Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Rogelio Cortez

Por Juan Macedo

 

Rogelio Antonio Cortez, conocido en el turf de Venezuela como “El Mandamás” por su estilo de conducir los finasangre en el país. Fue un estupendo jinete venezolano que logró levantar a más de un aficionado de su silla al protagonizar los grandes finales que le tocó defender. Nació el 30 de agosto de 1936 en la ciudad de Caracas.

 

Siempre le agradó las carreras de caballos y como suele ocurrir, entre los amigos y uno que otro conocido, lo instaron a ser Jinete. Comenzó su preparación como jinete bajo la tutela de Don Amador Varela y terminó bajo la dirección de Ricardo Ramírez. Se inició oficialmente sobre los puros de carrera con la yegua Británica, el sábado 29 de agosto de 1951 en el óvalo de El Paraíso, y arribó en la última posición en competencia ganada por Abdul llevado por "El Negro" Juan Eduardo Cruz en recorrido de 1100 metros.

 

Logró su primer laurel sobre la pistera Rocosa, entrenada por Luis Gallegos para el Stud San Isidro del Sr. Luis Guillermo Pulgar, el sábado 10 de octubre de esa misma temporada de carreras, el año 1951. En el año 1953 alcanzó 21 triunfos en la estadística. Desde ese instante ha figurado en un lugar destacado dentro de nuestro medio, aunque tuvo un momento gris en 1954 por el caso del veloz moro Acertijo, por el cual le retuvieron la matrícula de jinete. A finales de octubre de 1959, en una mañana de traqueos, rodó de la yegua Crávate y fue envíado a la clínica, donde le detectaron una fisura en la rodilla y fue enyesado, solo quedando el susto. Su primer triunfo selectivo lo logró en el año 1962 con Canelón en la Polla de Potrillos.

 

Su primer triunfo clásico lo obtuvo en 1964 al ganar con Tronado el Gran Premio Clásico Simón Bolívar, haciendo llave con Millard Ziadie. Su agente en ese momento, José Luis Rodríguez Silva, cuenta que Don Millard Ziadie tenía previsto montar a Gustavo Ávila en Tronado, al enterarse Don José, éste le dice a Rogelio que pierda en el trabajo que iba a realizar apareado con Daré, dicho y hecho, Daré somete a Tronado. Al observar Gustavo ese trabajo, le dijo a Don Millard que prefería al argentino recién llegado (Snow Man) que había trabajado de manera fenomenal. Así fue como Rogelio Cortez logró ser caballero de Tronado en ese Simón Bolívar.

 

 

Posteriormente, en 1966 arribó sobre la yegua Vélika (entrenada por Ademar Piñango) en la tercera casilla, detrás de Victoreado y El Rebelde en la primera edición del Clásico Internacional del Caribe, prueba efectuada en julio de ese año en el viejo óvalo El Comandante de Puerto Rico, siendo el primer éxito para Venezuela en estos eventos regionales. Antes de eso había derrotado, con la misma Vélika, a los machos en el Clásico José Antonio Páez. Además se anexó con Lady Tap, pupila de Raúl Salazar, el Clásico Ciudad de Caracas.

 

Ganó grandes carreras con ejemplares como Good Time, Pairo, Corroborí entre otros, manteniéndose siempre en la lucha de los 10 mejores de la estadística de jinetes. El 8 de junio de 1969, el caballo Unexpected, murió en plena carrera fulminado por un infarto y rodó aparatosamente en la recta final, despidiendo violentamente a Rogelio Cortez, quien resultó con aporreos generalizados y ligera conmoción cerebral. Un gran susto.

 

Pero Rogelio Cortez consiguió sobre el caballo criollo Don Luis (entrenado por Alberto Mejía Llamozas) su mejor actuación en el plano caribeño, al arribar en la segunda casilla tras el mexicano Hashin en la quinta edición del Clásico del Caribe, escenificada en Panamá, durante diciembre del año 1970. Con el mismo Don Luis, en 1971, se adjudicó los Clásicos José María Vargas, Fuerzas Armadas de Cooperación y Coproca. Al momento de su retiro en la profesión de jockey, Rogelio Cortez registró 611 triunfos, 672 segundos y 738 terceros en un total de 6800 montas.

 

Dos décadas después, el 8 de enero de 1997, llega la inesperada noticia que el jinete Rogelio Cortez falleció a los 60 años de edad, en la clínica Santiago de León de Caracas, víctima de un tumor cerebral. De esa forma nos dejó este abnegado profesional, quien con su manera particular de montar los purasangres se ha ganado un sitial privilegiado dentro del hipismo nacional.

 

Fuentes: Lic. César Augusto Rivero, Revista Gaceta Hípica, Revista Turf, Diario El Nacional.

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 17 de Agosto de 2006

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