Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

El Curragh, cuna de campeones irlandeses

Editado por Juan Macedo

 

El Curragh, en Irlanda, es el Newmarket de Inglaterra o el Chantilly de Francia. Todo irlandés sabe el camino de El Curragh, así como los mahometanos saben el camino de La Meca.

 

El Curragh o la sabana hípica es una llanura de 5.000 acres algo así como 2.000 hectáreas. Allí están los pastos más verdes de Irlanda. Queda a media hora de camino de Dublín. Allí se corre el lrish Derby.

 

 

La pista es una gigantesca alfombra verde. El único contraste son las barandas de la pista, de un blanco esplendente. En los años 60 se construyeron nuevas tribunas para lograrles mayor comodidad a los aficionados. Las barandas son de material plástico de uso único en el Curragh.

 

La Pista tiene un trazado perfecto. Los primeros 600 metros son fáciles, permitiendo un cómodo desenvolvimiento a los caballos. Luego viene una suave vuelta hacia la derecha. De inmediato una leve subida durante 600 metros más. Finalmente una balada suave de otros 600 metros. Como se verá, es una pista para probar la velocidad y resistencia de un caballo.

 

El caballo que gana el Derby Irlandés es un animal de fama mundial y asegura su sitial en la historia. Las entradas a las carreras no discriminan a nadie. La diferencia de precios de la entrada en la tribuna principal y las tribunas donde se encuentran las estrellas del cine, de los astros de toda especialidad y de los miembros de la nobleza, es poca. Si el aficionado no tiene dinero, desde cualquier sitio de la inmensa llanura puede ver el Derby o cualquier otra carrera.

 

La llanura de El Curragh aparece en la historia de la literatura irlandesa del primer siglo de nuestra era, como un campo en donde tenían lugar las competencias de carros de dos ruedas. Más tarde sucedieron allí las primitivas competencias atléticas. Nunca las actividades agrícolas e industriales han intentado tocar las llanuras de El Curragh.

 

Se cuenta que los caballericeros lo llaman el Valle de Santa Brígida. Y se cuenta que el Rey Leinster, avaro del siglo VI, tenía orejas de caballo como una maldición que le echaron. Ocultaba tales orejas bajo una espesa cabellera. Se cuenta que el manto de Santa Brígida, con poderes mágicos, se extendió por toda la llanura y quedó tal como puede verse hoy.

 

Otra leyenda se refiere al XI Conde de Kildare, muerto en 1585. Se dice que el fantasma de este Conde cabalga por todo El Curragh cada siete años, durante toda una noche, hasta tanto se gastan las herraduras de plata de su caballo.

 

Las carreras en El Curragh se organizaron en 1680 o sea desde hace más de tres siglos. Hay testimonios de carreras con premios de US$100 para ese entonces. Guillermo III, enemigo de los irlandeses, estableció dos premios anuales de US$300 cada uno para ser disputados en El Curragh. El Derby Irlandés se instituyó en 1866.

 

En 1798, en una de las frecuentes rebeliones contra la corona británica, tuvo lugar en El Curragh una de las peores matanzas de la historia. Un cuerpo de rebeldes irlandeses entregaba sus armas a Lord Roden al frente de un regimiento de caballería. Accidentalmente se disparó un cañón. La caballería atacó ferozmente a los hombres desarmados. Los persiguieron como a zorras por toda la llanura. Murieron 350 hombres indefensos. Esa carnicería es llamada Gibbet Rath.

 

Allí mismo tuvo lugar un acto deportivo sangriento e inolvidable. Después de varios días de batalla, un boxeador irlandés llamado Dan Donnelly, dejó tendido · a George Cooper, campeón inglés. En una posada se exhibe, en una urna de cristal, el brazo desecado que según se dice, perteneció a Donnelly, héroe local.

 

Los jardines japoneses de El Curragh son de una belleza histórica e incalculable valor. En 1906 Lord Wavertree, propietario de terrenos en El Curragh, trajo horticultores japoneses para que le hicieran los jardines. Hay árboles y cantaros japoneses que tienen hasta 600 años de edad. Senderos, puentes, árboles, el pozo de la dicha y la casa japonesa, forman un cuadro sencillo y de espectacular belleza.

 

El mayor campo militar del ejército irlandés está en El Curragh. Pero la actividad más importante de esa llanura son las carreras de caballos.

 

Los más famosos haras irlandeses están situados en las vecindades de la pista. El National Stud, situado en Kildare, en una extensión de mil acres, con los mejores pastos de Tully, ha producido a los mejores caballos irlandeses de cualquier tiempo. El mejor caballo salido de allí fue Blandford, que engendró a Trigo, Blenheim, Bahram y Windsor Lad, todos ganadores del Derby Inglés. La sangre de Blandford se cotizó durante buena parte del siglo XX.

 

Desde 1923, el difunto Aga Khan se estableció en Irlanda y compró cuatro propiedades en El Curragh. Noor, Poona II, Nasrullah y otros, son caballos irlandeses criados por el Aga Khan.

 

Se atribuye a la riqueza de pastos de El Curragh la duración y calidad de los caballos irlandeses. El caballo irlandés es recio, huesudo, musculoso y fuerte. El clima hace que el pasto irlandés sea el más rico del mundo.

 

El potrillo comienza a comer yerba desde los cuatro días de nacido. A las diez semanas ya come avena. A los seis meses lo destetan. Desde muy jóvenes, los potrillos comienzan a ser enseñados y ejercitados por los muchachos de las caballerizas.

 

Maddenstown era la caballeriza del senador Jim Parkinson, famoso cirujano veterinario. Nunca faltaron allí cien caballos listos para la venta.

 

En El Curragh trabajaron preparadores de la fama de Hubert Hartigan y jinetes como Steve Donohue y Michael Beary, de la célebre familia Beary, cuyos miembros están todos en el Hall de la Fama.

 

Lo más trascendental en el hipismo irlandés de los últimos 30 años es el sorteo a beneficio del Hospital Sweeps del cual se deriva la apuesta o lotería llamada Sweepstake.

 

El lrish Hospital Sweepstake emplea a más de 4.000 personas en Dublín. Su influencia se ha extendido por el mundo entero. El lrish Sweepstake es una de las carreras más famosas del mundo.

 

Hay quienes beben algo, otros que beben mucho y otros que no beben nada. No podía faltar un bar con mostrador de 300 pies de largo, el mayor del país, al cual se acercan los aficionados a pedir una gota de licor para calentar el cuerpo. Tras de ese mostrador operan 150 barman y 450 cocineros amén de las camareras y personal auxiliar.

 

 

Aún está en pié la tribuna principal que se construyó en 1853. Contrasta con las tribunas construidas en 1960. Fuera de la vista del público se conserva la sala semicircular construida para las visitas del Rey Jorge IV cuando Irlanda era dominio británico. Esta sala con paredes de cristal y monumental chimenea, tiene el estilo georgiano tan en boga en la época. Las diferencias sociales desaparecen mágicamente en Irlanda cuando las personal están frente a un caballo. Los irlandeses consideran que el único rey en el deporte de los reyes es el caballo. El saber los nombres de los ganadores del Derby desde 1908 es una obligación.

 

Fuentes: extraído de la Revista Turf

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, viernes 25 de marzo de 2016

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