Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Caso Inédito

Llave con siete participantes

Por Juan Macedo

 

Desde los inicios del hipismo, la figura de las llaves ha jugado un papel importante. Su función ha sido variable y ha dependido de las circunstancias. Un ejemplo clásico fue agrupar en llaves en las carreras con más de 12 participantes por las limitaciones de la pizarra electrónica y en el juego del 5y6; también fue utilizado para agrupar a los participantes de un mismo entrenador y/o propietario, para evitar suspicacias entre el público apostador.

 

En los inicios del Hipódromo La Rinconada, durante la década de los 60 y 70, era muy común observar llaves de dos participantes en la mayoría de las carreras de una reunión de carreras, derivado a que el lote de corredores podía llegar a 14 inscritos, incluso ocasionalmente se podían ver carreras con 16 y hasta 18 corredores, especialmente en las pruebas clásicas o copas (condicionales especiales). Habían momentos donde veíamos carreras con llaves con 3, 4 y hasta 5 participantes.

 

Casos especiales como el Clásico Asociación Hípica de Propietarios de 1979 y el Gran Premio Selección de Fedeharas (versión potras) de 1982 se presentaron llaves con 6 participantes; en ambos casos fue una combinación de entrenadores y propietarios que propició esas situaciones tan particulares.

 

Pero antes de esos casos, el miércoles 12 de octubre de 1966, en la cuarta carrera donde se disputó el Trofeo VII Congreso Panamericano de Ejecutivos de Venta y Mercadeo, apareció una llave de siete (7) ejemplares por copropiedad.

 

La sorpresa fue general para la prensa, los aficionados y hasta los directivos del hipódromo. Y es que en nuestro hipismo se hizo común ver caballos con más propietarios que pelos puedan tener, también propietarios con muchos Studs creados con diferentes socios.

 

Incluso se estudió la manera de formalizar la cuestión de la copropiedad para ponerse coto a ese problema que hacía aún más difícil el manejo de la cuestión administrativa.

 

Y no es que existiera oposición al entusiasmo de quien o quienes quisieran ser dueños, aunque fuera de media pata de un caballo de carrera, pero el hipódromo debía imponer una política empleada hasta ese momento.

 

 

La llave en cuestión fue la N°8 integrada por Trefle y Persivale, presentados por Domingo Noguera Mora; Purahei, por Santiago Luis Ledwith; Snow Man y Lonjeado, por Millard Ziadie; Decebal y Anita María, por Arturo Muñoz.

 

En una decisión poco convencional, la llave no se tomó en cuenta para los juegos de Ganador, Descarte y Placé. Y piensen ustedes el monumental enredo que pudiera presentarse con una llave como esa a la hora de que alguno de sus componentes hubiese causando tropiezos a otros competidores y otro de sus componentes resulte ganador… Habría que distanciar al ganador y cuidado sino a la descalificación de todos los integrantes de la llave en el caso de que el tropiezo fuera tan grave como una rodada.

 

Fuentes: Revista Gaceta Hípica, imágenes gentilmente proporcionadas por Don Manuel Corral y Juan Luis Orta.

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, miércoles 30 de noviembre de 2022

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