Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Corazón grande, gran purasangre

Editado por Juan Macedo

 

Un científico australiano afirmó que el purasangre de más grande y pesado corazón es el mejor y mayor ganador de carrera y dinero.

 

Durante diez años estuvo investigando y luego hizo su afirmación. A través de los electrocardiogramas indicadores de un corazón grande, comprobó que tal tamaño iba parejo con la fuerza corredora de dichos caballos, amén de otros imponderables atributos.

 

Este científico se llamó J. Steel, conferencista de medicina veterinaria de la Universidad de Sidney. Sus estudios fueron recogidos en un libro llamado Electrocardiogramas del Caballo de Carreras (Electrocardiograma of the Racehorse).

 

El señor Steel comenzó sus investigaciones con un propósito distinto. Quería estudiar la salud del caballo de carreras.

 

Por curiosidad se encontró que el peso del corazón de los caballos guardaba relación con su historial pistero. Poco a poco le pareció interesante el imprevisto resultado que lo obligó a hacer una investigación larga y a fondo.

 

Partiendo de la teoría de que los músculos mayores necesitan mayor tiempo para reactivarse, Steel creyó que el intervalo QRS podría proporcionar un informe seguro sobre el tamaño y peso del corazón del purasangre.

 

Se trazó una fórmula admirable. Así, cuando el electro de un caballo marca un promedio QRS de 0,133, Steel lo describe como 133. Y cuando dicho promedio es de 0,093, Steel lo describe como 93.

 

Steel probó sus investigaciones en 34 caballos de carreras y 10 caballos corrientes, después de muertos. Los resultados revelaron un coeficiente de correlación entre el intervalo rítmico y el peso del corazón. O sea de 0,89, casi una correlación perfecta.

 

Con tal prueba, Steel quedó satisfecho al poder determinar exactamente el peso y tamaño del corazón del caballo de carrera.

 

En los 34 estudios post-morten referidos, se apreció una oscilación entre un punto alto de 123 y 11,22 libras hasta un punto bajo de 86 y 5,28 libras.

 

Steel llegó a la conclusión de que el caballo con el electro más alto, gana la mayor parte de las carreras. Hay, pues, una correlación entre el corazón y la capacidad de correr y ganar carreras.

 

Posteriormente se realizaron estudios en 306 pisteros de Sidney. Cada uno había corrido un promedio de 22 carreras, aunque algunos habían corrido cien veces en tanto que otros solo hablan corrido tres. De ese grupo, 44 caballos con una correlación de 120 y 146, ganaron un promedio de 357 esterlinas por cada carrera y lograron un promedio general de 12.494 esterlinas cada uno durante el período de investigación.

 

En segundo lugar quedaron 134 caballos con un electro que oscilaba entre 110 y 116. Sus ganancias promedio por salida fueron de 137 esterlinas y el promedio general individual fue de 3.570 esterlinas.

 

El tercer grupo de 115 caballos tenían un electro de 86 y 106 que ganaron 85 esterlinas por salida y un promedio individual de 945 esterlinas.

 

Los caballos con electro de 89 hasta 93 ganaron sólo un promedio de 15 esterlinas por salida y un promedio individual de 138 esterlinas.

 

Steel hizo el anterior estudio por simple cuestión estadística. Vale la pena destacar que no excluyó caballos con lesiones físicas diversas o con otro tipo de enfermedad que le impidiera rendir debidamente.

 

Steel ha dicho que el peso o tamaño del corazón de los caballos de carrera que él ha controlado en Sidney varía entre 5 y 11 libras. Eclipse, el purasangre fenómeno de los primeros tiempos hípicos, tuvo un corazón que pesó 14 libras. Phar Lap, el inmortal caballo australiano, tenía un corazón de 13 y media libras. Sólo los caballos con un corazón de ese tipo son verdaderos campeones. Steel ha dicho que a medida que los veterinarios especializados vayan descubriendo el tamaño o peso del corazón de los caballos, podrán saber sí se trata de animales con mucho o poco porvenir.

 

Definitivamente, Steel ha probado que sólo un caballo con el corazón grande puede ser sobresaliente. Claro a que eso hay que sumarle otras virtudes que complementarían la estrella o el astro equino: buen temperamento, disciplina para marchar correctamente por la vía indicada por el jinete, corrección física y orgánica y, como cuestión final, una preparación perfecta. Una máquina así, perfecta, de nada sirve si no se pone en condiciones de rendir debidamente.

 

Los caballos padecen frecuentemente de miocarditis, mal no corriente en el humano adulto y muy frecuente en los niños. La miocarditis ocasiona con frecuencia la muerte de los equinos. Generalmente, después del ataque de miocarditis, se hacen menos corredores y su vida se acorta. Claro que este peligro es menor en los caballos de corazón muy grande.

 

Steel fue huésped del Yonkers Raceway para el lnternational Stakes en Nueva York en 1960. Tomó electrocardiogramas de ocho finalistas y declaró que Widower Creed, que tenía un electro de 133, tenía que ser el ganador, siempre y cuando los demás factores fueran correlativos. Grande fue la publicidad que recibió tal declaración en la prensa newyorkina y mayor fue cuando el caballo ganó, en efecto, como lo había pronosticado Steel. El ganador igualó el record mundial de pista.

 

En el pasado, según Steel, se quiso hacer las pruebas que él ha hecho ahora. Pero los veterinarios quisieron comparar el electro del caballo con el del hombre, no siendo iguales. La causa de tal diferencia estaba en la falta de una fórmula interpretativa del electro que Steel ha descubierto. Diez años le ha costado lograr la fórmula que permite interpretar el electro del caballo.

 

Steel ha dicho que él considera a su trabajo como un gran aporte para el progreso de la medicina veterinaria y el mejor conocimiento del caballo de carrera. Además de eso, marca un paso de gran avanzada en la cardiología comparativa y puede derivar en prácticas aplicables.

 

Steel sostiene, por ejemplo, que el estudio de la miocarditis en el caballo de carreras puede arrojar una luz definitiva sobre la oscuridad que rodea la frecuente miocarditis de los niños.

 

Igualmente sostiene Steel que por vez primera puede contarse con un medio infalible de saber si un caballo tiene un corazón pequeño, mediano o grande. “Sólo queda saber ­termina Steel­ si cruzando a un caballo y a una yegua de corazones grandes ambos, se obtiene un caballo de incalculables facultades corredoras

 

Fuentes: Revista Turf, Septiembre 1964    

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, sábado 29 de abril de 2017

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