Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

John Scott, el mago de Whitewall

Editado por Juan Macedo

 

Hace más de cien años, Whitewall era uno de establos más importantes de la Gran Bretaña. Hoy está abandonado o desierto. John Scott era el mago de la preparación en Whitewall. En 1871 murió y legó el establo a su esposa, que murió en 1891. Luego Whitewall fue vendido a Tom Bruckshaw, jinete retirado, quien duró allí hasta 1902.

 

John Scott llegó a Whitewall en 1825. Se convirtió en el genio de los preparadores y lo llamaron el mago de Whitewall. Había nacido en 1794. A los diez años de edad galopaba caballos para su padre. A la edad de trece desensilló su primer ganador. Ocho años más tarde se iniciaba como preparador

 

John Scott compró el establo en 1825. Cuando lo recibió tenía veinte puestos y Scott amplió las instalaciones hasta 100 puestos. Nadie para entonces tenía más caballos bajo preparación en la Gran Bretaña que John Scott. Cuando finalizó su vida, pueden contabilizársele 39 ganadores clásicos, una proeza que ni el gran John Porter pudo igualar.

 

Scott ofreció este record al pasar a mejor vida: siete veces las 2000 Guineas, tres veces las 1000 Guineas, cinco veces el Epsom Derby, ocho veces las Oaks Stakes y 16 veces el St. Leger. John Porter, grande entre los grandes, en cambio ofreció este record: cinco veces las 2000 Guineas, dos veces las 1000 Guineas, siete veces el Epsom Derby, tres veces las Oaks Stakes y seis veces el St. Leger.

 

William Scott, hermano de John, montó a cuatro de sus ganadores del Epsom Derby. También le montó nueve ganadores del St. Leger y tres ganadoras del Oaks Stakes. Pero William era demasiado amigo de las copas y murió ahogado en ellas a la temprana edad de 50 años. Todos los caballos, jinetes, propietarios y demás personalidades que aparecen ligados a los ganadores clásicos de John Scott, hicieron historia en el hipismo británico.

 

Es curioso que el mejor caballo que según Scott pasó por sus manos, no aparezca en el recuento de sus ganadores clásicos. Se trató de Velocipede. William Scott dijo siempre lo mismo al sostener que Velocipede era el mejor caballo que había guiado en su vida. Velocipede era hijo de Blacklock y nació en 1825, viviendo hasta 1850. En vísperas del St. Leger se lesionó un tendón. No obstante, lo corrieron en tan brava carrera y terminó tercero. Aunque su lesión se agravó, Velocipede siguió corriendo con cierta invalidez que no ocultaba ni en el andar ni en el correr ni en nada. Manco como estaba, Velocipede ganó la Copa de Oro de York y otras buenas carreras. Después de Velocipede, John Scott tenía calificado como mejor caballo a Touchstone. Luego calificaba a Cotherstone y a West Australian.

 

John Scott decía en sus memorias lo siguiente de Velocipede: “Yo entrenaba a Velocipede, de potrillo, contra una yegua de 4 años llamada Cyprian. Ella le daba 18 libras al potro. Mi hermano William montaba a la yegua mientras Bob montaba al potrillo, que hacía mucha fuerza y se escapaba. Mi hermano le preguntó a Bob ¿A dónde diablos vienes con ese potro? Bob le contestó: ¡es que no puedo contenerlo! William le dijo que lo dejara escapar y Velocipede le ganó a Cyprian por doce cuerpos. Ese día mi hermano y yo tuvimos la certeza de que Velocipede era un gran caballo

 

Por supuesto, Whitewall se convirtió en el centro del mundo hípico británico. Allí donde John Scott acudía lo más granado del hipismo inglés. Su fama, sus éxitos, la simpatía de todos y la hospitalidad que brindaba el establecimiento, adquirieron fama nacional. Los grandes preparadores hacían consultas y salían complacidos. Scott era un sabio y sin embargo era humilde. El establo era grande pero sencillo. Nada de arquitecturas impresionantes ni fashionables. Era más bien anticuado, aunque de boxes amplios y ventilados.

 

La ventilación era un aspecto revolucionario del establo de Scott. Para su época los preparadores creían que la ventilación era perjudicial para los caballos y cerraban todas las rendijas y huecos que pudieran permitir la entrada de aire.

 

John Scott trabajaba a base de tres o cuatro vueltas de milla o caminatas colina arriba. Solía hacer sudar a los caballos. Luego sobrevenía una sesión de rasqueta, tenido en esa época como un gran ejercicio. Terminada la sesión de rasqueta, el caballo recibía un galope largo de 1000 o 1200 metros.

 

Esa no era una regla. El entrenamiento era variable. Otros caballos caminaban durante largas horas. Otros trotaban. Pero cada caballo era un atleta y hacía lo que quería, sintiéndose contento y feliz. Scott adivinaba lo que el caballo quería.

 

Su técnica era severa. Un caballo de él necesitaba una patas a toda prueba. John Porter, su rival de siempre, decía en sus memorias, que el secreto de los éxitos de John Scott en el St. Leger obedecía a que preparaba los caballos con cuatro meses de anticipación. Es decir, antes de la carrera, les daba un descanso público de tres meses durante los cuales los sometía a un entrenamiento riguroso como el descrito arriba. En el mes anterior a la carrera, los caballos estaban listo para cualquier esfuerzo y nunca fallaban.

 

Los funerales de John Scott tuvieron un sabor real. Asistieron príncipes, condes, duques y muchos nobles y aristócratas. Posteriormente se le erigió un monumento con una larga inscripción probatoria de la lealtad de su personal y sus amigos.

 

Fuentes: publicado por la revista Turf el año 1963

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, miercoles 31 de agosto de 2022

Copyright 2000, Anécdotas Hípicas Venezolanas C.A. Todos los derechos reservados