Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Leyenda Beduina

La creación del Caballo

Por Gustavo Lepage

 

Nota del editor: este relato publicado en la revista Hípica Zuliana es una de las tantas leyendas que envuelven la creación del Caballo Árabe. Interesante sin dudas, pero al igual que las demás leyendas no hay una sola prueba arqueológica para confirmarlo. "El mayor enemigo de la verdad a menudo no es la mentira, deliberada y maléfica, sino más bien el mito, persistente y persuasivoJohn F. Kennedy.

 

Según se cuenta, las salvajes tierras de la Arabia y el idioma arábigo de los ángeles, fueron regalo de Dios a Ismael, hijo de Abraham y de una esclava de Egipto. Ismael era pastor y cazador; inventó el arco y la fecha para matar al lobo, la pantera y el antílope.

 

Ismael construyó un altar con madera de acacias para honrar a su Creador. Lo adornó con negras plumas de avestruz y lo llamó El Arca del Desierto (el trono del Espíritu de Dios).

 

En esos días, Dios ordenó a Gabriel que le regalara a Ismael una de sus monturas celestiales. Ismael dormía en las rojas arenas del desierto, cuando el Ángel del Señor descendió a su lado. Un fuerte viento se arremolinó hacia él, levantando con sus pies la roja arena, esparciéndola con el chorro de sus narices y gritando ferozmente. Gabriel detuvo la tormentosa nube con su brazo extendido y tomando la totalidad de la misma con su mano, la condensó y por la majestad de Dios Viviente la convirtió en el caballo del desierto (el bebedor de los vientos). Ismael despertó de su sueño para ver en la cresta de una roja duna al hermoso animal y confundiéndolo con un gigantesco antílope, tomó su arco y flecha para abatirlo. Pero Gabriel sujetó su brazo y exclamó “hijo de Abraham, esta criatura es amiga de Dios. Se me ha enviado a regalártela porque eres puro y tu espíritu no está manchado con el culto de los dioses paganos. La criatura que parece hembra de antílope, será madre de bienestar y bendiciones para ti, destruirá a tus enemigos, será recipiente de gozos. Ligera como la pantera te llevará, ágil como el lobo. Con coraje defenderá su persona y tu casa. Ajena a las adulaciones compartirá tu alimento y morará con tus hijos en el reino de la paz. Ella es del Quwad, de aquellos que son conducidos y sin embargo siguen libremente. La criatura color antimonio tendrá un hijo de su mismo color e igual perfección”.

 

Gabriel puso su mano sobre el cuello de la yegua y le acercó a Ismael diciendo “toma en tu mano su crin y bendícela en nombre del Creador”. Ismael bendijo a la criatura y el Ángel desapareció.

 

Al retirar Ismael su mano del animal, este relinchó y acercó su cara a la mejilla de Ismael y el hijo del desierto supo que le reconocía y que su voz era la voz de un amigo. La criatura siguió a Ismael hasta su tienda y éste repitió las palabras del Ángel a su familia.

 

La fisonomía de la criatura no era inferior en belleza a la del hombre. Ismael exclamó “el Dios Viviente me ha dado una herencia digna de mi padre Abraham”.

 

El cazador salvaje y el antílope del desierto se convirtieron en inseparables compañeros y a Ismael se le dio el nombre de Faris, el primer jinete entre los hijos del hombre. Ismael decía a sus vecinos “esta criatura cuyos cascos son como el ónice, cuya piel está pintada de antimonio y cuya crin es como un dátil maduro, esparcirá entre todos la paz y el temor no nos conquistará nunca más”. Los amigos de Ismael se dirigían a la criatura diciendo “Oh estrella matutina, brillante y lustrosa, la flor de nuestra juventud se agrupa a tu lado”.

 

Tal como había prometido el Ángel, llegó el día cuando un potro del desierto nació de la Kuhaylah. Para proteger al potro durante los viajes, los Ismaelitas lo montaban sobre un camello mediante un asiento de cuero de cabra. Todo el día el potrillo fue cargado por el poderoso camello, hasta que Ismael y sus hijos sentaron campamento. Pero al bajar al potro del camello, observaron que estaba paralitico. Ismael se aprestaba a matarlo rápidamente, pero de nuevo el Ángel del Señor se hizo presente e interfiriendo dijo “debe el hombre siempre dudar de la palabra del Señor, Dios hará que el desechado invalido sea el más honrado y noble de todas las criaturas”.

 

El potro inválido llegó a ser el fundador de los verdaderos caballos árabes del desierto, el padre de los hijos de su madre y hermanas.

 

Hay una verdad que nos da coraje, Dios puede usar a los desechados y a las partes imperfectas de la Creación para glorificar el trabajo de sus manos.

 

Fuentes: extraído de la revista Hípica Zuliana

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, sábado 30 de abril de 2022

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