Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Carlos Pérez

Por Juan Macedo

 

Reconocido como un señor a caballo. Serio y responsable. El público y sus colegas guardan el mejor recuerdo de Carlos Segundo Pérez Orellana. Un hombre sencillo en todo el fervor de la palabra, humilde y simpático. Nació el 4 de marzo de 1929 en Malloa, San Pedro, en el estado de Caupolicán, al sur de Chile, Hijo de Carlos Pérez y Rita Orellana. Trabajó para una empresa metalúrgica antes de entrar al mundo del hipismo en Chile, hasta que se le acercó un personaje quien le recomendó que podía ser jinete, Pérez mostró interés y al poco tiempo comenzó a desempeñar la labor de caballerizo durante dos años y medio en el Club Hípico de Santiago. Fue en ese entonces cuando se ganó el apodo con el cual es conocido hasta la fecha de hoy: "El Chancho"; era una broma -según relata el protagonista- que le hacían sus compañeros cuando él decía que quería ser jockey, ellos respondían: "cómo va a ser jinete ese niño si parece un chancho".

 

 

Su maestro fue Carlos Muñoz Guzmán (entrenador del famoso caballo chileno Liberty). Debutó como jinete en 1948 y su primera victoria la obtuvo con Cuadrada el 15 de agosto de ese año. Se graduó de jinete profesional en Chile al llegar a 60 victorias con el triunfo obtenido con el ejemplar Caminito. Montó un año y medio entre los hipódromos de Chile y el Club Hípico, totalizando 74 triunfos y resultando el mejor aprendiz en la temporada de 1949, ganando el Clásico Verano con Los Alpes, 19 de septiembre con Sanguijuela e Hipódromo de Chile con Nítido.

 

Había gran cantidad de chilenos en el medio hípico venezolano y el jinete Carlos Pérez fue contratado por el propietario Luis Aguerrevere a finales de 1949, mediante diligencias hechas por el entrenador Carlos Muñoz Candia, quien se puso en contacto con él. Las bases del contrato eran sueldo de Bs. 800 por un año más el 10% por figuración y el pasaje ida y vuelta. A finales de marzo, exactamente el 28, llegó a nuestra nación, la cual ha hecho su segunda patria, aunque poco faltó para que regresara a Chile ante los innumerables fracasos en su intento de conseguir el éxito en el Hipódromo Nacional El Paraíso (le hizo desistir del retorno el entrenador Julio Velezmoro) debutó en Venezuela el sábado 1 de abril de 1950, finalizando 11º lugar (penúltimo) con Bonnie Blue, en carrera ganada por Epsilón con Raúl Bustamante. No fue hasta el 9 de abril de ese año en que al fin pudo ganar su primera carrera en Venezuela, la que consiguió a expensas de Clodina entrenada por Francisco Silva en distancia de 1400 metros y en tiempo de 90”3, allí aventajó a Tucapeña, llevada por Gustavo Ávila, por pescuezo. Aunque inicialmente se le conocía como “El Chanchito” con el que se le conoce hoy en día, su colega Raúl Bustamante le dio el mote de "Pomponio".

 

Como es sabido por todos la profesión de jinete es muy peligrosa y es común que sucedan accidentes, Carlos Pérez no escapó de eso, él tuvo muchos accidentes durante su vida como jockey. Entre sus accidentes recuerda: fractura de seis costillas cuando rodó de Curbeta en el año 1954 (Pérez contó: "en el Hipódromo El Paraíso, 200 metros antes de la raya, existía una pasarela movible, en la que cada dos carreras quitaban la baranda para que el público pudiera tener acceso al campo; da la casualidad que en esa carrera no colocaron el pedazo de baranda, por ese motivo Curbeta, que venía por línea 1, se metió un poco más adentro de lo que debía incrustándose la baranda en el pecho... la yegua murió y yo salí con 6 costillas fracturadas") y dos veces fracturado de la clavícula izquierda.

 

 

En 1955, Carlos Pérez fue castigado por una severa suspensión colectiva el 1º de mayo, luego de montar a Sirmione, que arribó segundo tras Criterio, montado por Justo Torres. Fueron sancionados por el resto de campaña los jinetes Torres, Pérez y Antonio José Utrera y el entrenador Luis Morón Valdivia. Fue un escándalo para la época. El Gran Premio Clásico Simón Bolívar fue por demás productivo para Carlos Pérez, Lo ha ganado en dos ocasiones: con Cambur en 1960 y Feusinha en 1965. Esa fue la única vez que el clásico se corrió de noche y bajo un palo de agua” admitió Don Carlos; dos segundos (Sultanabad en 1958 y Chantmarle en 1966), 5 terceros, un cuarto, un quinto en un total de 16 presentaciones. La primera vez que intervino en este clásico fue en 1951 con Festival, que arribó tercero detrás de Hylander y Clavijo.

 

Fue un ganador consecuente de clásicos, un jinete de copa. Dijo en una ocasión, que era un imán para los clásicos, “Los caballos me corren como a ninguno, soy un jinete de levita" (seudónimo con que lo distinguió el Diario El Nacional en el año 1966, luego de hacer 3 reverencias al público en el buen sentido oriental)’. Conquistó dos veces el Fuerzas Armadas con El Tamao y Banal; además de 3 veces el Jockey Club de Venezuela (Petare dos veces y Cambur) y 4 veces el Día de La Marina, dos Clausura y dos Presidenciales (Reintegro y El Tamao). En total 34 clásicos. Una vez dijo a El Nacional, “los clásicos son los más fáciles de correr, pues por lo general monto caballos sin mucho chance, es decir, con poca responsabilidad, porque no son grandes favoritos, corro con la mayor naturalidad del mundo”.

 

 Carlos Perez brindando con Anselmo Alvarado en el triunfo de El Tamao en el Presidente de la República

 

Ha ido a Estados Unidos. Primero para conducir a Romancero y El Tamao (sobre el cual guarda el más alto concepto, aseverando que se trata de lo mejor que ha pasado, al menos, por La Rinconada), y en los 70 para montar a Paraje. En junio de 1970 logró su victoria N°1000 con Romney. Carlos Pérez había dicho en ocasión del retiro de su paisano y amigo Raúl Bustamante que él se retiraría cuando ganara una carrera y justo al día siguiente de estar celebrando sus 51 años de vida (5 de julio de 1979) obtuvo ese esperado triunfo al imponer a Los Talentos (nombre muy significativo para denominar a este chileno que fue poseedor de un estilo seguro y dominador sobre los puros de carrera) en la quinta carrera de esa reunión, triunfo que marco el final de una trayectoria de las cuales vivió momentos de satisfacciones plenas.

 

Al tocar su retiro, Carlos Pérez se despidió con un extraordinario récord en Venezuela Cuarto mayor ganador de carreras de todos los tiempos con 1133 triunfos (para ese momento); sexto mayor ganador de clásicos con 34, ganador de una estadística en 1966 (con 84 victorias). Esa estadística la obtuvo con 13 victorias sobre el ecuatoriano Walter Carrión.

 

Diez días después, el domingo 15 de julio, el Presidente del Círculo de Periodistas Hípicos, el Sr. Sabato D'Angelo, hizo entrega de una placa a Carlos Pérez con motivo de la despedida de este de la profesión de jinete. Pérez, quien oficializó su adiós de la afición dando una vuelta a la pista conduciendo al ejemplar Monreale en un acto sencillo pero emocionante, se despidió de su público que lo aclamó con una gran ovación. Carlitos Pérez repartió sonrisas y miró con nostalgia hacia las tribunas repletas del público. Luego sus colegas lo condujeron en hombros hasta el recinto de jinetes el cual visitó por última vez como jinete activo.

 

 

Tras su retiro encima de los caballos, Carlos Pérez fue instructor de la escuela de jinetes del Hipódromo de Valencia y se cruzó por su mente en hacerse entrenador. Resultó mejor como jinete y chef, sino que lo digan y afirmen los comensales que han pasado por su restaurante, llamado “El Chancho con Chaleco", una tasca-bar situada en el segundo piso de la Tribuna B, donde los comensales hípicos se dan cita con regularidad para almorzar y deleitarse con la buena comida, todos los días de carrera. Falleció el 21 de mayo de 2017. Será recordado como uno de los más grandes jinetes de la historia hípica de nuestro país.

 

Fuentes: Revista Turf, Revista Gaceta Hípica, Lic. César A. Rivero, Lic. Michael Mederos

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 13 de abril de 2006

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