Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Ramón Sánchez Dumey

Por Juan Macedo

 

Oriundo de “La isla del encanto” y popularmente conocido como “Guarema”, apodo que él aceptó porque era parte de su identificación, Ramón Sánchez Dumey fue uno de los jockeys pioneros de aquel hipismo romántico de las primeras décadas del siglo XX. Nació en el año 1903 en Santurce, Puerto Rico. Su inicio como jockey data del año 1924 donde el 1 de junio llegó a ganar la Quintana Highweight Sprint con Sunoco-Dolman. El 17 de julio de 1925 ganó el Clásico Luis Muñoz Rivera con Carmen Lydia y el 2 de octubre de 1927 triunfó en el Clásico Social Work con el potro A Tiempo.

 

                                                                                            

Su labor como jinete estuvo signada por los vaivenes de la época, donde tuvo que salir de su país de origen para ejercer la difícil profesión en otros países de la zona del Caribe. Le tocó estar en Venezuela en cortos períodos donde gustó su estilo sobre los purasangres. Su primer evento de carácter selectivo en nuestro país, según los registros de la época (deficientes por cierto) fue en el año 1927 con el caballo Bardelys El Magnifico en los 3400 metros del Clásico Fuerzas Armadas. Para inicios de la década de los ‘30 se quedó en Venezuela.

 

Según contó el Sr. José Rafael Ball como anécdota, durante la semana de carnaval de 1933, el recordado "Guarema" había perdido una carrera con un purasangre propiedad de una persona de poder en el régimen de la época. Y este señor, más "caliente que plancha de chino", lo envió preso a la policía en la esquina de Las Monjas. Ni tiempo tuvo, Ramón Sánchez Dumey, de cambiarse de ropa. Cuentan que cuando el jinete puertorriqueño fue introducido en una de las celdas, un borrachito que presenciaba la escena, dijo: "A este -y enseñaba a Ramón Sánchez-, nos lo han traído por pretender ser 'Rey de la Fusta'. Sólo faltó que lo metieran con el caballo. Sin embargo, hay que admitir que el hombre tiene 'pinta' de jockey. ¡Qué bien está disfrazado!"

 

 

Después de ese susto Ramón Sánchez Dumey se regresó a su país de origen por un corto período, regresando a Venezuela para quedarse definitivamente. Tuvo la oportunidad de guiar y ganar con Copper Venus en los 2400 metros del Clásico Presidente de la República de 1935 y con Junín triunfó en el Clásico Fuerzas Armadas de 1936 en 3200 metros

 

Ramón Sanchez Dumey, al igual que Antonio Jacial, Rafael Quiroga, Vicente Alemán, Luis Monasterios, Euclides Villalobos, Hubert Bouley, Laureano Padilla, alguno de ellos extranjeros y otros venezolanos, cumplieron la dualidad de jinetes y entrenadores en ese orden, brillando en ambos renglones. En el complejo rol de preparador de purasangre de carreras brilló con múltiples triunfos, incluyendo el Clásico Presidente de la República de 1943 con Calden. Otro buenos corredores que estuvo bajo su tutela fue el uruguayo Buen Lío, Palo Grande, Mataquito, Forrajero, Coronario, The Gold, Motorista, Corinto, Cheque, Montecristo, Nini, Duilio, New Deal, Carlos V y Santo y Seña. Ejerció la profesión hasta el año 1963. Por cierto que el Stud María Elena era de su propiedad, con sus colores corrieron Carlos V y Santo y Seña, ya en su ocaso pistero. 

 

 

 

Después de actuar como jinete y entrenador durante largo tiempo, lo que fue durante la vida activa del Hipódromo de El Paraíso, a mediados de 1959, con la inauguración del Hipódromo La Rinconada, se dispuso a una lucha incansable, lucha que sostuvo hasta sus últimos días. El quiso realizar logros reivindicativos para sus compañeros de profesión. Se propuso fundar el gremio de la Unión de Entrenadores con Luis Morales Ballestrazzi y otros gremialistas, de la cual fue presidente desde septiembre de 1962. Una vez establecida esa entidad, empezó sus grandes luchas. Sus planteamientos tenían que ser escuchados, porque él le imprimía energía, acosaba a los que debían oírlo. Incluso, entre otras cosas, logró la jubilación en junio de 1965 de importantes figuras del entrenamiento como Tomás Bernard, Ernesto Ustáriz, Pedro Cruz Estrada, Hebert Bouley, Julio Cadore, Jesús "Pipo" Sosa, Cecilio Clark y Alfredo Peluffo.

 

 

 

Buenas y grandes cosas conquistó Ramón Sanchez Dumey para su gremio, para lo que era parte de su ser, para lo que él hizo y que hoy en día es una entidad debidamente establecida. El hombre que exigía con una sonrisa y su célebre frase “Mira nené bello, necesito tal o cual cosa”. Gracias a sus desvelos y preocupaciones, los entrenadores venezolanos lograron importantes reivindicaciones y se consolidaron como unidad gremial. Falleció repentinamente en Caracas el 13 de diciembre de 1972, víctima de un ataque al corazón, se produjo despues de haber intervenido con el derecho de palabra en una asamblea de la Unión de Entrenadores, que fundó y guió con la pasión que caracterizó su vida. Un venezolano que aunque jamás renunció a su nacionalidad puertorriqueña se comportó como un venezolano decidido.

 

Fuentes: Srta. Rosana Rivera, Sr. Héctor Cotto, Sr. Francisco Morales, Sr. José Rafael Ball, Sr. Roque Yoris Soulés, Revista Turf, Diario El Mundo, Libro "Enciclopedia del hipismo Puertorriqueño"

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, viernes 30 de enero de 2015

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