Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Domingo Lara

Por Juan Macedo

 

La pasión hípica es algo que se lleva en la sangre. Quienes la sentimos sabemos que es así y no podemos encontrar explicación, simplemente la vivimos y dejamos que aflore con toda su grandeza y majestuosidad. El caso del General de Brigada Domingo Antonio Lara es una clara muestra de lo que significa vivir el hipismo a plenitud, disfrutando en grande el sabor del éxito.

 

Domingo Lara nació el 3 de julio del año 1940, en el estado Sucre. El último grado que obtuvo Lara fue el de General de Brigada en el año 1986 en la Guardia Nacional y pasó a retiro a los 30 años de servicio cumplidos, ocupando los cargos de director de finanzas, jefe del comando regional número 12 y jefe del comando logístico, dejando en 1992 el deber.  

 

Sus inicios en el hipismo como propietario data desde la década de los 70, cuando en sociedad con un grupo de amigos compraron un ejemplar del haras Irapa, una yegua llamada Curaguaca, nombre de una parte del pueblo donde nació. Esa era la idea, tener un caballo de carrera es para disfrutar el momento, hacer énfasis en esa afición que se lleva por un espectáculo tan bonito como son las carreras de caballos. Siguieron otros caballos, pero el triunfo le era esquivo. Cuenta el General que le pedía a La Virgen del Valle que le permitiera tomarse una foto con un caballo que no fuera suyo, pero no tenía amigos propietarios exitosos, y en consecuencia, el triunfo le fue eludiendo permanentemente, durante muchos años, pero siempre tuve partes en caballos.

 

Al fin saboreo el triunfo en el año 1986 con una yegua llamada Minunata, en sociedad con un amigo que estudió en Rumania y le pedió que le diera un nombre que signifique en rumano: “Maravillosa’’. Todos pensaron que el nombre provenía por el tamaño pequeño de la yegua.

 

Con el correr del tiempo se le presentó su compadre Fabián Burbano y compraron un caballo del Haras Tamanaco que costó 900 mil bolívares en subasta pública. Le pusieron al Stud Doña Félida en honor a la madre del General. Ese ejemplar fue nada mas y nada menos que Don Fabián, Ganador del Caribe, Simón Bolívar y tantos clásicos, Caballo del Año. También apareció Bratislava, el único ejemplar ganador de clásicos en los tres hipódromos venezolanos.

 

En algún momento la divisa Doña Félida quedo inactiva, y surgió por un lado el Stud Don Fabián y por otro lado el Stud Los Lara. Ambos se mantuvieron en la onda clásica. Para el Don Fabián corrieron caballos de la talla de Magic Princess, Armored Brown, Colonial, Gran Duquesa y Magic Wheel entre otros.

 

Los Lara, un poco en lo que llamamos de “bajo perfil”, se mantuvo con muy pocos caballos, pero en 1994 un caballo que nació para hacer historia como es El Gran Sol ha sido su emblema y lo ha inscrito entre las chaquetillas de prestigio del hipismo venezolano.

 

La historia que comienza en una especie de haras que denominaban Tan Tal Ranch, allí se hallaba una yegua, casi alejada del mundo hípico que se identificaba como hija del semental Holiday Special. Aparentemente, su pedigree no arrastraba un linaje que asombrara a nadie. Se la ofrecen en venta al general Domingo Lara, quien solicita los servicios del entrenador Giuseppe Culicetto para que observe su físico y alguno que otro detalle. Supuestamente, estaba lista para correr aunque no era así, amén de que había perdido la campaña de 2 y 3 años. Sin embargo, se concreta la venta en 60 mil bolívares.

 

El General Lara busca como socio a su compadre y amigo Alexis Prieto. Al fin, luego de una larga espera por problemas de salud, aparece en la pista valenciana Gran Amistad, nombre que adquiere justamente por la amistad que une a los ya dueños absolutos del animal. Al cuidado de Culicetto alcanzó cuatro victorias y algunas figuraciones.

 

Deciden entonces retirarla a la cría. Su nuevo hogar es el Haras Tamanaco, establecimiento de cría que aceptó lo que parecía, más bien, un bloque de carne con cuatro patas. Aunque después, al estudiar su descendencia, sí ofrecía cierta garantía como para presentarle un buen padrillo. Y en efecto, le buscaron al padrillo estrella: I Really Will. Nació un potro que llegó a llamarse Siu, ganador de una en Valencia durante su corta ejecutoria.

 

Tony Freudman, un estudioso de la genética, de todo cuanto se involucre con el puro de carrera optó por servirla de nuevo. Esta vez recurrió al semental Barclay Jet: “Cómo es posible que me sirvas la yegua con ese viejito Barclay Jet, cuando antes le distes el salto al padrillo estrella, mejor, para evitar problemas, me la llevó a otro haras y se acabó” fue el severo reclamo del General Domingo Lara a Tony Freudman. Intervino la señora Anamaría de Freudman, señalándole: “No se la lleve General, tenga un poco de paciencia que aquí sabemos lo que hacemos”. “Tranquilo general, ese cruce con Barclay Jet es bueno. Usted va a ver que sacaremos algo de valor, confíe en mí, por favor” replicó Tony.

 

Parió, el 9 de marzo de 1992, a un castaño que llenaría páginas de mucho valor dentro del turf nacional. Fue el tiempo, el encargado de otorgarle la razón a los Freudman, indicando a la vez la gran equivocación del hombre que hacía poco había abandonado la milicia. Era un potrillo que fue tomando buena alzada, aplomo, llamativo en su andar. El General Lara lo bautiza con el nombre de El Gran Sol, por ser la insignia que distingue a los generales. Llega el caballo a La Rinconada, a la cuadra de Don César Cachazo, cuando se decide romper la sociedad con el señor Alexis Prieto, quien manifestó su dificultad para venir de Valencia a Caracas. Un millón de bolívares le da Lara a Prieto, quien acepta con toda felicidad. El resto de la historia es harta conocida.

 

 

 

Cómo debe estar arrepentido Alexis Prieto, aunque feliz por el éxito de su compadre Lara, por haber aceptado el millón de bolívares y no continuar en la sociedad con El Gran Sol. No se tiró el lance, no se jugó el albur y quién sabe que tipo de pensamiento recorre la mente del socio original.

 

 

 

En el año 2014 fue homenajeado en la Gala Hípica. En fin, el General Domingo Lara es uno de los dueños de caballos de mayor empuje y suerte dentro de la hípica venezolana, ya que le tocó la suerte de tener dos grandes campeones pisteros, de gran recordatoria para todos los hípicos venezolanos, por siempre.

 

Fuentes: Lic. César A. Rivero, Diario El Universal, Sr. Luis González H.

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 13 de abril de 2006

Copyright 2000, Anécdotas Hípicas Venezolanas C.A. Todos los derechos reservados