Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Equipoise

El caballo del perfil griego

Editado por Juan Macedo

 

Perfil griego, por antonomasia, es belleza facial sin objeciones. Para referirse a la belleza física de Equipoise se le dice el caballo del perfil griego. Lo llamaron por el color achocolatado de su pelaje “El Soldado de Chocolate”. Pocos caballos fueron tan populares como él. Según sus preparadores respectivos, los caballos tienen pequeñas diferencias. Citation, por ejemplo, era un poquito largo de espalda. Tom Fool tenía unas feas orejas. Hill Prince tenía el cuello bastante grueso. Y así, pequeños detalles que le restan belleza a un caballo. Equipoise no tenía fallas. Era perfecto, precioso, admirablemente lindo en lo físico. Casi lo fue en la pista.

 

La generación de dos años de 1930 fue copiosa. Fue el mejor grupo de la década que comenzó en 1920 y quizá en los veinte años a partir de 1910. Recordemos a Equipoise, Twenty Grand, Jamestown, Mate, Don León, Epithet, Vander Pool, Tambour, Sweep All y Baba Kenny. Cada uno de ellos, por separado, en diferentes generaciones, habría sido crack de cracks. Para ser el más lindo y el mejor de todos había que serlo de verdad. Equipoise lo fue.

 

Lo cierto es que el campeón tenía que serlo atendiendo a los desafíos del consagrado grupo. Cualquier falla o infortunio determinaba la derrota de alguno. Para ganar en ese lote había que tener calidad porque en él los triunfos iban de un lado para otro. En una palabra, se ganaba y se perdía.

 

Equipoise fue criado por Cornelius Vanderbilt Whitney. Sus dos primeras carreras fueron triunfos con los colores de su criador. En el tercer intento se topó con un potro maduro, mas hecho, llamado Vander Pool, Equipoise llegó tercero. Pero se tomó la revancha en el Youtful Stakes. Equipoise ganó por cinco cuerpos y demostró ser el mejor. Vino de atropellada y al encontrarse en la recta con una cortina de caballos, se abrió paso a través de ella, ocasionando desastres. Ese hábito de meterse en pelotones de caballos le ocasionó la pérdida de muchas carreras. Si no le daban paso el se lo buscaba. Por eso lo distanciaron en el Youthful Stakes. Fue el primer castigo y no iba a ser el último.

 

Cuatro animales se disputaban el honor de ser el mejor de los dos años: Twenty Grand, Jamestown, Mate y Equipoise. Al terminar el año, la lucha era cerrada y divididas las opiniones para designar al mejor. Después de su distanciamiento en el Youthful Stakes, Equipoise ganó el Keene Memorial Stakes y el Juvenile Stakes. En ambas ocasiones derrotó a Happy Scot, un excelente prospecto de su generación. Luego derrotó a Polydorus,  grandes en esa pléyade de precoces, en el Great American Stakes y en el National Stallion Stakes. Ganó ambas carreras al comando único, es decir, de punta a punta. En la siguiente salida se las vio con el inmortal Jamestown, que estaba como “filo de navaja” y venía fresquecito, con las energías intactas y crecido por sus victorias en Saratoga. Hasta aquí llegó Equipoise a vérselas con Jamestown en el Saratoga Special. Fue tanta la velocidad de Jamestown, que a Equipoisese le brotaron los ojos” sin poder darle alcance. Perdió por 2 ½ cuerpos.

 

Era evidente que el Futurity podía ganarlo cualquiera y no había candidato sobresaliente. Jamestown y Equipoise se la jugaron desde la salida. Jamestown logró mejor partida que Equipoise. Aunque el primero se cansó a medida que se acercaban a la raya, alcanzó a derrotar a Equipoise por una cabeza.

 

Fue esa la última carrera que hizo Jamestown en la temporada. En el balance ganaba la partida. Pero la sensibilidad popular admitía a Equipoise como mejor caballo.

 

Sin la oposición de Jamestown, Equipoise parecía con el Eastern Shore Handicap a su disposición y así fue. En el Junior Champion Stakes se encontró con Twenty Grand, que recibía 5 kilos de Equipoise. Tal ventaja hizo que Twenty Grand le ganara por ½ cuerpo.

 

En el Kentucky Jockey Club, la lucha fue emocionante. Ambos potros se turnaron, cabeza a cabeza, en todo el recorrido. Otra vez ganó Twenty Grand por una cabeza, en 96 segundos para la milla, el mejor tiempo que se había agenciado en su historial. Debido a que esa carrera se hizo a pesos iguales, se dedujo que Twenty Grand era mejor que Equipoise.

 

Pero en el Pimlico Futurity, la realidad dio al traste con la expresión de la lógica. Equipoise y Twenty Grand salieron a vérselas. Entre ellos iba Mate porque los demás competidores no estuvieron nunca en la pelea. No obstante, entorpecieron mucho la acción de Equipoise. Este salió muy lento y se vio impedido por una cortina de animales. Iba tan lejos que por momentos se tuvo la impresión de que había largado con retardo. Mientras tanto, el público estaba pendiente de la lucha delantera de Mate y Twenty Grand, razón por la cual no apreció las maravillas que hacía Equipoise desde el fondo. Justo en el momento en que Twenty Grand estiraba el pescuezo para ganarle a Mate en la raya, surgió Equipoise como una exhalación y lo mató por ½ cuerpo al cruzar la sentencia. Equipoise perdió las herraduras de las manos.

 

Equipoise resultó el líder del dinero en su edad y división con US$150.995. Fue el mejor de dos años (compartido con Jamestown). Pudo haber sido el Campeón, al trasponer los tres años, pero se avecinaba un desastre.

 

Comenzó ganando una carrera en Maryland, en forma que no satisfizo. Luego intervino en el Chesapeake Stakes y llegó último sin ser el gran caballo de antes. Fue a la Preakness Stakes y se tambaleó en la partida y se mantuvo embotellado en todo el trayecto. Después se anunció que tenía un casco quebrado. O sea que se revelaba en toda su intensidad el mal que lo hizo perder las dos herraduras en el Pimlico Futurity. No volvió a correr durante un año. Iba a reaparecer a los cuatro años.

 

Reapareció ganando una carrera común. Luego ganó el Harford Handicap y el Toboggan Handicap. Ganó con suma facilidad el Metropolitan handicap. Volvía, por lo visto, a ser el Equipoise de antes.

 

Viajó a Chicago y debutó ganando y marcando un record que duró 20 años y que no lo batió caballo alguno hasta tanto no mejoraron la pista. Allí quisieron que Jamestown, su gran rival, se enfrentara con él en un desafío especial. Se dispuso que Jamestown llevase 53 kilos y Equipoise 59. Jamestown salió disparado para aprovechar el handicap, pero Equipoise se le prendió de los talones y no lo dejó escapar. A medida que corrían, más veloz era la carrera. Cuando entraron en la curva fina, Equipoise no se había decidido a un esfuerzo total, pero Jamestown volaba como el gran campeón que era. En la recta, Equipoise lo pasó de un estirón, sin ser exigido, ganando por tres cuerpos y estableciendo record mundial de 94”2 para la milla.

 

¡Qué espectáculo! Serio, sereno, sin cansancio alguno, Equipoise alzaba su preciosa cabeza para agradecer los aplausos ensordecedores que le tributaban. Que no diga nadie, que lo haya visto aquella tarde, que Equipoise no sentía tales aplausos. Los sentía, los gozaba y los agradecía. Jamestown lucia cansado, descorazonado. Había hecho un gran esfuerzo. Si hubo un Equipoise mejor que él, suya no era la culpa.

 

En el Star And Stripes Handicap, derrotó a Tre Avon y a Dr. Freeland. En la Arlington Gold Cup destrozó a gusto a Mate. Eso hizo que le vaciaran un cerro de plomo encima. Así que en el Arlington Handicap, cargó 64 kilos. Por eso Plucky Play, con 50 kilos, lo derrotó por un pescuezo. Así terminó su campaña en el Oeste.

 

Volvió a Saratoga y ganó el Wilson Stakes y el Whitney Stakes. A cuenta de viejo, los handicapers se desquitaban echándole plomo a Equipoise. Así ganó, con 60 kilos, el Havre de Grace Stakes. Después, por exceso de kilos, perdió las dos últimas.

 

Durante tres años, Equipoise fue el campeón de los caballos de handicap donde cada triunfo es un bloque de plomo sobre sus costillas. Un crack de tres años puede hacer maravillas. Pero ellas terminan cuando se arriesga con el peso que le toca en competencias de handicap. Un caballo tiene su límite para soportar kilos. Pero el handicapper no tiene límite para obligarlo a cargarlo. Puede, un caballo ser el mejor. Pero un handicapper puede arruinarlo y reducirlo a la impotencia con los kilos que lo obligan a cargar.

 

Ese camino fue el que le señalaron a Equipoise en 1933, cuando tenia 5 años de edad. Y, sin embargo, lo trajinó con estilo, soltura y grandeza. Siempre con el plomo máximo encima, ganó el Philadelphia Handicap, el Metropolitan Handicap y el Suburban Handicap. Aún ganó, finalmente, el Arlington Handicap, donde cargó 65 kilos.

 

Después ganó por segunda vez el Wilson Stakes. Ganó la Hawthorne Gold Cup y la histórica Saratoga Cup. En sus dos últimos intentas, lo volvieron a molestar las lesiones de los cascos de las manos. Eso y los 64 kilos permanentes lo redujeron a un tercer lugar.

 

En 1934 salió a las pistas, otra vez, con el peso máximo. Pero ya los kilos lo iban deteriorando. Y aquellos cascos que se rompían, como si fueran de cartón mojado. Tan mal estaba, que hubo que sacarle los cascos y esperar a que le salieran nuevamente. Curado una vez más, ganó la Philadelphia Handicap, con 62 kilos. Y la Dixie Handicap, dándole diez kilos al mejor caballo después de él. Su próximo compromiso fue el Metropolitan. Mr. Chase, un pobre caballo, rodó en carrera y hubo que sacrificarlo. Ganó Equipoise, pero fue distanciado por molestar a Mr. Khayyam. Por pequeña diferencia perdió el Suburban con Ladysman, dándole diez kilos. Terminó su campaña de pistas ganando la Whitney Gold Trophy Handicap.

 

Equipoise corrió 51 veces. Ganó 29, fue segundo diez veces y tercero en cuatro. Ganó US$338.610 en la época de la depresión. Fue hijo de Pennant en Swinging.

 

Murió joven, siendo padrote, en 1938 por una infección intestinal y dejó buena descendencia, tanto así que 4 años después fue Líder Semental, entre sus más destacados descendientes están Shut Out (ganador del Kentucky Derby y Belmont Stakes), Swing And Sway, Equifox, Level Best, Attention, Bolingbroke, entre otros. Fue incluido en el Salón de la Fama del Hipismo Norteamericano en el año 1957.

 

Cuando fueron a enterrarlo. John Harver, decano de los escritores hípicos, leyó estas palabras: "Aquí enterramos a la viviente armonía física de un caballo; al ritmo y modulación de un cuerpo; al punto y contrapunto que fue canto en la vida y música en el corazón".

 

Fuentes: Basado en un trabajo publicado en 1960 en la Revista Gaceta Hípica, www.wikipedia.com, www.pedigreequery.com, www.about.com.

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 27 de octubre de 2011

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