Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Oscar Loynaz

Por Juan Macedo

 

El personaje que destacaremos en esta ocasión es el Dr. Oscar Enrique Loynaz Reverón, que nació el 22 de marzo de 1931 en la ciudad de Caracas, hijo de Don Oscar Loynaz Sucre y Doña Margot Reverón de Loynaz. Desde muy pequeño comenzó a interesarse por las carreras de caballos, incluso cuentan que cuando niño llegaron a tener en su familia un “hipódromo de metras”, identificando cada bolita con el nombre de un ejemplar en campaña. Por allá en los años 40 fue una especie de ayudante de los célebres Francisco Romero Urbina y “ChuchúJesús Lander, justo cuando estos llegaron a Venezuela luego de haber estudiado veterinaria en Argentina, introduciendo grandes innovaciones para Venezuela.

 

Ya casi en los 50 su padre, junto a otros familiares, compran su primer caballo, al que llamarían Teque Teque, al cual el Dr. Loynaz recordaba con cariño “A finales de la década del 40, un grupo de muchachos visitábamos un terreno en el que alquilaban caballos para montar, su dueño me insistía en que uno de los ejemplares que tenía era un purasangre, pero que se tocaba las patas atrás en su galope. “Chuchú” fue a revisar el caballo y me dijo que realmente era un purasangre y que ese problemita podíamos corregirlo, así fue como lo compramos, apenas Bs. 800 ó 1.000 y Teque Teque nos dio muchas alegrías y diversiones, corriendo hasta 14 veces”. Luego de Teque Teque, ya el ser propietario de caballos ha sido una tradición en la familia y en tantos años han disfrutado de malos y buenos caballos, pero siempre sin amilanarse en la búsqueda de tan ansiado campeón con los colores del Stud Tite-Loy, creando una impecable trayectoria en el medio hípico. Sus estudios de Medicina fueron costeados en gran parte por los frutos de una máquina de sellado que tuvo a su cargo por 2 o 3 años. Se especializó en Anestesiología.

 

 

Al inaugurarse el Hipódromo La Rinconada, varios entrenadores, encabezados por Eduardo Azpúrua Sosa, solicitaron de sus servicios para colaborar en la anestesia de los caballos, en los tiempos en que recién se creaba el Hospital Veterinario y la tecnología comenzaba a ser más accesible. Fue presidente de la Sociedad Venezolana de Anestesiología durante los años 1971 y 1972.

 

Ciertamente tuvo algunas yeguas en la cría como pensionista. Tuvo muy buenas relaciones con “BetoAlberto Herrera del Haras Santa Rosa y de allí tuvo muy buenos ejemplares, como Ruvietta, Aurisina, entre otros. Del Haras La Quebrada tuvo un buen caballo como fue Testarudo y en general de diferentes criaderos. Pero el de mayor éxito sin lugar a dudas fue el Haras San Isidro de Amin Saiden. Con los entrenadores ha estado con Millard Ziadie, Carlos Muñoz Candia, Braulio Carmona, Raúl Lander (su primo hermano), Jesús Eduardo Benedetti y en los últimos 12 años con “Caletero” Gustavo Delgado.

 

 

El Dr. Oscar Loynaz deja ver que siente esa especia de “vena hípica” que identifica a los que realmente aman el espectáculo de las carreras de caballos. Sus campeones Bonne Femme, Tite y Gran Estefanía (con la que ganó el Clásico Simón Bolívar y la Copa Confraternidad del Caribe) y sus ganadores clásicos y selectivos como King Roby, Memecita, Tours, Armando Ele y Encaletao asi lo ratifica. Esta trayectoria en el medio hípico refleja a Oscar Loynaz como una persona realmente conocedora de la materia hípica.

 

 

El Instituto Nacional de Hipódromos vivió a principios de los años 90 la mayor crisis desde su fundación en 1958, no tanto a nivel financiero, sino más bien a nivel de su dirigencia. Se acrecentaron los paros y como no se había visto en la historia se han debido suspender las carreras en varias ocasiones por reflejar la protesta por la vía de las huelgas. Es cuando un grupo de propietarios decidieron formar una nueva asociación en el segundo semestre de 1992 llamada Uniproca y para su presidencia se encargó el Dr. Oscar Loynaz de manera exitosa.

 

El 29 de abril de 2007 durante el desarrollo de la tradicional ceremonia de la fotografía, en el círculo de ganadores con la yegua Tours, el Dr. Oscar Loynaz sufrió un infarto fulminante, ocasionando ello un enorme pesar en la comunidad hípica nacional, que sabe de la pérdida de un hípico cabal, amigo y aficionado a los purasangres de carreras como quedan pocos. Los eventos sucedidos ante los ojos de todos no nos merecen mayores comentarios ante la contundencia de la pérdida vital del ser humano necesario que siempre fue para propios y extraños en la hípica criolla. Triunfador aún en el infortunio, se fue vencedor, reunido con los suyos, en el ámbito que más disfrutó.

 

 

 

Fuentes: Revista Gaceta Hípica, Revista La Fusta, Revista Purasangre

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, lunes 31 de agosto de 2020

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