado Socopo, debuta el domingo 3 de octubre, carrera que al disputarla la ganó Victoreado en 1100 mts y Socopo quedó en el 5º lugar. Su próxima carrera es el Clásico José Antonio Páez el 8 de mayo de 1966 en 1600 mts en el cual llega 5º. El 23 de octubre vuelve a correr y queda en el 3er lugar. Es presentado en el Clásico Antonio José Sucre, corrido el 6 de noviembre y queda en el 6º lugar, carrera que ganó Marrey. Luego participa en la Polla de Criadores para potrillos el 28 de noviembre y llega en el 4º lugar, carrera que de nuevo gana Marrey.

 

Se puede decir que esas carreras de Socopo no fueron brillantes, pero fueron contra potros que mostraron que iban a ser buenos y hasta uno un clásico internacional iba a ganar. El 19 de febrero de 1966 gana su primera carrera en 1200 mts. Y a la semana siguiente vuelve a ganar esta vez a Gradir en 1300 mts. Cuando comienza a correr en distancias de más aliento gana con mayor facilidad y más seguido, el 30 de abril gana en 1600 mts, el 28 de mayo en 1700, el 21 de agosto en 2000 mts, el 23 de julio en 1800 gana por 11 cuerpos y el 25 de septiembre gana el Clásico República de Venezuela en 2400 por 8 cuerpos. El 15 de octubre Manuel Azpúrua lo hace correr en 1700 mts carrera que gana por 8 cuerpos.

 

Llega el domingo 30 de octubre de 1966, se correrá el Gran Premio Clásico Simón Bolívar, donde se presentan 14 competidores los cuales están en magnífica forma, con las mejores galas hacen el paseo inicial. Entre ellos está Socopo, luce muy bien pero no es de los favoritos para ganar, se piensa que es otro arriesgado experimento de Manuel Azpúrua en estos clásicos. Los caballos hacen su calentamiento inicial. El hipódromo esta repleto de fanáticos, y al darse la partida le ponen mucha atención a la carrera. Al pasar los competidores por primera vez frente a las tribunas los aficionados aplauden hasta rabiar. Socopo va con el lote que sigue a los punteros, pero al llegar a los 800 metros hay un caballo que se distingue por su empuje y es Socopo, a pesar de que Chantmarle parecía desprendido en la punta y se vislumbra que Rivulet podía ser su rival. Pero Socopo bajo una atronadora multitud que ligaba su triunfo en un buen pase que consiguió su jinete Luís Bolívar, pasó a ganar y lo hizo por cuerpo y medio. La multitud delirante aplaudía gritaba, muchos se lanzaron a la pista. La celebración fue hasta de los que no le habían jugado en las apuestas, era el triunfo del caballo criollo, que le había tomado años imponerse en un clásico, que indicaba su valor ante el caballo argentino o inglés que tenían años de ventaja en la crianza del purasangre.

 

 

De la maravillosa carrera realizada por Socopo regresa al paddock y por primera vez en La Rinconada se lanza un numeroso público a la pista, igual que había sucedido muchas veces en El Paraíso cuando ganaba uno de los campeones mimados de los fanáticos, a recibir al primer criollo en ganar el Clásico Simón Bolívar. Ahí estaba Manuelito, feliz, felicitado y aclamado por el público. Se había consumado su mayor anhelo, ganar ese clásico con un caballo criollo criado por el mismo, había visto correr al El Griego, primer criollo en disputar ese clásico y ahora lo logra con este caballo obtenido con constancia y paciencia.

 

Entonces allá estaba en medio de la alegría desbordada en el Hipódromo La Rinconada, miles de gargantas enronquecidas de tanto gritar para aupar a la tripleta ganadora: caballo, jinete y preparador.

 

Manuel Azpúrua me había dicho que a esa yegua no le había podido sacar cría, pero ahí está Socopo, premio a la constancia. Entonces viene a mi mente aquel espectáculo que ofreció Ya Se Ríe al ser montada por Riojano, hay que ver como corrió el producto concebido en aquel acto que había visto en el Haras Shangri-la.    

 

Al regresar del hipódromo con mucha alegría por el espectáculo vivido y en la tranquilidad volví a rememorar las imágenes que viví en el Haras Shangri-la, la satisfacción de Ya Se Ríe después de ser montada por Riojano llevada al paroxismo. Entonces me vino a la mente las consideraciones del caballero Ginestrelli, expuestas por el genio de Federico Tesio en su libro sobre el purasangre de carreras:

 

En la fecundación artificial falta la atmósfera del deseo, el cual es el máximo acumulador de fuerza nerviosa. Mientras que en el acto de fecundación artificial se consume rápidamente toda la fuerza nerviosa acumulada.

 

Esta atmósfera cargada de ondas electromagnéticas vitales, es lo que puede, en ciertos casos especiales, crear el animal más rico en potencialidad voluntariosa, y por ende el ganador de todas las batallas y gran puntal de raza. Y entonces Tesio cuenta una historia que para él fue algo romántica, si bien auténtica.

 

Alrededor del año 1880, un señor napolitano, el caballero Ginestrelli, mudó su cría purasangre de Pórtici a Newmarket, en Inglaterra, con el fin de derrotar a los ingleses en su mismo patio.

 

El caballero Ginestrelli era un tipo original con nuevas ideas. El obtuvo un éxito estrepitoso al criar una bellísima yegua a la cual le fue puesto el nombre de Signorina, la cual  realizó una campaña extraordinaria y a los cinco años fue destinada a la cría, en el año 1892.

 

Al mismo tiempo, el apasionado vesuviano había construido una casa, donde la habitación principal era continua al box de su predilecta, y además tenía una ventanilla por donde vigilaba a su amada durante la noche.

 

No obstante todas estas atenciones, la bella Signorina empezaba a envejecer y aún no había logrado dar un hijo sobresaliente, a pesar de haber sido servida por excelentes sementales.

 

En la primavera de 1904 el caballero Ginistrelli contrató los servicios del padrillo Isinglass, cuya monta costaba 300 guineas. Ambos novios vivían en Newmarket, en cuadras separadas por una larga avenida.

 

En una mañana de abril, la bella Signorina recorría la avenida para asistir a la cita con el célebre Isinglass.

 

Ella era conducida a mano por uno de los peones de la cuadra y seguida a pie por su patrón, el cual no la abandonaba nunca en estas ocasiones. A mitad de recorrido, se cruzó con uno de los modestos sementales purasangre con su nombre bordado sobre la manta. Se llamaba Chaleureux, el cual dio muestras de la más grande admiración por Signorina. Se detuvo para respirar el perfume de la yegua y rehusó seguir adelante.

 

Tampoco Signorina quiso seguir adelante. Las solicitudes no tenían efecto y los transeúntes se paraban a observar la cómica escena.

 

Pero el caballero Ginistrelli, que era sicólogo y biólogo, tomó una rápida decisión y dijo: Se aman. Que se cumpla el rito.

 

Y así el célebre Isinglass cobró las 300 esterlinas, pero esperó en vano la cita con Signorina.

 

Once meses después, nació una hembra a la que le dio el nombre de Signorietta. Los competentes consideraban a Ginistrelli un loco y a Signorietta inmerecedora de ninguna consideración.

 

Pero a los tres años se convirtió en una de las más célebres heroínas de todos los tiempos, venciendo en el Derby y en las Oaks, prodigio que durante 162 años solo cuatro yeguas lograron cumplir.

 

La flecha del Cupido equino llevó el deseo sensual a la tensión máxima. Y en la distensión del amplexo, la fecundación natural produjo un individuo de energía excepcional.

 

Así también podemos pensar que Socopo pudo ser el producto de una fecundación natural realizada bajo las máximas tensiones provocadas por  la acumulación de energías, inducidas por la inmensa satisfacción sensual que sintió la pareja en el momento del aparejamiento.

 

De la campaña posterior de Socopo podríamos decir que influyó su ida a Washington donde corrió a una muy baja temperatura e hizo una carrera muy mala pero regresó para ganar. Pero estuvo en el tope de su forma en el Simón Bolívar y lo ganó.

 

Algunos datos curiosos en la vida pistera de Socopo  una vez corrió en llave con su medio hermana, que puede considerarse la mejor hija de Riojano: Blackie hija de Wynette y en otra oportunidad corrió en llave con Coso un hijo de su abuela Algarabía, madre de Ya Se Ríe.

 

Para terminar se hizo las investigaciones sobre la toponimia de la palabra Socopo. Es el nombre de un poblado y de un río situados en el estado Barinas en plena selva del Ticoporo. En los mapas y planos de Cartografía Nacional y levantamientos topográficos aparece la palabra sin acento es decir Socopo. Igualmente se investigó a nivel de la alcaldía del lugar y se confirmó que el sitio es Socopo.

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 25 de agosto de 2011

Copyright 2000, Anécdotas Hípicas Venezolanas C.A. Todos los derechos reservados