Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Anselmo Alvarado Dorato

Por Adolfo Muñoz Ágreda

 

Anselmo Alvarado Dorato nació el 21 de abril 1922 en la ciudad de Maracaibo, estado Zulia, sus primeros años de vida estuvieron llenos de sacrificios ejemplares. Su voluntad fue más fuerte que eso que los conformistas llaman destino. Se armó de una sonrisa que no le abandonó nunca y se plantó en el centro de la lucha, aguantando de lado y lado, para vencer al final.

 

Cuando era niño, el estudiar era un raro capricho de intelectuales. En esos tiempos valían los hombres por el generalato y coronelato conseguido en los gamelotales provincianos. Bien por rebeldía o por intuición, Alvarado buscó la escuela y la conquistó. Lo que para sus maestros fue una tragedia, una penitencia o una expiación, para él fue, en el correr de los años, una industria.

 

La educación es una industria, San Ignacio fue el Henry Ford de la educación privada ¿Por qué no va a ser el profesor Alvarado el Lorenzo Mendoza de la educación venezolana?

 

El profesor Alvarado cuenta con una amplia trayectoria en la educación pública y privada en Venezuela. Luego de graduarse en el Instituto Pedagógico de Caracas y en la Universidad Central de Venezuela, fue docente en más de once unidades educativas, pero la más relevante fue el Instituto Escuela, ya que en 1946 recibió la responsabilidad de la Dirección y con un grupo de entusiastas colaboradores, acometieron desde entonces la tarea de desarrollar en el campo de la educación las técnicas y el pensamiento pedagógico de su maestro fundador, el profesor Bartolomé Oliver. A partir de 1960, el Instituto Escuela amplió su campo geográfico y se fundaron las seccionales en los estados Zulia y Falcón. En ese momento la educación era muy rígida y él apostaba por las nuevas ideas pedagógicas, la llamada escuela activa, que no debía centrarse en la teoría sino en la práctica.

 

La labor pedagógica del profesor Alvarado ha sido homenajeada por todos los presidentes de Venezuela sin distingo de partidos. Una de las distinciones más antiguas es una carta del presidente Rómulo Gallegos donde le encomendó la educación de su hijo. También figura un diploma de la Unesco que lo reconoce como “Profesor de la Humanidad”. Recibió la Orden del Libertador, la Francisco de Miranda y la Andrés Bello, pero siempre decía "de todos estos honores, lo que más me enorgullece es ser maestro de escuela". Siempre recordó que rechazó una propuesta de su maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa para convertirse en senador "Le dije que yo no podía traicionar mis ideas”.

 

Pero hablemos del hípico. Ya para 1953 está en su plenitud financiera y era un dominador pleno del hipismo, que había gozado como simple aficionado. Educador y calculista, meditador y práctico, el profesor Alvarado sumó, restó, multiplicó y dividió antes de lanzarse a la aventura hípica. ¿Afortunado? Quizá. Según el refrán, al saber lo llaman suerte. El profesor lo sabía y por eso tuvo fama de suertudo.

 

Decían que tenía suerte, pero tenía algo más. Se metió en el mundo de los propietarios hípicos comprando un caballo que muchos ya habían desahuciado, lo llamaban Petare. Pero el que saca cuentas nunca se equivoca y el profesor Alvarado sacó las suyas y se le dieron. Es harto conocido el desempeño de Petare con los colores del Stud Coquito.

 

 

Su historia hípica fue de las más intensas. Ninguna como la suya. Ningunos colores pisteros cargaron con más copas, platones, bandejas y coronas como la suya lo que restó de la década de los ’50 y la década de los ’60. Ningún álbum fotográfico con más campeones equinos que el suyo. Ninguna estadística con más ganadores clásicos y comunes que esa por donde el profesor Alvarado aparece como propietario en esa época. Purasangres de la talla de El Tamao, Conoto, Tronado, Lanzeta, El Guillo, Ajaccio, Ramuntcho, Asalto III, Bistró, Méjico II, Rosedal, Paunero (protagonista del empate del Clásico Simón Bolívar de 1970), Mi Catira, Daga, Bullanga, Chemito y muchos otros. Incursionó como criador a finales de la década de los ‘60 con el Haras Coquito destacando por intermedio del doblecoronado Caletero, Bullanga, Gorjeadora, Mi Catira, Alquitrana, Yoyoa, El Trainercito, Bullanguera, Bala Fría, Popuere, Principito, Tamadal, Bocudo, Mavi, Colomba, Jeliadri, Careta, Destajo, Doctor Music, entre otros.

 

 

Para él, el caballo es un sujeto considerable por el hombre. Es o no es. Sirve o no sirve. El hombre no puede ser iluso. Quizás pueda ser idealista, soñador, en cuyo caso merecerá el nombre de poeta. Y también puede ser frio, matemático, calculador, practico. Para “manejar” caballos no hace falta ser una cosa ni otra. Basta con no ser tonto. Y el profesor Alvarado tenía el tonto muy lejos. El que gana, gana. Y el que pierde, pierde. Vale más ganar poco que perderlo todo esperando a ganar más, y vale más perder poco que perder más esperando a un desquite imposible. Parece un poco cantinflesco eso, pero esas fueron las cuentas del profesor Alvarado. Por eso nunca perdía y cuando lo hacía, compensaba con las copiosas ganancias que otros dejaban.

 

 

Pero “el protagonismo” hípico del profesor Alvarado fue relegado por las nuevas generaciones, por razones que desconocemos y no terminamos de entender inició una mancha oscura en su historial impecable. Pensó que la suerte le iba a acompañar, pero Mi Chemito, Chemitera y Fofín, entre otros, se encargaron de sacar a relucir esas estafas al mundo hípico y a su afición, además que en ese ínterin fue nombrado como presidente del Instituto Nacional de Hipódromos, siendo su desempeño considerado por muchos como uno de los peores de la historia de nuestro hipismo.

 

Amable, sereno, el profesor Anselmo Alvarado sonreía siempre. Como pedagogo, no renunció a su condición en momento alguno. El pasado lunes 27 de septiembre de 2021 falleció en la ciudad de Caracas, cerrando así otro capítulo del libro del hipismo venezolano.

 

Fuentes: Ing. Juan Macedo, www.dateas.com, Libro “Hombres de nuestro hipismo”, Sr. Egly Colina Marín, Diario Líder en Deportes; Diario El Universal.

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, martes 30 de noviembre de 2021

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