Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Eduardo Larrazábal Eduardo

Por Juan Macedo

Es toda una leyenda en su línea profesional a nivel mundial, un hombre conocido por su actitud serena ante las adversidades, de carácter sencillo y espontaneo. Se trata del Dr. Eduardo José Larrazábal Eduardo, considerado por mi persona como la máxima autoridad en el campo de la veterinaria en nuestro país. Nació en la ciudad de Caracas el 24 de noviembre de 1928. Estudió primaria y secundaria en el Colegio San Ignacio. Cursó en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Madrid, y en la Facultad de Medicina Veterinaria de la UCV. Doctor en Medicina Veterinaria y Zootecnia desde 1956.

Profundo estudioso de su profesión, adelantado en lo que respecta a nuevas técnicas o aplicaciones cientÍficas en la medicina animal, trató durante años de dar lo mejor de sí porque su ocupación habitual se perfeccionara. Fue uno de los pilares de la Organización San Francisco, conocida por su Clínica Veterinaria San Francisco, fundada en octubre de 1962, tenida como un modelo en Latinoamerica, lugar donde desarrolló una gran labor en la medicina equina, formando nuevos profesionales para el futuro inmediato, además del Haras San Francisco, cuna de grandes corredores como Winton, Sparrow, Sun Magic, Imbay, Riva's Baby, Mara, Miss Nancy, Easy Way, Cautivo, El Samán, Storm Face, El Yaguero, Al Nassib, Dorado's Dream, The Swan, Dawn Princess, Botalón, Dimaggio, Gran Jalisco, Tatianita, Rugantina, Mayemar, Famosísima, Dr. Doon, Vida, Pithaya, Electricista, entre otros excelentes corredores.

Uno de los primeros éxitos logrados por este excelente médico veterinario fue con el caballo Hy Togo (hijo de Hylander en Zazzeretta). El entonces potro fue operado por el Dr. Larrazábal, con pocas posibilidades de salvación. Las manos maravillosas de uno de los mejores médicos veterinarios hicieron posible que Hy Togo regresara a la cancha, realizando una exitosa campaña pistera. Los propietarios del ejemplar, en agradecimiento, le regalaron una mesa de operaciones, que funcionó en el quirófino de la Clínica Veterinaria San Francisco.

Viajero constante hacia los centros de cría y de la hípica mundial en mayor estado de avance, su fin fue el plasmar por sí mismo las experiencias necesarias para su aplicación en nuestro país. Se le conoció inclusive a nivel mundial como un gran experto en su oficio, producto de una consuetudinaria labor a través de su vida profesional. Muchos casos probatorios de sus facultades pueden ser traídos al tapete, todos con idénticos resultados, en cuanto a lo satisfactorio que fueron para salvar ejemplares de cualquier padecimiento que los pudiera retirar de toda actividad pistera. Fue Director del Hospital Veterinario de La Rinconada desde el año 1963 hasta 1974.

Su conocimientos hípicos iban más allá de su talento en la ciencia veterinaria, así nuestro genial veterinario experimentó en las más diversas facetas que componen la excelencia de su profesión, igualmente, como conocedor que era de la materia hípica, fue llamado a ejercer la Presidencia del INH, cargo en el que duró poco pero aprovecho al máximo, y a tiempo no continuaría desempeñándose en tales labores, volviendo a donde verdaderamente era una autoridad. Consultado por sus colegas, nunca fue mezquino en cuanto a transmitir conocimientos, su opinión era valedera, sus consejos y recomendaciones en cualquier momento crítico por la salud de un purasangre, una emergencia por algún brote infeccioso, un problema del hipismo en general, se hacían indispensables. Un hombre trabajador fue este destacado profesional, a quien la hípica mucho le debe por cuanto trató de ampliar el área veterinaria en su máxima expresión, como valioso aporte a un mejor desenvolvimiento de la misma.

Desde 1956 colaboró en la fundación, organización y desarrollo de los Haras Ranco, San Pablo, Arenales, La Parcela, Macapo, Mamoncito, Tocuyito, Alto de Uslar, Anamar, Los Aguacates, entre otros. Fue miembro fundador de la Asociación Venezolana de Criadores de Caballos de Carrera Fedeharas, perteneció a la Asociación Americana de Equinos Practitioner (AAEP) y a la Asociación Mexicana de Medicos Veterinarios Especialistas en Equinos (AMMVEE).

El Dr. Eduardo Larrazábal falleció en un accidente aéreo el 4 de octubre de 1993, al estrellarse su avioneta (362 Papa) casi al borde de la pista del Aeropuerto Caracas, una muerte que conmovió a todos los sectores del hipismo y la sociedad venezolana en general. Su legado fue tal que actualmente se corre un clásico en su honor.

Fuentes: Revista Gaceta Hípica, Revista Hipódromo, Diario El Universal

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 4 de enero de 2001
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