Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Sabana Grande: Cuna del Hipismo en Venezuela (1895-1896)

Por: Jose G. Hernández V.

 

I. LOCALIZACIÓN

 

El 1 de marzo de 1896 es inaugurado el Hipódromo de Sabana Grande y de esa manera comienza la actividad hípica en nuestro país. El Hipódromo de Sabana Grande fue construido en el sitio donde actualmente se encuentra la Urbanización Las Delicias.

 

En 1896 Sabana Grande formaba parte de la denominada Parroquia Foránea Recreo, la cual fue creada legalmente como Parroquia en la ley del 28 de abril de 1856 sobre la división territorial de la República, estableciendo en su artículo 12, ordinal 1° que: El cantón Caracas se compone de la parroquias Catedral, San Pablo, Santa Rosalía, Altagracia, Candelaria, San Juan, Chacao, Valle, la Vega, Antímano y Recreo; su cabecera la ciudad de Caracas (Repertorio histórico-biográfico del General José Tadeo Monagas , 1983,  Tomos II, pp 505-516).

           

En 1895, el Distrito Federal estaba formado por ocho parroquias urbanas: Catedral, Altagracia, Santa Teresa, Santa Rosalía, Candelaria, San Juan, La Pastora y San José; y seis parroquias foráneas: El Valle, Antímano, La Vega, El Recreo, Macuto y Macarao (Anuario Estadístico de los Estados Unidos de Venezuela, 1896, p 12).

 

A finales del siglo XVIII, la parroquia urbana que se encontraba más al este de Caracas era la Parroquia Candelaria, cuyos límites llegaban al Río Anauco, desde allí comenzaba el llamado Camino de Sabana Grande, tal como se desprende del plano de Caracas de 1810 pintado por Carmelo Fernández (De Sola, 1967; p 56).

 

En esa misma época, se estableció en las tierras de lo que fuera la Parroquia El Recreo, una casa para las vacaciones y recreación de los alumnos de la Universidad de Caracas y del Seminario, de allí el nombre de “Recreo”. Al efecto Carlos Duarte señala: Las  constituciones de la Real y Pontificia Universidad de Caracas y del Seminario preveían que los colegiales  saliesen  al  campo  en  las vacaciones  y  que  todos  los  meses  del  año (los días jueves) se les diese asimismo un día de campo para  desahogarse. Hasta ese momento no había podido ponerse en ejecución la  salida de todos los meses, por no tener el Seminario casa propia a que  conducirlos, y el  rector se veía en la necesidad de incomodar a unos a veces y a otros que regularmente se negaban a prestarlas por el temor de las  resultas (..) quedando obligado siempre a  entregarla  en  el  estado que se la daban. Por  esta razón los colegiales del Seminario pidieron licencia, en noviembre de 1795 para establecer una casa de campo cercana a la ciudad. A tal efecto escogieron un lugar en el sitio de Sabana Grande, donde adquirieron una casa y solar a don Alejandro Hidalgo (Duarte, 2001; tomo II, p 52).      

           

En cuanto a los límites de la Parroquia Foránea El Recreo, no existen fuentes precisas para determinarlos, tal como lo reconoce Irma De Sola, sin embargo, basándose en la Recopilación de Leyes de División Territorial de la República, indica los siguientes límites de la Parroquia Foránea El Recreo:

 

Por el Norte: Desde el punto de límite oeste, se sigue, por toda la fila maestra del cerro El Ávila hasta el sitio denominado Boquerón donde nace la Quebrada Chacaito.

 

Por el Sur: Desde la desembocadura de la Quebrada Chacaito en el río Guaire,      aguas arriba de éste hasta donde desemboca la Quebrada Los Jabillos con el nombre de Quebrada Honda o Canoa (esta quebrada es la que está al oeste de la Estación de Ferrocarril Central).

Por el Este: Desde el punto del citado límite Norte, el sitio denominado “Boquerón”, nacimiento  de  la  Quebrada  Chacaito  hasta  su desembocadura en el río Guaire, que fue el punto de partida.

 

Por el Oeste: Desde la desembocadura de la Quebrada “Los Jabillos” o Canoa en el río Guaire, aguas arriba de dicha quebrada hasta su nacimiento al pie del cerro “El Ávila”  y  de  aquí  se  sigue  en  línea recta al Norte hasta la fila maestra del cerro El Ávila.

           

El Hipódromo de Sabana Grande fue construido durante el año 1895, sobre una superficie de veinticuatro (24) hectáreas en la parte noreste de la Parroquia Foránea El Recreo en un claro del llamado Bosque del Recreo entre el sitio denominado Las Delicias y la Quebrada Chacaito. Siendo sus límites:

 

Norte con los sitios denominados Las Palmas, La Florida y la línea del Ferrocarril Central; al sur con El Camino Real de Sabana Grande y la vía carretera Caracas-Petare; al oeste con pajonales traspatio de la sacristía parroquial del Recreo; y al  este con el barrancón Río Chacaito. El terreno es propiedad del señor B. Casanova y el canon de arrendamiento es de cien pesos mensuales (AJCV. Anexo del contrato entre el Concejo Municipal del Distrito Federal y el señor Mathieu Valery para la construcción del Hipódromo de Sábana Grande).

           

Para enero de 1895 la población total de Caracas, incluyendo las parroquias foráneas, era de 89.133 habitantes y la parroquia foránea El Recreo tenía aproximadamente 1.984 habitantes (Anuario Estadístico de los Estados Unidos de Venezuela, 1896, p 30).

 

En efecto, El Recreo fue concebido inicialmente como un sitio de vacaciones y de esparcimiento a las afueras de Caracas, convirtiéndose luego en parroquia foránea siendo su centro nodal  la ciudad  de  Caracas. Gracias  al  surgimiento  de nuevos medios de transporte y al crecimiento de la ciudad que se fue expandiendo por los cuatro puntos cardinales, alcanzó gran notoriedad en el este de Caracas la parroquia foránea El Recreo, manteniéndose como tal, hasta 1941 cuando sin mediar acuerdo municipal pasa a ser considerada parroquia urbana debido al marcado crecimiento de su población.

 

II. ANTECEDENTES DE LAS CARRERAS DE CABALLOS EN VENEZUELA

 

Los primeros caballos llegaron al nuevo mundo en el segundo viaje de Colón  en 1493, aclimatándose rápidamente y propagándose a medida que se fundaban pueblos. El caballo se constituyó en un elemento fundamental en la conquista como medio de transporte y como elemento de superioridad en la guerra. Al respecto Vallenilla Lanz estimó: Suprimid el caballo y la conquista de América hubiera sido imposible. Los españoles no habrían tenido medios de penetrar en el interior del Continente, y desconocido como era el caballo entre los indígenas, su presencia las causó tal espanto que huían despavoridos, cada uno por su lado, procurando salvarse del mejor modo que podían. Todos los cronistas e historiadores de la Conquista hablan del terror de los indígenas por el caballo; y desde México hasta Patagonia fue el caballo el auxiliar más poderoso de la dominación española en América (Vallenilla Lanz, 1984, p 250).  

                       

En el territorio de lo que hoy conocemos como Venezuela, se presume que el primer desembarco masivo de caballos se efectuó en 1520 con una expedición enviada por la Audiencia de Santo Domingo para la pacificación de los indios en el Oriente del territorio, quienes contrarios a la evangelización y a los trabajos forzados a que estaban siendo sometidos, se alzaron e incendiaron las misiones dominicas y franciscanas desde el río Neverí hasta  el golfo  de  Cariaco. La  expedición fue encabezada por Gonzalo de Ocampo y estaba compuesta por seis navíos y doscientos cincuenta hombres, por lo que se puede inferir que una expedición tan numerosa para la época, seguramente estaba respaldada por un gran número de caballos. Igualmente, se presume que durante la numerosa expedición de  Juan de Ampíes que logró la fundación de Coro en 1527, llegaron al occidente de nuestro territorio un buen número de caballos. Sin embargo, la primera prueba documental que demuestra la introducción de caballos en nuestro territorio, es la llamada  “Capitulación  de los  Welser”, en donde el Rey le concede a Enrique Einguer y Gerónimo Sailler, representantes de la familia Welser, banqueros y comerciantes alemanes, acreedores del Emperador Carlos V, un enorme territorio para su conquista desde el Cabo de la Vela en la Península de La Guajira hasta Maracapaná. En el capítulo décimo de dicho documento, el cual podemos consultar en el estudio de Manuel Donís Ríos, se establece: Y ansimismo que vos daré licencia, como por la presente vos la doy, para que de nuestras islas Española, Sant Juan e Cuba y Santiago podáis llevar a la dicha tierra los cavallos e yeguas e otros ganados que quisiéredes e por bien toviéredes, sin que en ello vos sea puesto enbargo ni inpedimento alguno (Donís, 2001, pp143-149). 

           

Se desprende del texto del referito texto, que es voluntad del Rey que los caballos que ingresen al territorio sobre el cual recae la capitulación, sean de la misma raza de los ya existentes en tierras americanas y evitar mestizaje con otras razas, tomando en cuenta que los beneficiarios de la capitulación eran alemanes.

 

Los caballos rápidamente se multiplicaron en el territorio de lo que hoy se conoce como Venezuela. En este sentido Eduardo Blousson señala: A pesar de su clima tropical los llanos venezolanos fueron extraordinariamente aptos para la  multiplicación  del ganado caballar. En los llanos de Venezuela, que ocupan enorme extensión y constituyen zonas de pastos aptos para la cría caballar, las manadas de caballos deambulan en procura de los altos donde se radican en la estación de las lluvias. Todo ello determina una vida difícil, que a través de más de cuatro siglos ha gravitado en una selección natural de la que el caballo venezolano ha heredado determinados rasgos y cualidades. (Blousson, Buenos Aires, 1968). 

           

Por  la  naturaleza  misma  de los caballos, su  instinto para correr y la propia inclinación del hombre a la competencia, es indudable que siempre han existido competencias de caballos montados por el hombre. Sin embargo, estas carreras no pueden considerarse en modo alguno como hipismo, en realidad eran desafíos “mano a mano”, es decir, caballo contra caballo, y se popularizaron mucho en Venezuela, especialmente en Angostura en 1820 con carreras entre oficiales de La Legión Británica, tomando en cuenta que ya en Inglaterra había surgido el hipismo con los fundamentos que conocemos hoy en día. Una hoja suelta impresa por André Roderick, el 27 de abril de 1820 en Angostura, es el documento más antiguo del cual se tiene noticias de un desafío de caballos en Venezuela y que se puede consultar en el estudio de Cesar Augusto Rivero: Se correrán el sábado 29 del corriente, cerca de la Mesa, a las 4 de la tarde, los dos Caballos abajo mencionados, con sus respectivos Cabalgadores: El de Mr. Monsanto, Bargas, corrido por el Mayor Manby, del Batallón de Albión CONTRA El de Mr. Brow, Deveroux, corrido por el General Power, de la Legión Irlandesa, Angostura a 27 de abril de 1820 (Rivero, 1990, p 74).

           

Estas carreras fueron más frecuentes en tiempos del General Páez, particularmente con  un  caballo  muy  famoso de su propiedad llamado “Mueve Los Pies”.

 

Posteriormente, existen noticias de carreras de caballos en improvisadas pistas en Guayana, específicamente en El Callao (1870), y en  Caracas,  en  lugares  como   San Juan,  El  Valle, El Peaje y  Valle Abajo (Revista “El Latigo”, Caracas, 22 de julio de 1944, 132, p 1). 

 

En realidad el Hipódromo de Sábana Grande no fue el primer hipódromo de Caracas. El primer hipódromo construido en Caracas fue el de Sarría, que figura en los planos de Caracas desde 1878. En este sentido, Irma De Sola, señala: Este  fue el primer establecimiento dedicado especialmente  al   fomento  de  las carreras de caballos que se construyó en Caracas. El nombre de la barriada deriva precisamente de aquel hecho pues fue el General Julio F. Sarría junto con el General Mario Gallegos Montbrun, quienes en 1878 tomaron en arrendamiento al Municipio una porción de terreno que se distinguía con el nombre de “La Consolación” para establecer allí un hipódromo comprometiéndose a pagar un canon anual de 48 venezolanos y a devolverlos al cabo de 20 años (De Sola, 1967, p 88).

 

 

En 1882, se inauguró el llamado Hipódromo de Distrito, ubicado precisamente en la carretera de Sabana Grande cerca de las ruinas de San Lázaro. La organización de dicho hipódromo estuvo a cargo de general Manuel Antonio Matos. Con respecto a las características de las carreras en este hipódromo, Flamerich sostiene: La especial característica de estas carreras era que la competencia se suscribía a un solo dos animales que se enfrentaban por apuesta determinada y convenida por sus dueños, siendo el juez de salida el depositario de la misma. El enfrentamiento de estos animales era bastante peculiar: las carreras se pactaban a tres pruebas que debían efectuarse el mismo día y el  primero que ganara dos era declarado vencedor. Estos caballos eran sabaneros, algunos mestizos, pero no encontramos noticias de que este hipódromo hubiera corrido purasangres. (Flamerich, 2005, pp 138-139).

 

Sin embargo, ni en el Hipódromo de Sarría ni en el Hipódromo de Distrito se desarrolló actividad hípica, por cuanto se trataba de simples carreras de caballos, es decir, desafíos caballo contra caballo, que fueron la gran diversión de la sociedad venezolana desde comienzos del siglo XIX, no obstante, dicha práctica no se puede considerar como hipismo.

 

El término hipismo se refiere a todas las actividades relacionadas al caballo purasangre de carreras (cría, entrenamiento, espectáculo de las carreras, jugadas, etc.) sujetas a las normas y parámetros legados por el hipismo inglés. En cambio, en el Hipódromo de Sabana Grande si se desarrolló actividad hípica desde su inauguración en 1896 hasta el cierre de sus actividades en 1899.

 

Las carreras del Hipódromo de Sabana Grande se desarrollaron con caballos criollos y mestizos, pero también con caballos de la raza purasangre. Los primeros caballos purasangres fueron traídos a Venezuela con ocasión de la apertura del Hipódromo de Sabana Grande en 1895, desde la isla de Trinidad, los cuales a su vez procedían de Inglaterra. Al respecto Antonio Guedes, nos señala: Los purasangres llegaron directamente desde Trinidad a La Guaira, en barcos cargueros. En cordial rivalidad, los propietarios iban y venían a la vecina isla para seleccionar los mejores ejemplares. Las divisas de Martín Antonio de Tovar, Eduardo Payer, hermanos Pérez Vera, Carlos y Herman Stelling, P. F. Guerra, General González Bravo, Jorge Uslar hijo, J. A. Feo, Pedro Pablo Melo, Ildemaro Aguerrevere, Federico Toledo, A. Orihuela, F. Rehbein y John Boulton, dieron prestigio al pequeño hipódromo (Guedes, 1965, p 15).

           

La raza purasangre, como señala Savater: Se inicia por el cruce de tres famosos sementales árabes con yeguas inglesas. Esos sementales llegaron a Inglaterra como botín de guerra o como obsequio de reyes del norte de África y son Byerly Turk Darley Arabian y Godolphin Arabian, a esa santísima trinidad se remiten todos los orígenes de los purasangres modernos (Savater, 2001, pp 49-50).

           

Igualmente, se debe a Inglaterra el establecimiento de un Registro Genealógico de caballos purasangre de carreras que se conoce como “Stud Book”, que se mantiene hasta nuestros  días  y  con  ramificaciones  en  todos  los  países  en   los  que  existe la cría de caballos purasangre de carreras y permite controlar que la raza se mantenga libre de mestizaje. El impulso definitivo para la elaboración de las normas que regulan toda la actividad hípica se consolida con la fundación por un grupo de aristócratas del Jockey Club de Inglaterra, institución que se dedicó a la construcción de hipódromos en todo el territorio del Reino Unido y que fue imitada en el resto del mundo. Por lo tanto, se puede afirmar que el hipismo moderno como se conoce actualmente se inició en Inglaterra a finales del siglo XVII y se consolidó a mediados del siglo XVIII.

 

III. CONSTRUCCIÓN DEL HIPÓDROMO DE SABANA GRANDE EN 1895

 

Desde el año de 1893, comienza a publicarse en la prensa de la época, principalmente en el  diario El Tiempo, una serie de avisos pagados por Mathieu Valery, donde se informa el proyecto de constituir el Jockey Club de Venezuela, a semejanza de Jockey Club  de  París,  con la finalidad de construir un hipódromo en Caracas, pero sin indicar su ubicación. En tales avisos se enumeran una serie de ventajas del negocio que se propone: Las carreras de caballos traen necesariamente el mejoramiento de la raza caballar, tanto por las rivalidades que producen entre los dueños de caballos, como por las serias ganancias que éstos pueden realizar. Las carreras mensuales y las internacionales que se celebren, harán afluir numerosa concurrencia á esta capital, lo que dará campo á muchos otros negocios y á mayores consumos, con lo cual se beneficiarán las industrias existentes, y de aquí las ventajas que reportará especialmente á Caracas. El Hipódromo que se construirá, es para carreras circulares, en que podrán tomar parte muchos caballos; de manera que difiere en absoluto del que se fabricó en años pasados y que debió llamarse con más propiedad “Campo de varillas” (El Tiempo, 186, Caracas, 23 de diciembre de 1893, p 2).     

 

Como se puede observar, se intenta promocionar la construcción del hipódromo como un negocio rentable e integral, que va a redundar en ganancias para los miembros de Jockey Club, pero además producirá beneficios económicos para la ciudad de Caracas, generará nuevos empleos y beneficiará a la cría de caballos. Por otra parte, se aclara que será un hipódromo donde se efectuará actividad hípica y no simples carreras de caballo contra caballo, como las que se realizaron en los Hipódromos de Sarría y de Distrito, los cuales son llamados en el aviso en forma peyorativa como campo de varillas.  

 

Después de muchas negociaciones, finalmente el 25 de mayo de 1895, Mathieu Valery logra firmar un contrato con el Concejo Municipal del Distrito Federal, en el cual se acuerda instalar un hipódromo en Caracas, en un lugar por elegir (GO. 6.438, Caracas,  25 de junio de 1895, p 2).

 

Los aspectos más resaltantes de dicho contrato son: Valery se compromete a construir un hipódromo en Caracas regido por los parámetros de los hipódromos establecidos en los países europeos; el término en que deberá construirse el hipódromo será de un año contado a partir de la firma del comentado contrato; Valery se compromete a llevar un registro de la genealogía de cada caballo que participe en las carreras y el nombre de su propietario; se establece que además de los impuestos que se deben pagar al municipio, el dos por ciento de las ganancias obtenidas por el hipódromo se destinará a labores benéficas, específicamente a favor de los hospitales de caridad existentes en Caracas; y por último, se autoriza al señor Valery a traspasar el contrato a la sociedad que constituya, lo cual efectivamente realizó al constituir el Jockey Club de Venezuela.

 

Se trata de un contrato muy completo que es el punto de partida del Hipódromo de Sabana Grande y de su contenido se puede concluir que dicho hipódromo fue producto de la iniciativa privada y de la autoridad municipal. Igualmente, llama la atención que en un contrato del año 1895, se previó un aspecto que ha sido constante en todos los hipódromos que ha tenido Venezuela hasta nuestros días y es el aporte del hipismo a labores en beneficio de la comunidad.

 

Luego de la firma del comentado contrato, era necesario determinar el lugar para la construcción del hipódromo. Dos lugares empezaron a mencionarse al respecto: El Valle y Sabana Grande. El Valle tenía la ventaja de tener una estación en funcionamiento del Ferrocarril Central y un tranvía. Llama poderosamente la atención, que la prensa de la época para mayo de 1895, se anunciaba que el hipódromo se construirá en Sabana Grande, pero en notas del mismo diario El Tiempo en agosto de 1895, se señala que el hipódromo se construirá a en El Valle: Ha sido acordado definitivamente con la empresa del Hipódromo de Caracas que se construya el edificio destinado á las carreras de caballos en el Rincón del Valle. Bien elegido está el sitio por la cercanía á la capital, las facilidades del terreno que apenas necesitará trabajo alguno de nivelación y el cómodo acceso que ofrecen las líneas de tranvías y carruajes ya establecidas (El Tiempo, 654, Caracas, 21 de agosto de 1895, p 2).

 

Esta indecisión en cuanto al lugar de construcción del hipódromo, lleva a la conclusión que se desató una lucha de intereses entre los partidarios de uno y otro sitio, debido a las ventajas económicas que produciría para la localidad elegida la construcción del hipódromo.

           

Dos hechos debieron influir necesariamente para que se tomara la decisión definitiva de construir el hipódromo en Sabana Grande: la construcción del tranvía eléctrico y la construcción de un acueducto en la zona.                 

 

El 15 de julio de 1895 el Concejo Municipal del Distrito Federal, suscribe un contrato con la empresa norteamericana “internacional Export and trading Company” para la construcción de un tranvía eléctrico en la ciudad de Caracas. El artículo 1° del referido contrato expresa: La construcción de un tranvía eléctrico que circunvalará la ciudad de Caracas, el cual se extenderá por todo el Distrito Federal, y que partirá  de una parte central de la ciudad por las calles que sean más convenientes, con estaciones terminales en El Recreo, El Valle, encima del Paseo Independencia, en el Cementerio General del Sur, en las estaciones de ferrocarriles, como también en cualesquiera otros puntos que puedan ser convenientes á los contratistas, siempre que sean en el Distrito Federal (GO. 6.463, Caracas, 25 de julio de 1895, pp 1-2).      

           

Probablemente, el hecho que influyó definitivamente en la construcción del hipódromo  en  Sabana  Grande,  fue  el  acuerdo  de  el  25  de  septiembre  de 1895  del Concejo Municipal del Distrito Federal para la construcción de un acueducto para conducir las aguas de las vertientes del Ávila a la parroquia El Recreo y la población de Sabana Grande. El considerando tercero del referido acuerdo señala la razón fundamental de la construcción del acueducto: Que es de absoluta necesidad dotar a la parroquia de “El Recreo” del beneficio de agua potable de que carece, población que de pocos años á esta parte ha progresado rápidamente, tanto en sus empresas agrícolas como en el desarrollo de otros elementos de prosperidad (GO. 6.520, Caracas, 30 de septiembre de 1895).

           

Tal como lo señala el acuerdo, para el año de 1895, era notable el crecimiento de la población de la parroquia foránea El Recreo lo que significa el comienzo de la expansión de la ciudad de Caracas hacia el este. Por otra parte, la construcción de un acueducto para dotar de agua potable a la zona, sugiere que la decisión de construir  el  hipódromo  en  Sabana  Grande era un hecho, por cuanto para el funcionamiento de un hipódromo es necesario abundante dotación de agua para el mantenimiento de la pista y de la ornamentación del hipódromo, así como para el consumo de las personas que laboran en el sitio y de los propios caballos.

 

Mientras concluía la construcción del tranvía, el Jockey Club de Venezuela contrató con la empresa administradora del Ferrocarril Central la construcción de un desvío al norte del hipódromo para la llegada de los trenes expresos los días de carrera. Al respecto Graciela Schael Martínez nos señala: El Hipódromo tenía dos entradas: una destinada para las personas que fueren en ferrocarril, el cual llega a las puertas del Campo de Carreras; la otra, destinada a las personas que viajan en coche, a caballo, a pie, estaba situada en el Camino Real, frente a la  Hacienda  Bello  Monte.  El  aludido  tren  era  el denominado Ferrocarril Central que, en su ruta servía de enlace entre o tros pueblos a Sabana Grande, Chacao, Agua de Maíz (Los Dos Caminos), Petare y Santa Lucía (Schael, 1983, p 16). 

              

IV. CONSTITUCIÓN DEL JOCKEY CLUB DE VENEZUELA

 

La entidad que se encargó y financió la construcción del Hipódromo de Sábana Grande, fue el Jockey Club de Venezuela constituido formalmente el 10 de agosto de 1895, a semejanza de los europeos, principalmente se tomó como modelo a imitar el Jockey Club de París. Desde el momento en que Mathieu Valery suscribe el contrato con el Concejo Municipal del Distrito Federal, se comienza a organizar la suscripción de las acciones para formar en Jockey Club de Venezuela.  Para junio de 1895, la formación de la sociedad estaba adelantada. Al respecto El Cojo Ilustrado en su inconfundible estilo nos señala: Aplaudimos la instalación de este centro de recreo, loable por las condiciones de cultura, de higiene y de utilidad que encierra. Por él, y con todas las prescripciones establecidas en estas sociedades, reportaremos entre otras ventajas la del mejoramiento de nuestras razas de caballos, las selecciones de la cría y los espectáculos de nuevas recreaciones sancionadas por las más avanzadas civilizaciones en los primeros países de Europa. Auguramos bien para la asociación y desde luego abrimos en nuestra Revista una sección ilustrada, destinada á sus trabajos (El Cojo Ilustrado, Caracas, 84, 15 de junio de 1895, p 371). 

           

Efectivamente, El Cojo Ilustrado le dio una amplia cobertura a las actividades hípicas con impactantes gráficas y reproducciones de las obras de arte de Arturo Michelena con motivos hípicos.

 

El Jockey Club de Venezuela es la entidad que tuvo a su cargo la construcción, dirección y administración del Hipódromo de Sabana Grande. El acta constitutiva de la Compañía Anónima Jockey Club de Venezuela,  fue inscrita en el  Registro Principal del Distrito Federal, el día 10 de agosto de 1895, bajo el número 44, folio 40 vto. a 41 vto., Protocolo Tercero, tercer trimestre de 1895. Sin embargo, para promocionar el Clásico Presidente de la República, el Instituto Nacional de Hipódromos, publica en un reciente aviso en la Revista Gaceta Hípica donde hace una breve síntesis de los inicios de nuestra hípica y señala que el primer Jockey Club de Venezuela fue fundado el 18 de agosto de 1895 (Gaceta Hípica No.2933, Caracas, 2933, 18 de abril de 2007), lo cual constituye un error, por cuanto la fecha correcta es 10 de agosto de 1895, como lo señala el documento debidamente registrado. El referido documento fue redactado en los siguientes términos: Nosotros, Alberto Smith, Carlos Zuloaga, Federico Alcalá, Juan José Michelena, Edgar Ganteaume,  Juan  G. Delfino, Francisco Becerra y Matheiu Valery, mayores de veinte y un años y domiciliados en Caracas, declaramos que habiendo formado una sociedad anónima que se llamará “Compañía Anónima Jockey Club de Venezuela”, con un capital de ciento diez mil bolívares divididos    en quinientas  cincuenta acciones de á doscientos bolívares cada una, de las cuales cien se entregarán liberadas al señor Mathieu Valery por aporte de un contrato con la municipalidad y planos y estudios y el resto debía ser suscrito por accionistas, está ya suscrito la totalidad del capital social y entregada en Caja por cada accionista suscriptor  de  acciones  la  cuarta  parte  del  monto de ellas. Como comprobante de esta declaración acompañamos para su archivo en la oficina de Registro, una lista de suscriptores de acciones, un estado de las entregas en caja por cuenta de las acciones y uno de los dos ejemplares del contrato de sociedad que se ha hecho por escritura privada. Respecto al aporte del socio señor Mathieu Valery que no consiste en dinero, se hará apreciar por la primera Asamblea General, en la forma que establece la ley (AGN, No.44, P. Tercero, F. 40 vto. a 41 vto.)

           

Revisando el mencionado cuaderno de comprobante nos encontramos con la lista de los accionistas  que  fueron  fundadores  del  Jockey  Club  de  Venezuela: JOHN BOULTON, GUSTAVO J. SANABRIA, FRANCISCO SUCRE, CHARLES R. ROHL, CARLOS ZULOAGA, ALBERTO SMITH, OCTAVIO ESCOBAR VARGAS, FRANCISCO J. SUCRE, JUAN S. DELFINO, FEDERICO ALCALÁ; JUAN JOSÉ MICHELENA, ARTURO MICHELENA, MARIANO MICHELENA, FELIPE S. TOLEDO, EDGAR GANTEAUME, FRANCISCO  L.  BECERRA,  MATHIEU  VALERY,   ALFREDO   DE  LA  SOTA,   LUCAS RAMELLA, ILDEFONSO AGUERREVERE, GUSTAVO TERRERO ATIENZA, HERMAN STELLING, J. USLAR, RICARDO CASTILLO CHAPELLÍN, EMILIO PEREZ VERA, A. FLEURY, EDUARDO PEYER, J. NÚÑEZ MENESES  y LUIS LANDAETA.

 

¿Quiénes  fueron  los fundadores del Jockey Club de Venezuela? De la referida lista se desprende que sus fundadores eran banqueros, comerciantes y en  general, miembros de la alta elite social de la época que buscaban un sitio de reunión, a semejanza de las asociaciones hípicas de Francia e Inglaterra y disfrutar de un espectáculo de corte aristocrático y de gran moda en Europa. Entre los miembros fundadores del Jockey Club de Venezuela podemos mencionar:

 

-Alberto Smith: Ingeniero, agrimensor y doctor en filosofía. Tres veces Rector de la Universidad Central de Venezuela. Fue hijo de Guillermo Smith, oficial de la legión británica quien seguramente le inculcó la pasión por el hipismo. Prestó sus servicios como ingeniero para la construcción del Hipódromo de Sabana Grande.

 

-Arturo  Michelena: El gran pintor se hizo aficionado al hipismo durante su estadía en Francia.  Fue   el   encargado  de  diseñar  la  ornamentación  del  Hipódromo  de  Sabana Grande. Arturo Michelena, fue un entusiasta hípico, propietario de caballos y utilizó el deporte hípico como motivo en varias de sus pinturas, incluso en una ocasión se corrió una carrera en el Hipódromo de Sabana Grande cuyo premio para el propietario del caballo ganador era un cuadro de Michelena denominado “caballos criollos vencedores en el campo de carreras del Jockey Club de Venezuela”, y la carrera fue ganada por el caballo “Rompelínea”, propiedad de los señores Tovar y Ustáriz  (El Cojo Ilustrado, No. 33, Caracas, 15 de junio de 1896, p 499). Fue propietario de caballos, entre ellos de la célebre “Calixta” y pintó varios cuadros con motivos hípicos, donando algunos para ser entregados como premios a los propietarios de los caballos ganadores de determinadas carreras.

Arturo Michelena

 

-Charles Röhl: Hijo del comerciante y banquero alemán Juan Röhl Wissel, quien fuera muy cercano a Guzmán Blanco.

 

-John Boulton: Hijo de Henry Lord  Boulton,  quien  era  para  la época el presidente de la Casa Comercial Boulton.

 

 -Gustavo J. Sanabria: Entusiasta aficionado hípico. Propietario de numerosos caballos de carreras. Siendo Gobernador del Distrito Federal en 1908, se convierte en el principal promotor del Hipódromo El Paraíso.

 

John Boulton Rojas

Gustavo J. Sanabria

 

-Carlos Zuloaga Tovar: hermano del fundador de la Electricidad de Caracas, Ricardo Zuloaga Tovar y sobrino del pintor Martín Tovar y Tovar.

 

-Lucas Ramella: Pionero de la industrialización de las panaderías y los aserraderos en Venezuela. (Diccionario de Historia de Venezuela, Caracas, 1997, tomo III, p 802).

 

aaa-Mathieu Valery: Nacido en Córcega, de origen noble. Llega a Venezuela como capitán de un  barco  de  su  familia  y  se  radica  en  el país. Fue aficionado al hipismo en Francia, y desde  1893  intenta  construir  un  hipódromo  en  Caracas.  Tras  varios  intentos fallidos, finalmente obtiene el apoyo de Joaquín Crespo y logra firmar un contrato con el Concejo Municipal para la construcción de un hipódromo en Caracas. Este es el contrato al que se refiere el documento de constitución del Jockey Club de Venezuela, y que constituye su aporte personal para la Compañía. Valery  fue  el  único de los fundadores del Jockey Club de Venezuela que asumió la empresa como un negocio y no como una simple distracción. En diversos avisos de la prensa de la época principalmente El Diario El Tiempo, promocionaba las ventajas del negocio hípico. Fue el importador desde Europa de la tribuna principal del Hipódromo de Sabana Grande, la cual estuvo en funcionamiento hasta el Hipódromo El Paraíso, así como de las tribunas colocadas en los primeros campos de béisbol.

 

V. LA ESPERADA APERTURA

 

Para la construcción del Hipódromo de Sabana Grande se contrataron los servicios del arquitecto Venter; se instaló la lujosa tribuna inglesa para albergar a los miembros del Jockey Club e invitados especiales; y Arturo Michelena, quien en sus tiempos en Francia fue asiduo visitante del Hipódromo de Longchamps, fungió de asesor en lo que respecta a la ornamentación de los alrededores del hipódromo.

 

 

A finales del año 1895, la construcción del hipódromo estaba muy adelantada. Una crónica del Diario El Tiempo relata: El día de año nuevo, fuimos á visitar á un amigo en el agradable pueblo de Sabana Grande y al ver pasar con dirección al Hipódromo á uno de los miembros de la Directiva del Jockey Club, nos animamos á visitar con él el campo de Carreras, sobre el que no teníamos la más ligera idea. Razón esta quizás de la muy agradable sorpresa que nos causó el Hipódromo. En efecto, ahora sí nos parece un hecho la realización  de las carreras en Venezuela. El sitio elegido para el Hipódromo es de lo más pintoresco y completamente plano; sembrado á pequeños intervalos con grupos de grandes árboles cuya sombra y frescura convidan á contemplar aquel delicioso paisaje. Nos sorprendió que todo esto concluido y pagado haya costado hasta ahora tan sólo unos cuarenta y cinco mil bolívares. Bien por la Junta Directiva. (El Tiempo, 703, Caracas, 2 de enero de 1896, p 2). 

 

Finalmente, el 1° de marzo de 1896 abrió sus puertas el Hipódromo de Sabana Grande. La inauguración fue todo un acontecimiento social y político para la época. Numerosas crónicas narran como la clase adinerada se trasladó al hipódromo en unos lujosos carruajes llamados “landeau” (Rodríguez Herrera, Caracas, 1954, p 5), mientras que la gente de modestos recursos llegaba en tren. Rafael Seijas Cook, quien fue testigo presencial de la inauguración relata: Joaquín  Crespo,  de  gran  gala,  doña Ana Jacinta, cuajada de pedrerías, su séquito de allegados y Ministros de Gobierno, enfundando una serie de carruajes de uso particular. La carroza particular de Manuel Antonio M, Ministro de Finanzas, derramaba elegancia por fuera y por dentro. Además estaban presentes el nuncio del Papa León XII, monseñor Tonti; el apelo arzobispal de Caracas, Críspulo Uzcátegui. A mayor abundamiento de altivez social, el Excelentísimo señor Allen Thomas, Ministro de los Estados Unidos del Norte, concede la gracia de actuar de Juez en la tarde de carreras (Seijas, 1957, p 82)

 

 

Al estilo del hipismo francés, se organizó un  espectáculo integral, es decir, no sólo carreras de caballos, sino otras actividades como la presencia de la famosa banda musical de Villena, que entonó los valses más populares del momento como “sobre las olas” del mexicano Juventino Rosas y “llorar y reír” del venezolano Francieri.

 

La concurrencia a la inauguración del hipódromo fue masiva y superó todos los cálculos. Aproximadamente ochocientas personas ocuparon la tribuna principal, más cuatro mil que se esparcieron por los alrededores del campo. Se disputaron cuatro competencias y se recaudó en apuestas la cifra de cuatro mil bolívares, a pesar de que se produjo un desperfecto en el sistema de jugada que impidió apostar las dos últimas carreras. La prensa resaltó la numerosa asistencia, la lucidez del espectáculo, pero también criticó el mal estado de los caminos de acceso a Sabana Grande: Llega á veinte mil bolívares lo invertido por los caraqueños en sólo billetes de entrada para dicho espectáculo; amén de lo que se gastaron en coches, tranvías y trenes, y aún lo pagado á las tiendas de modas por los lujosos trajes estrenados en la fiesta de Sabana Grande, por las damas que honraron y animaron con su presencia el notable sport. El desfile que ha podido ser lucidísimo perdió toda su brillantez a consecuencia del polvo del camino y de las calles, que obligaban á mantener cerrados los centenares de coches que condujeron las familias, y que convirtió en yankees a nuestras morenas, y en ingleses a nuestros trigueños (Diario de Caracas, 725, Caracas, 2 de marzo de 1896, p 3).

Contest de Don Jorge Uslar, primer ganador del Hipódromo de Sabana Grande

           

En el año de 1896, las actividades hípicas se popularizaron en Caracas y la directiva del Jockey Club incrementó los programas de carreras. Al respecto la Revista Hípica El Látigo señala: Tres etapas se realizaron en el año inicial, la del 1° de marzo que finalizó el 10 de mayo, una segunda, de tres reuniones, comenzando el 12 de julio y la tercera, que comenzó el 6 de  diciembre  para  finalizar  el  14 de  febrero de 1897 (El Látigo, 132, Caracas, 22 de julio de 1944, p 1).

 

Fue tan grande el auge del hipódromo y el incremento que produjo en la economía de la pequeña localidad de Sabana Grande que se construyó una línea telegráfica para informar a los caraqueños los resultados de las carreras, lo cual redundó en progreso para toda la parroquia foránea del Recreo. Fue así como el telégrafo se convirtió en el primer medio de difusión de las actividades hípicas en Caracas. Sobre este particular Aquiles Nazoa expresa: En 1895, bajo la presidencia del general Joaquín Crespo, se inauguró el Hipódromo de Sabana Grande, con el que comenzó la expansión de la ciudad hacia el Este. Al año siguiente, para dotar a aquel centro deportivo y social de Caracas de lo que podríamos llamar un refinamiento técnico, le fue concedido al veterano periodista, humorista y telegrafista caraqueño Maximiliano Lores, un permiso para tender una línea telegráfica de Sabana Grande a la capital, destinada a trasmitir las carreras de caballos directamente desde el hipódromo. Así los apostadores y aficionados que no podían asistir al espectáculo, se reunían los domingos en la estación telegráfica de Caracas a esperar los boletines con los resultados que enviaba Lores, y cuyo texto se comunicaba al público por un pizarrón colocado a la puerta de la oficina (Nazoa, 1967, p 82).  

           

           

En el año de 1897, a pesar de la enorme concurrencia de público a  cada tarde de carreras, se produce un gran desorden tanto en materia administrativa como en la organización misma del espectáculo por parte del Jockey Club de Venezuela, que comienza a afectar seriamente a la actividad hípica caraqueña. Durante ese año fueron constantes los reclamos por las decisiones de los jueces de partida y las irregularidades en el sistema totalizador de apuestas. En este sentido Flamerich señala: Otro  problema que confrontó el Jockey Club de Venezuela fue con algunos señores que se desempeñaron como jueces de partida y al no ser competentes en su oficio aceptaban como válidas algunas largadas (que se daban con banderas -roja y azul- luego de que los jinetes emparejaban sus cabalgaduras detrás de la línea de partida) a pesar de que unos ejemplares arrancaban con una ventaja considerable, lo que causaba muchos perjuicios a los propietarios de algunos ejemplares y desagrado en gran parte del público. La acumulación de estos imprevistos les debe haber causado mucha pérdidas y dolores de cabeza a los accionistas del Jockey Club, quienes debieron aumentar el capital de la empresa para afrontar las deudas acumuladas y que, a pesar de su buena voluntad y de mucho trabajar, casi van a la quiebra. (2005, p 293).         

           

Además de los problemas internos del Jockey Club, desde el año de 1898 hasta 1899, se produce una gran inestabilidad política en Venezuela como consecuencia de la muerte de Crespo, la debilidad del gobierno de Andrade y la toma del poder por parte de Cipriano Castro. Esta severa crisis imposibilitó la normal continuación de las actividades hípicas. Hubo intentos de reanudar las actividades en el Hipódromo de Sábana Grande, pero la situación económica del Jockey Club era precaria y fue necesaria la liquidación en pública subasta de los activos del Jockey Club de Venezuela el 7 de noviembre de 1899: El Sr, Juan Matherán adquirió todo el inventario ofertado por la suma de veinticinco mil bolívares. Los caneyes, los bancos de madera, la tribuna, sillas mesas, vasos, perforadoras de boletos, 1 docena de obras artísticas, un aguamanil del hierro, 8 pizarras de madera, 13 libros empastados que tratan sobre la cría caballar, 1 lavamanos, 3 tomos del Stud Book de Venezuela, 1 un cuadro pintado por Arturo Michelena, 3 pares de polainas, 3 gualdrapas, 2 casacas de jockey y 3 banderas. (AJCV. L. 2, p 107).  

 

El hipódromo es abandonado, la maleza cubre lo que fue la pista, y los caballos, algunos regresan al exterior y otros son llevados a las haciendas de sus propietarios. El terremoto de 1900, paralizó la expansión de la ciudad de Caracas hacia el este y despertó el interés de la sociedad caraqueña por la localidad de El Paraíso. Fue  precisamente en esa zona, donde se va a construir en 1908 el Hipódromo El Paraíso, heredero no sólo de la tribuna adquirida por Valery para el Hipódromo de Sábana Grande, sino de la afición hípica que nació en los campos de la parroquia foránea El Recreo. 

 

VI CONCLUSIONES

 

En el año de 1896 en la localidad de Sabana Grande, parroquia foránea El Recreo es inaugurado el primer hipódromo caraqueño donde se realizaron actividades hípicas y no simples carreras de caballos.

 

La construcción del hipódromo en Sabana Grande obedeció en buena parte a la expansión progresiva de la ciudad de Caracas hacia el este a finales del siglo XIX. El hipódromo contribuyó al progreso de la parroquia foránea El Recreo. Por una parte, fue un factor para atraer inversiones a la zona, y por el otro, propició la construcción de estaciones de tren, de tranvías eléctricos, de acueductos  y de líneas telegráficas.

 

El punto de partida del Hipódromo de Sabana Grande es la constitución del Jockey Club de Venezuela, formado por la elite social de finales del siglo XIX, que procuraba tener un sitio exclusivo de reunión y recreación a semejanza de la moda hípica europea. La referida entidad tuvo a su cargo la construcción, el financiamiento y la administración del Hipódromo de Sabana Grande. 

 

El espectáculo hípico tuvo gran aceptación popular, lo cual se reflejó en la masiva concurrencia a todas las tardes de carreras que se desarrollaron el Hipódromo de Sabana Grande.

 

La primera experiencia hípica caraqueña tuvo una efímera duración. Debido a problemas económicos e improvisaciones en la organización de las actividades hípicas por parte  del Jockey Club, así como a la situación conflictiva de la política venezolana de finales de siglo, el Hipódromo cerró sus puertas con apenas tres años de actividad y de esa manera también fracasó el primer intento de expansión de la ciudad de Caracas hacia el este, la cual tendría que esperar varías décadas para poder consolidarse.  

 

BIBLIOGRAFÍA

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FUENTES DOCUMENTALES

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FUENTES DOCUMENTALES IMPRESAS

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FUENTES HEMEROGRÁFICAS

El Tiempo, Caracas, 1893-1900 (BN.HNLM.MF, Rollos T-6 a T- 20).       

Diario de Caracas, Caracas, 1895-1896. (BN.HNLM.MF, Rollos D-47-D-48).

Gaceta Oficial de los Estados Unidos de Venezuela, Caracas, 1895 (BN.PO. Nos.6.438, 6.463 y 6.520).

El Cojo Ilustrado, Caracas, 1895-1897.    

Revista El Látigo, Caracas. 1928-1944 (AJCV).

 

DICCIONARIOS

Diccionario de Historia de Venezuela. (1997). Caracas. Fundación Polar.

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 25 de Marzo de 2010

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