Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta:

Rubén Huerta

Por Juan Macedo

 

Rubén Huerta Bolívar, cumplidor látigo, hijo de la caraqueña parroquia San Juan vino al mundo el 9 de diciembre de 1959 pero de hechura paraguanera donde registró una brillante hoja de servicios. Fue una estrella dentro del espectáculo hípico, un jinete extraordinario por su gran calidad como profesional y como persona, un muchacho sencillo y trabajador, que supo escalar posiciones. Dominó su profesión y evolucionaba cada día más y más.

 

Siempre la agradaron las carreras de caballos. Como suele ocurrir, los amigos y uno u otro que “sabe de eso", lo instaron a ser jinete pero no había escuela en La Rinconada. Recién cumplidos los 18 años, partió hacia Punto Fijo, lugar muy difícil para cualquier muchacho que se inicia, a los 7 meses, debutó conduciendo a Tronconal, arribando en el último lugar. Lo tomó con tranquilidad; son gajes del oficio, al fin y al cabo. Sin embargo, la victoria inicial tardó casi seis meses. Como único tripulante de Skyrocket, un tordillo que pasó al libro de los récords cuando Ángel Francisco Parra le empató a Balsamino Moreira la antigua marca de carreras ganadas por un jinete en La Rinconada, manejó bien los controles y por primera vez cruzó adelante la meta del Hipódromo de Paraguaná.

 

                                                                                                 

Las cosas empezaron a marchar mejor para Rubén Huerta. Logró retratarse en el recinto de vencedores 15 veces, número suficiente para alcanzar la distinción de Aprendiz del Año en 1978. Por espacio de 2 años fijó su centro de operaciones en la “Península de la amistad” completando 60 victorias, ahí es cuando varios “reclutadores”, entre ellos Don Carlos Pérez ven en Huerta un buen porvenir y recomienda su pase a Caracas, para correr en las competencias reservadas para ejemplares alojados en Valencia. El deseo de participar con el cupo completo contra los de Caracas, hizo que se preocupara por depurar su estilo, mejorar la técnica al momento de la partida, castigar con las 2 manos y detalles importantes a la hora de evaluar a cualquier aspirante. En ese ínterin ganó 10 carreras en 1980 y 8 mas en 1981, suficientes para otorgarle la tan esperada matrícula.

 

 

Rubén Huerta se graduó de profesional con Dancing Our el domingo 30 de mayo de 1982, en ese año se apoderó del cuarto lugar de la estadística de jinetes y del Título de Jinete Aprendíz del año. En el 1983 finalizó en el quinto lugar. Al año siguiente mantuvo el promedio de victorias y consiguió su primera prueba selectiva en diciembre con Princess Run en el Clásico Instituto Nacional de Hipódromos. Con la pupila de Don Luigi Miglietti repitió en el Clásico Fuerzas Aéreas.

 

 

Arrancó 1985 con poca fortuna, Ruben Huerta rodó en forma aparatosa de un potro en adiestramiento al cuidado de Domingo Noguera Mora, lo derribó al darse una partida desde el aparato produciéndole fracturas en la tibia, peroné y tobillo izquierdo, fue intervenido quirurgicamente en el Centro Médico de Caracas. Sin embargo retornó a la pista ganándolas todas.

 

En octubre de 1985,  segundos después de haber finalizado el gran evento de octubre, el Gran Premio Clásico Simón Bolívar, un silencio profundo se apoderó de La Rinconada, Princess Run había ganado la cuadragésima edición del clásico, constituyéndose en el batacazo mas grande en la historia de la carrera. Aprovechando un pase por el centro de la cancha Rubén Huerta, impulsó a la hija de Run Dusty Run hacia la meta, librando tenaz batalla con Candy Man a lo largo de toda la recta. Huerta manejó el látigo con maestría en los 80 finales, mostrándoselo a la castaña, describiendo un arco en su movimiento, para hacer reaccionar a su cabalgadura en dos oportunidades, aventajando por nariz a Candy Man sobre la raya. Los boletos por ganador de la consentida del Stud Adry, fueron canjeados cada uno por Bs. 228. Sin lugar a dudas, una victoria que tuvo como principal artífice al talentoso jinete de San Juan. A finales de ese año, con el juvenil Epic War y Huerta controlando las bridas, triunfó en el Clásico Comparación

 

 

En 1986, se impuso en el Clásico Inauguración Francisco de Miranda con Epic War (revelándose como un ejemplar de gran futuro). Ganó 7 eventos clásicos mas con los ejemplares Capaz (Hipódromo La Rinconada), Sindudar (Gradisco y Simón Rodríguez), Volantín (República de Venezuela, Copa de Oro y Coproca) y Nikita (Edgar Ganteaume), amén a otras pruebas selectivas. Y ese año 1986, fabuloso para él, estuvo a punto de ganar la estadística, manteniéndose adelante hasta faltando cuatro semanas para concluir la temporada para finalmente ceder el liderazgo, terminando de segundo, a sólo siete victorias del super campeón Juan Vicente Tovar León. Se puede considerar que fue la mejor temporada de su carrera profesional.

 

 

Condujo ejemplares de la talla de Tres Diablos, El Corchito, Lucky Beauty, Encendida, Exultiva, Clochard, Benemérito, The Horse, Casilda, Pleasure Night, Batiente, The Mare, Stage Door Ed, Habano, Come On Baby, Hipólita, Kalengo, Tres Jolie, Latin Lover entre muchos más.  

 

 

Hay una anécdota que escribió el Sr. Francisco Morales en la revista Hipódromo cuando era columnista: "El miércoles 2 de abril de 1986 vemos a Rubén en plena sesión de traqueos. Nos dijo: Franciscote, espérame tenemos que hablar. Una vez que finalizó su trabajo, nos invitó a desayunar en un pequeño restaurant cercano al hospital veterinario. José Palomo (secretario), Miguel Cuervo, El nené Villegas y mis dos hijos (Javier y Franklin) eran el resto de invitados. Rubén, cansado por el fuerte ajetreo reposó un poco para empezar la conversación. La misma se inició con una sentencia: Mira Francisco, el sábado se corre la Condicional Especial de tu revista (Hipódromo). Yo llevo allí a un tal Tres Diablos. Ese no puede perder y te dedico la carrera. Interrumpimos y señalamos que si no sería muy larga la distancia. Rubén volvió a la carga: No le pares que tú verás a 3 diablos que seremos el entrenador, el caballo y yo, obligatoriamente tendrán que entregarnos la Copa. Y así fue, Tres Diablos ganó la Condicional Revista Hipódromo de punta a punta con magistral conducción de Huerta. Nos alegramos mucho. Una vez en el paddock para hacer entrega del precioso trofeo logrado por Tres Diablos, lleno de contento, con una sonrisa, nos recordó su acertado pronóstico: Te lo dije y aquí estoy. Los liquidé".

                                                                                               

Huerta sufrió otro grave accidente en los traqueos, fue el sábado 19 de diciembre de 1987. En marzo de 1988 había reaparecido y logró ganar varias carreras hasta el viernes 29 de abril de 1988 a la altura de la quinta carrera donde falleció Rubén Huerta en una fatal rodada del ejemplar Lundy a la altura de los 800 metros, poli fracturas en las piernas, manos y base craneal originaron la muerte del jinete profesional. La noticia conmovió a todos. Sus restos fueron velados en la Unión de Jinetes en Los Rosales y el acto del sepelio se realizó el 1 de mayo en el Cementerio General del Sur. La última victoria de Rubén Huerta fue el domingo 24 de abril de 1988 con la yegua Gran Bonanza.

 

 

Rubén Huerta fue un gran padre, gran profesional y amigo entre sus conocidos, siempre mostraba seriedad. Para todos los hípicos siempre tendrá lugar en un pedestal, el de los inmortales.

 

 

Fuentes: Diario 2001, Diario El Nacional, Revista “Biografía de los Campeones”, Sr. Agustín Pérez F., Revista La Fusta, Sr. Leonardo Castelo (fotos).

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, miércoles 8 de marzo de 2006

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