Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Carlos Rodríguez Álvarez

Por Juan Macedo

 

Una de las más valiosas figuras del periodismo hípico especializado fue Carlos Rodríguez Álvarez, quién además de una calificada actuación al servicio de los medios de comunicación, era persona que gozaba del mayor aprecio en todos los sectores a los que estuvo vinculado.

 

Nació en la popular parroquia La Pastora de la ciudad de Caracas el 13 de octubre de 1911, y desde muy joven se dedicó a estudiar el complicado mundo de los caballos, haciendo tablas, computando tiempos, handicaps y records. Todo ello para llegar a la difícil tarea del pronóstico, que complementaba con sus vastos conocimientos de todos y cada uno de los ejemplares alojados en las caballerizas, a los que seguía paso a paso en cada uno de sus aprontes, por lo que desde muy tempranas horas de la mañana se le veía relojeando, incansable, para luego vaciar en las cuartillas todas sus apreciaciones, las cuales llegaban a los lectores con la integridad y honestidad que siempre supo anteponer a cualquier beneficio propio.

 

Carlos Rodríguez fue un hombre polifacético en las actividades turfísticas y sus primeros pasos en el periodismo datan de los años 30, cuando colaboraba con Don Juan de Guruceaga en la Revista Elite y posteriormente con Luis Plácido Pissarello en la Revista Hípica El Látigo; fue también de los fundadores de la Revista La Fusta, comentarista radial junto con Juan Francisco Rodríguez (Don Fulgencio) en charlas hípicas especializadas por los canales de Radio Continente y Jefe de las páginas hípicas del Diario El Universal. Como funcionario del Hipódromo, cumplió cabalmente durante 12 años el cargo de handicapper y cronometrista.

 

Además de su muy conocido seudónimo Dos y Dos, sus más íntimos amigos lo bautizaron Venenito, por lo severo de sus crónicas en las que criticaba las actuaciones tanto de los jinetes y entrenadores, como las de los mismos integrantes de .la Junta de Comisarios. Pero no todo era "veneno" en los comentarios de Carlos Rodríguez, pues cuando el hipódromo editaba la Revista Hipismo Nacional, colaboraba en interesantes reportajes que él titulaba Reminiscencias Hípicas, donde brindaba a los hípicos nuevos y a los veteranos, una cronología de hechos imperecederos que nadie nunca se cansaría de recordar. Como Timekeeper oficial del hipódromo, le tocó vivir una de las más gloriosas etapas de nuestra hípica, cuando ejemplares como Hypocrite, Caimán, Charm y muchos otros mantenían la expectativa de la supremacía en lo que a récords se refiere.

 

Don Carlos Rodríguez Álvarez, hípico de muchísimos años de constante y tesonera labor, cumplida siempre bajo el más estricto rigor de su honestidad y corrección, falleció el 17 de mayo de 1970, precisamente un domingo, cuando el espectáculo de las carreras de caballos lucía todo su esplendor.

 

Fuentes: Revista Gaceta Hípica, Revista La Fusta.

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 16 de noviembre de 2006

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