Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Eduardo Jara

El Rey del Filete... Un ejemplo de vida hípica

Por Ricardo Ramos Mayorga

 

ESTE JINETE CHILENO GANO LAS ESTADISTICAS EN ARGENTINA POR 6 AÑOS, COMPITIO CON LA ELITE DEL TURF AMERICANO COMO: IRENEO LEGUIZAMO, BILL SHOEMAKER, LISANDRO CÉSPEDES, WALTER CARRIÓN. IMPLANTO LA MODA DEL FILETE EN ARGENTINA.  PARTICIPO Y GANO EN CHILE, ARGENTINA, VENEZUELA, BRASIL, SUDAFRICA Y EN LOS USA, ENTRE OTROS.

 

Hace algunos años, cuando tuve la oportunidad de ir a los Estados Unidos, conocí a un personaje que para mi era completamente desconocido, digo… para mi, porque a nivel suramericano o porque no decirlo en el ámbito mundial  de las carreras de caballos, este señor profesional muestra toda una trayectoria llena de triunfos siempre como jinete, lo cual sin lugar dudas representa toda una autoridad, además un excelente ejemplo a las nuevas generaciones.

 

 

Don Eduardo Jara, es un señor de origen chileno,  radicado en las afueras de Fort Lauderdale, al norte de Miami en la Florida-EE.UU, donde vive con su esposa la señora Angélica, la persona que lo ha acompañado en los años más difíciles y quien ha sido en gran parte el eje fundamental de sus éxitos.

 

Don Eduardo ya retirado de cualquier  trabajo físico, habita en un lugar muy cómodo, fruto de sus esfuerzos y conquistas, que como él dice, mas que merecido llega a este sitio en busca de retomar energías  y poder disfrutar de todo aquello que consiguió con el producto de sus conocimientos, de su ética y sobre todo de su gran capacidad físico-atlética, demostrada al dirigir los puros de carreras.

 

En el año 1990, cuando estuve en la ciudad de New York, me radique en la casa de Don Eduardo, ubicada en ese entonces en las afueras del Hipódromo de Belmont Park,  fui a ese lugar por cuanto mi cuñado Carlos Ortiz, conocido como el Cacique del Putumayo, un jinete de grandes actuaciones en nuestro medio  y en los Estados Unidos, en compañía de Alcibíades Rivera- hermano de Ángelo y Miguel y de Montgomeri Cáceres –hermano de Erickson, me invitaron a compartir el apartamento, con lo cual nos ahorraríamos un dinero que nos serviría para poder sostener nuestra estadía en esa ciudad.

 

Don Eduardo, siempre ha sido una persona muy caballerosa y muy dado a colaborarnos en todo lo que necesitábamos, de ahí que le llamáramos el “Daddy”, muy parecido al de “Papi” en nuestro medio, por ser eso, un Papá con nosotros, lo que siempre ha sido con cualquier persona de nuestro país que ha pasado por su casa.

 

La persona que inicialmente nos vinculó con el “Daddy” fue José Santos, jockey muy famoso en los Estados Unidos y quien pasó una buena temporada en nuestro medio en el Hipódromo de los Andes, dejando una gratísima huella y gran ejemplo para conducir Caballos de Carreras, quien como paisano de Don Eduardo, conocía a Carlos Ortiz, se lo presentó y desde entonces han mantenido una estrecha relación familiar hasta llegar a ser compadres.

 

El motivo por el cual nos vuelve a conectar es cuando Carlos nos invitó a conocer su nueva casa,  allí tuvimos oportunidad de compartir algunos días, donde se llevó a cabo la entrevista con este personaje el día 7 de agosto de 2005, que como siempre fue muy amable.

 

Encontramos a Don Eduardo muy cómodo, disfrutando de un merecido descanso en la casa de su compadre Carlos Ortiz, quien labora como galopador en el Establo “Padua”, de gran prestigio a nivel de los Estados Unidos, siendo uno de los tantos sitios dedicados a la crianza y entrenamiento de los Puros de Carreras, en la localidad de Ocala-Florida USA., ciudad reconocida por los Criaderos y centros de entrenamiento, no solamente de caballos de carreras sino de toda clase: equitación, salto y paso fino entre otros, por considerarse sus pastos de gran concentración en minerales y vitaminas aptos para el desarrollo físico de los equinos.

 

 

Le preguntamos a Don Eduardo:

 

R.R.: “Daddy” ya sabe que lo llamamos así cariñosamente por su actitud generosa, por su caballerosidad y siempre gran colaborador con nosotros los colombianos. ¿Cuándo nació y dónde? 

Don E.: Bueno, yo nací en 1930 el 7 de julio en Chile, antes tengo que agradecer a estos amigos colombianos, que me hacen esta entrevista y a mi compadre Carlos, que tiene un niño muy lindo que es mi ahijado y que son mis ojos.

 

R.R.: ¿A qué edad comenzó a correr caballos de carreras?

Don E.: Muy joven empecé en Chile, justamente el primero de enero de 1947, como que era integrante de una familia de jinetes, tuve mucho apoyo, mi padre lo fue y dicen las malas lenguas que era muy buen jockey  y un hermano que era bastante enérgico. 

 

R.R.: ¿Cómo se llamaban?

Don E.: Mi padre se llamaba Víctor Jara Jara y mi hermano Víctor Segundo Jara, mi padre ganó en su campaña muchas carreras, pero recuerdo porque me contaron y me enteré posteriormente por las estadísticas, que se ganó 3 Derbys en Chile en los años 1919, 1924 y 1929, sino estoy mal, nunca lo vi correr pero si recibí muchos consejos de su parte.

 

R.R.: ¿Cuándo se ganó su primer carrera?

Don E.: La primera carrera la gané ese año justamente en 1947 en un hipódromo que tenemos en Chile que es en Viña del Mar, en mi tercera oportunidad que corría, por cuanto era un joven con mucha voluntad para ser jockey  y como era tan livianito me fui a la capital  Santiago  y con el nombre de papá y mis conocimientos, me ayudaron mucho y ya a los  siete meses y medio de estar montando me hice profesional ganando 60 carreras en los hipódromos de Chile y en el Club Hípico, los dos en Santiago la capital, no siendo nada fácil, era una competencia muy brava porque había muy buenos profesionales.

 

R.R.: ¿En ese entonces conoció a Lisandro Céspedes?

Don E.: Si como , era un excelente jinete muy inteligente en competencia y muy dedicado a su profesión, le guardo muy buenos recuerdos.

 

R.R.: ¿Cómo comienza su actividad en el exterior?

Don E.: A bueno, yo corrí muy poco en Chile, lo hice hasta febrero de 1949, cuando  me contrataron para ir a correr a Venezuela, donde estuve corriendo ocho años

 

R.R.: ¿Recuerda algunos nombres de jinetes que corrieron con Usted en su paso por Venezuela?

Don E.: Estaban algunos jinetes chilenos ante la oferta de buenos contratos, tanto para Venezuela y para Colombia adonde recuerdo que fueron: René Cruzat que elegancia, a Ramón Cornejo- radicado en Puerto Rico, a Juanito Herrera que clase y técnica, a Salvador Godoy que estilo, entre otros. Para Venezuela era mas complicado, pero el patrón que me contrato pertenecía a las directivas hípicas, no tuve mayores inconvenientes y como tenia muy buenos caballos me gané alrededor de 250 carreras y recuerdo que competía con los chilenos: los hermanos Cruz, Raúl Bustamante y en ese entonces comenzaba Gustavo Ávila jinete Venezolano a quien le colaborábamos mucho en su técnica para montar, convirtiéndose posteriormente en el mejor jinete de todos los tiempos en ese país y con otro que de pronto ustedes en Colombia lo recuerdan como es Walter Carrión.  

 

R.R.: Pero vea usted Don Eduardo, Walter Carrión corrió en Bogotá, en el Hipódromo de la 53, precisamente con mi hermano Jaime Mayorga y le montó caballos a mi Padre y me cuenta Jorge Salazar que le condujo varios caballos a su padre Don José Salazar entre ellos a Royal Gipsy ganadora clásica. Habiendo dejado dos hijos colombianos. Por sus montas, se tienen grandes recuerdos de este jinete de origen ecuatoriano.

 

Don E.: Si efectivamente la hípica es un mundo tan grande, donde se conoce mucha gente y he tenido oportunidad de compartir con grandes amigos que nos encontramos dispersos.   

 

R.R.: ¿Es verdad que Walter Carrión se encuentra por estos lados?

Don E.: Si es así y justamente no lo he llamado, estando pendiente una visita, de pronto nos encontramos y vamos a verlo en el lugar de su trabajo, pues a pesar de sus 81 años todavía labora aquí en el hipódromo de Calder en la zona del control del “doping”. Hay muy buenos recuerdos de Walter, porque fue mi instructor de baile, tenia una gran agilidad y mucha paciencia para enseñar, lo que supimos aprovechar y pasamos momentos de jolgorio muy alegres... ¡ah épocas!.

 

R.R.: La hípica de por si es una actividad de fiesta llena de alegría y con estos amigos mucho mejor, pero cuénteme Don Eduardo en que año sale de Venezuela.

Don E.: Corrí hasta el 58 y en esa estadía conocí a hípicos argentinos que compraban y vendían caballos, ya me había separado de mi primera esposa con quien tuve dos hermosas hijas, conocí felizmente a mi segunda esposa Angélica, con quien todavía vivo y me está aguantando según ella dice. Bueno la llevé a Chile a relacionarla con mi familia y posteriormente pasé a la Argentina, en el vuelo hacia Argentina conocí a un señor que tenía caballos y me dice: Eduardo te gustaría correrme los caballos. ¡Como no...! le dije  y así fue en el año 58 hice un reconocimiento del terreno, pero como tenía un contrato firmado en Venezuela, me tocó regresar, hablé con los patrones y ellos no le vieron ningún inconveniente y delante de mi rompieron el documento, según ellos en reconocimiento a mi labor.   

 

R.R.: Don Eduardo cuando llega a Argentina hay que hablar de Ireneo Leguizamo, a quien el famoso canta autor Carlos Gardel, dedicó varias de sus tangos y milongas, entre ellas “Por una cabeza...”, cómo es su encuentro con este jinete de quien se reconoce grandes ejecutorias.

Don E.: Era la primera competencia en la que tomaba parte en el hipódromo de Palermo, una carrera de 2.400 metros, corría el caballo favorito que lo habían traído de Chile, debí ganar, pero... sucedió lo inesperado, iba muy cómodo en la punta con 5 a 6 cuerpos de ventaja y cuando faltaban 300 metros para la meta mi caballo rodó, doble factura en los remos delanteros. Como se sabe Leguizamo siempre corría de atrás, los jinetes de los caballos que venían cerca del mío se abrieron, dejando un claro bien grande, que quiso aprovechar Ireneo, pero se encontró con el caballo que estaba en la pista..., después nos encontramos en un sanatorio y allí lo conocí. Y me dijo: Oye chileno no te volvás a caer porque me vas a hacer caer a mi...  

 

 

R.R.: ¿Cómo le fue en la caída?

Don E.: Me rompí tres costillas y un golpe en la rodilla y Leguizamo tuvo una pequeña luxación en un hombro.

 

R.R.: ¿Cuántos años corrió en la Argentina y con Leguizamo?

 

Don E.: Fueron cerca de 35 años, donde cada año que pasaba me iba mejor, tuve la oportunidad de ganar todas las carreras del calendario hípico. Por tres años consecutivos gané las estadísticas: del 63 al 65, en otras tres ocasiones mas las encabecé y siempre estuve entre los cinco primeros, gané grandes premios entre ellos recuerdo: el Pellegrini dos veces, el Nacional dos veces, la primera copa de oro, el pocillo y muchas otras más. 

 

R.R.: ¿En que año se retira de la Argentina y que otras carreras importantes recuerda?

Don E.: Me retiro con 2500 carreras en el año 1986, cuando ya comienza a verse mermado el físico, lo que costó el esfuerzo de haber arribado a donde llegué, ante las exigencias del público argentino, que era muy conocedor.

 

R.R.: Cuál es el factor más importante que considera, le ayudó a ganar tantas carreras en Argentina. 

Don E.: Bueno como yo venía de una hípica diferente como la chilena y la misma venezolana, estaba acostumbrado a correr con filete y las dos manos cogiendo las riendas y en ese momento en Argentina se corría con freno, lo que hacia que los jinetes utilizaran tan solo una mano en plena competencia, pero que definitivamente, logré demostrar que con el freno el desgaste del caballo era superior y por ende era mas propenso a sufrir traumas en los remos traseros.

 

Nota de R.R.:

Filete ó bocado: Es una barra de metal especial que va al extremo de la rienda,  utilizada para el manejo del caballo y que se le coloca en la boca.

Freno – es un complemento al filete que además de este, lleva otro soporte de metal en parte de barbilla.  

 

R.R.: ¿Quiere decir esto que el cambio del filete al freno en Argentina se le debe a sus recomendaciones?

Don E.: Yo creo que eso me ayudó mucho, me encuentro con una hípica de reconocido prestigio mundial, por cuanto el caballo al estar acostumbrado al freno, cuando encontraba algún problema este mermaba su ritmo de una manera fuerte. Lo que se buscaba inicialmente es que no se tuvieran encontrones dentro de la competencia, pero como dije obliga a los caballos a hacer esfuerzos mas severos, por lo que los caballos sufrían de los “garrones”, de esta manera con el filete cuando uno tiene un inconveniente, el caballo trabaja siempre con las cuatro patas, lo que facilita hacer cambio de riendas, al cruzarlas obliga al caballo a cambiar de ritmo,  de mano y levantar la cabeza, cogiendo mas velocidad. En un principio utilizando el filete los llevaba con una mano estilo freno, cuando los movía los caballos corrían una barbaridad, de esta manera me gané muchas carreras.

 

 

R.R.: ¿Es así como lo llamaron el Rey del Filete?

Don E.: Si... al imponer esta moda, los jinetes argentinos se dieron cuenta de los buenos resultados y poco a poco fueron cambiando al filete, tal como se corre en todo el mundo en la actualidad.

 

R.R.: Además de correr en Chile, Venezuela y Argentina, ¿participa en otras carreras de talla mundial? 

Don E.: En Sudáfrica hacían unas carreras de carácter internacional donde participaban jinetes Europeos, con suramericanos, allí invitaban a caballos con sus respectivos propietarios y entrenadores. El caballo Argentino era un ejemplar noble, de talla fuerte y resistente, que podía competir de igual a igual en cualquier parte del mundo y fue así como ganamos el intercambio en alguna ocasión. También tuve la oportunidad de participar y triunfar en pruebas importantes en Brasil: en Sao Paulo el Premio Presidente de la República y en Río de Janeiro dos veces mas el Presidente de la República y en el año 1963 el Derby Suramericano con un caballo llamado “Atlas”.

 

R.R.: ¿Cómo le fue como jinete en el medio de los Estados Unidos?

Don E.: Estuve corriendo unos meses, estando de vacaciones y gane algunas carreras en California y en Miami en el hipódromo de Hialeah, tuve la oportunidad de venir a los Estados Unidos pero como estaba contratado no lo pude hacer cuando estaba en mis mejores épocas. Después por problemas de peso ya se hizo imposible poder montar.

 

R.R.: ¿Cómo es que se queda en los Estados Unidos?

Don E.: Lo menos pensado fue quedarme por estos lados, uno de los  países que me quedaban por conocer era los USA, vine a visitar a unos familiares y me quedé, sin embargo estuve alternando mi descanso, como hot-walker ó caminador, primero con Ángel Pena- entrenador argentino a quien había conocido en Venezuela y finalicé con William Mott entrenador americano, uno de los mejores en este medio y con quien laboré por mas de nueve años.

 

R.R.: Bueno Don Eduardo que recomendación le puede dar a los hípicos colombianos

Don E.: Que el momento les va a dar una linda oportunidad, la cual se debe aprovechar con dedicación y esmero, que se sienta al caballo como lo sentí yo, a mi me gusto mucho el caballo lo gozaba a plenitud, que trate con todos medios de no vencer y si un entrenador ó un jockey pierde una carrera, busque en la otra y algo importante colabore con los otros, que así como uno tiene una oportunidad todos la merecemos en fin todo se retribuirá, mi padre me enseñaba que hay que querer al caballo y él no lo defraudará .

 

R.R.: Esto me hace recordar Don Eduardo, aquello que me decía mi padre, para triunfar con los caballos lo importante es el amor que se les dé. Pero bueno “Daddy” un consejito de carácter técnico.

 

Don E.: Mi  padre me aconsejaba que al caballo hay que pegarle para ganar, entre menos se pega es mucho mejor, hay que pegar para ganar, sin necesidad no se debe castigar, se debe sentir al caballo y cuidar lo que se lleva.

 

R.R.: Es decir se debe pegar para ganar y no para castigar, pero bueno “Daddy” una última recomendación para los tramos definitivos en una competencia.

Don E.: En la escuela chilena nos enseñaban, que mientras el caballo viene con ritmo de competencia, se deben ajustar las piernas sobre la “cruz” del caballo, pero como al momento pegar se va el cuerpo hacia atrás, se deben despegar las rodillas unos centímetros, y llevar el cuerpo al estilo de una “Rana” en posición aerodinámica, lo que facilita el accionar del caballo, no pierde el ritmo  y muy seguramente lo llevará al triunfo final...¡ Hagan la prueba  y verá los resultados!.

 

R.R.: Seguramente no vamos a ser nosotros los que practiquemos este estilo. Pero Dios quiera que todas estas recomendaciones que hace Don Eduardo la escuchen en cualquier Hipódromo y se puedan aplicar en el medio colombiano, que por estos días ha recibido una voz de aliento, con la elaboración de los contratos para la puesta en marcha del Hipódromo de Villa de Leiva y la Construcción de un Centro Hípico en las cercanías a Bogotá. Don Eduardo que siga disfrutando de su vida, bien merecida la tiene. ¡Muchas Gracias… por su atención y por su gran ejemplo!

 

Don E.: Gracias a usted y un saludo muy especial a toda Colombia donde tengo grandes amigos y a los que deje en la Argentina.  

 

Nota de la redacción: Eduardo Jara falleció el 19 de agosto de 2021 en la ciudad de Nueva York.

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 22 de febrero de 2007

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