Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Juan Leopoldo Mendoza

Por Juan Macedo

 

Mi padre siempre me comentaba que el don de soñar es una bendición, y los que se apoyan en las barandas de La Rinconada (y antes en El Paraíso) las reciben con abundancia. A menudo, cuando su mente divaga, acude a su memoria rostros, voces y escenas. Una de ellas fue el recuerdo del popular “Doble Feo” (seudónimo que le endilgó el popular Mr. Chips) Juan Leopoldo Mendoza Hernández. Este personaje del hipismo romántico venezolano nació el 3 de agosto de 1932 en la parroquia San Juan, zona caraqueña de donde han salido grandes jinetes venezolanos. La providencia juega con su destino, ya que su familia se muda al sector de El Paraíso, muy cerca el viejo Hipódromo Nacional, e intuitivamente le hace interesarle todo lo referente al mundo del turf, tanto así que apenas a los 11 años ingresa como aprendiz de caballerizo en la cuadra de Don Antonio Algarbe.

 

De esa manera va conociendo todo lo correspondiente al manejo y cuido del purasangre trabajando también con los ejemplares propiedad de varios grandes propietarios como Don Carlos Márquez. Va ganando la confianza entre ellos hasta que llega al punto de montarse en los caballos durante los diarios trabajos ordenados por el preparador de turno.

 

 

 

A medida del paso del tiempo, grandes figuras del látigo del momento como Pedro Emilio Yumar y “CuminacoRómulo Méndez observan las condiciones del joven para convertirse en jinete y es así como, cuatro años después, con ese apoyo logra ingresar en la Escuela de jinetes que dirigía Amador Varela, pero tenía la ventaja que ya conocía el manejo del freno y el filete, lo que hacía ubicarlo entre los más destacados de su grupo. Una de sus particularidades era que montaba en silla, descalzo, y ello causaba asombro entre los que le observaban, según cuenta la crónica de la época, pero no por arrogancias o dárselas de importante, simplemente era porque no tenía como comprarse unas botas.

 

Pero no es sino a finales de 1948 cuando recibe la matrícula de jinete aprendiz, y en la época era muy difícil para un joven venezolano destacar en la profesión, ya que eran tiempos donde los jinetes extranjeros dominaban la escena y se parecía imposible que algún jockey local pudiese montar algún ejemplar de primerísimo orden, pero el que persevera alcanza y el 16 de julio de 1949 logra debutar con el ejemplar Fulgencio (pupilo de Antonio Algarbe), figurando en el noveno puesto, en carrera donde se impuso Antifaz con la monta de Luis Morón.

 

El mundo es pequeño, dice el refrán, y el 29 de octubre de 1949 alcanza su primera victoria por intermedio del mismo ejemplar que ganó cuando participó en carreras públicas por primera vez, Antifaz, entrenado de “RisitasJosé Ruperto Becerra y propiedad de Enrique Acosta Clausel. Poco a poco fue ganando la confianza de los entrenadores y la simpatía del público aficionado, hilvanando una carrera que lo llevó a ganar muchas carreras, a pesar de fajarse con figuras como Balsamino Moreira, Juan Eduardo Cruz, Laffit Pincay, Raúl Bustamante, Carlos Cruz, Juan Araya, entre otras estrellas.

 

Triunfó en el Clásico Fuerzas Armadas con el argentino Sundín para los colores del Stud Angostura y entrenado por Ambrosio Elnen; y en el Clásico de la Marina con Tesoro. Montó grandes corredores como Atorrante, Reintegro, Arrendajo, Danbydale (logró figurar segundo de Arcaro en el Simón Bolívar), Creole War, Crimson Pet y Viviani, del que tiene una anécdota: “Una vez que lo dirigí perdí con Tanning en 2000 metros, para terminar durmiendo en la policía. Carlos Cruz me molestó en la recta final, lo que influyó para que perdiera la carrera y el reclamo fue desestimado. Después de la misma se generó una fuerte discusión y en el calor de la misma le conecté un golpe a Carlos (Cruz). Los comisarios me remitieron a una jefatura civil”.

 

 

Juan Leopoldo siempre ha siempre ha sido un atleta, entre sus recuerdos está su amistad con el Campeón Nacional de los 100 metros planos, Arquímedes Herrera y Juan decía “Ese balín me ganaba por sólo 2 o 3 cuerpos”.

 

Ya después de 25 años de actividad consecutiva, llena de constancia y honestidad, toma la decisión de retirarse responsablemente en 1974. Lo hace con un caballo del mismo entrenador con el cual había debutado y como el campeón que era, su última actuación fue una victoria a bordo de Cazador, entrenado por Antonio Algarbe.

 

Fue Policía de Pista y también Fiscal de Pista y Caballerizas hasta 1992, desde ese entonces se retiró de la actividad hípica y se podía disfrutar de su presencia cualquier día de la semana en el Hipódromo La Rinconada. Falleció el 21 de enero de 2019. Todo un personaje que merece el respeto y la admiración de todos los hípicos.

 

Fuentes: Sr. Ricardo Rodríguez, Revista Gaceta Hípica, Revista La Fusta, Sr. Jaime Casas A.

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 13 de abril de 2006

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