Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Silvia Álvarez de Saiden:

La difícil tarea de ser criadora

Editado por Juan Macedo

 

En los últimos años la cría del purasangre de carrera ha tenido gran auge en nuestro país. Hemos visto como ha nacido una buena cantidad de Haras; como, día tras día, se va mejorando la calidad de los productos. En fin, la actividad hípica está tomando el camino del desarrollo. Indudablemente es­tos hechos no son un milagro ni apa­recen como algo fuera del normal desarrollo que se observa en casi todos los campos de la actividad de nuestro país. Pero hay todavía ciertos hechos quo llaman poderosamente la atención y provocan la charla obli­gada. La Señora Silvia Álvarez de Sai­den ya está acostumbrada. Sabe quo el hecho de ocuparse seriamente de la dirección de un Haras, de estudiar todas las publicaciones locales y foráneas que llegan acerca de la actividad hípica, el estudio concienzudo de pedigrees de padrillos y yeguas en busca de la mejor sangre, no son ac­tividades normalmente desempeña­das por mujeres. Inmediatamente surgen algunos nombres de aquellas que si lo hacen; pero justamente ellas son las excepciones que confirman la regla.

 

 

Su vida estuvo ligada a los caballos desde su infancia. Su padre era dueño de un importante Haras Cu­bano, productor de las mejores crías de aquella época, quo llegaron a competir y ganar en hipódromos de La Florida, en los Estados Unidos de America.

 

"Era lógico que a mi me gustara la hípica. Estoy convencida que eso se hereda. Desde muy pequeña iba al Haras de mi padre en Camagüey, Cuba. Allí fue donde empecé a adorar a los potricos. Siempre sentí gran atracción por los purasangre y debe ser por eso que nunca me costó demasiado trabajo leer y aprender los pedigrees. Estudiaba en un colegio de monjas, interna, y mi afición era tan grande que casi convertí a las monjas en "hípicas". Por suerte, cuando corría algún caballo de papá, me dejaban salir del colegio e ir al hipódromo. Un día logré sacar a todo un grupo de compañeras de curso y las llevé a ver un Clásico".

 

Hablar con la señora de Saiden sobre los grandes caballos de ayer y de hoy es entrar en un complicado y fascinante mundo de pedigrees y clásicos, de grandes padrillos, de yeguas con vientres inigualables, posibilidades matemáticas, y de suerte. Pero no todo es frío ni se reduce a complicadas fórmulas. Hay algo más, tal vez la forma en que lo cuenta, quizás las anécdotas con que matiza sus relatos. Hay amor.

 

'Siempre me interesaron más los caballos de carrera que aquellos que se utilizan en salto o en otras activida­des. Será porque siempre estuve unida a los primeros. En el año 1973 fundamos con mi esposo, el Dr. Amin Saiden, el Haras San Isidro, y a él es a quien le dedico la mayor parte del tiempo. Voy a Paracotos (allí está ubicado el haras) tres veces por semana, superviso las acti­vidades, el cuidado de los potros, sementales y yeguas madres, reviso las instalaciones, es decir, me ocupo de que todo esté en orden y bien atendido"

 

Actualmente tienen caballos corriendo en Estados Unidos y en Argentina y, a pesar de que todos los años "decide" quedarse con cuatro o cinco potros para correrlos en Venezuela, en el fondo comparte la filosofía de su esposo: dedicarse a una de as actividades, o ser criador o ser propietario, pero no las dos al mismo, por ello debe resignarse y ver partir los briosos potros de su gusto. Sabe que su mayor satisfacción es criar un gran campeón, un crack.

 

La tarea del criador no es nada fácil. Hay que estar pendiente de muchos detalles y lograr que un caballo criado por uno sea "el mejor" es el mayor premio que se puede obtener. A veces, el éxito no depende de uno, es decir, se pueden buscar las mejores sangres, lograr un producto de buen físico y que, a pesar de ello, carezca de un ingrediente fundamental: corazón. Fibra y alma de campeón son características que no muchos caballos tienen. Recientemente vi correr otra vez a Forego, hijo de Forli. Ya tiene como 7 u 8 años, corrió con el máximo peso que se le ha puesto a un caballo y ganó. A él no le falta calidad, le viene del pedigree, pero también le sobra corazón para ser un verdadero crack"

 

 

Conocedora de las técnicas utilizadas en la cría, siempre está al día res­pecto de las nuevas y más modernas innovaciones de este campo. Sabe cuales son las limitaciones de nuestra hípica, pero está convencida que existen las posibilidades y el material humano para lograr su desarrollo.

 

En los últimos dos años la cría nacional ha dado pasos muy positivos en su crecimiento. Se han mejorado muchísimo las compras de yeguas. Claro que los resultados no se van a ver sino hasta dentro de 2 ó 3 años. Creo, eso sí, que deberíamos mejorar el plantel de padrillos. El ejemplo mas claro sobre esto lo tenemos en los Estados Unidos. Ellos poseen los mejores purasangre de la actualidad, gracias a que, cuando algún caballo es bueno en cualquier lugar del mundo lo compran, y así han logrado concentrar la mejor sangre del mundo en sus haras"

 

El caminó que empezamos a recorrer con la señora Silvia de Saiden está llegando a su fin. Creemos que sólo hemos tocado una parte de lo mucho que ella sabe, pero sus conocimientos no quedan olvidados en su me­moria o en circunstanciales charlas con amigos. Su objetivo es lograr me­jorar la cría, y es allí donde se verán los resultados.

 

Fuentes: extraído de la Revista Jockey Club de Venezuela de 1977

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, viernes 17 de diciembre de 2004

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