Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Ángel Gutiérrez

Por Juan Macedo

 

El ColoraoÁngel Gutiérrez, el otrora rey de la baranda, marcó época en el Hipódromo Nacional El Paraíso como uno de los buenos jinetes que cumplió cam­paña en el recordado óvalo capitalino, llenando una gran época de rivalidad con valiosos látigos del patio como “CuminacoRómulo Francisco Méndez, Perfecto Antonio Chapellín, Laureano Padilla, Euclides Villalobos y Luis Ramón Harris, sólo para nombrar algunos de la llamada “Época de Oro”.

 

Desde sus inicios en la profesión brilló, incluso en el año 1939 Euclides Villalobos le arrebató el título de jinete aprendiz en el Hipódromo El Paraíso. Los datos de la época son escasos, pero podemos confirmar que estuvo con regularidad entre los mejores jinetes del patio. Fue jinete en el tercer hipódromo de Maracay.

 

 

 

Ganó el Clásico Clausura de 1946 con Strómboli, el Clásico de los Sprinters del 47 con Intruso,  el Clásico Fuerzas Armadas de 1948 con Impulsivo y el Clásico Junta de Fomento Equino de 1950 con el criollo Burlador, recordado hijo de Burlesco.

 

Después obtuvo la Matrícula de Entrenador de Purasangres de Carrera y se desempeñó como tal desde 1954 y llegó a montar ejemplares preparados por él, pues así se permitía. Corredores de la valía de Pantruca, Machango, Negro Torres, María Cecilia, Empire Star, Morita, entre otros. También fue un notable importador de purasangres, especialmente de Argentina.

 

A principios del año 1955 Ángel Gutiérrez había comprado cuatro caballos argentinos por el precio de Bs. 16.000, en el mismo viaje vino Préndase. "El Colorao" al ver la estampa del potro, le propuso a Federico Siccardi hacer negocios por el animal, pero Don Federico se negó. Tal fue la admiración de “El Colorao”, a tal punto, que cuando llegaron a Maiquetía, Préndase lo iban a bajar sin protección por falta de mantas a pesar de la fuerte lluvia, y “El Colorao” sacrificó un sobretodo recién comprado en Argentina, para protegerlo. Don Ángel seguía insistiendo en comprar a Préndase, pero el dueño le dijo: "Lo único que puedo hacer, es garantizarte que tú serás el jinete oficial, pero no lo vendo" y así finalmente quedaron.

 

Con Préndase, Ángel Gutiérrez ganó el Clásico Simón Bolívar de 1955 en calidad de invicto, el Clásico Jockey Club de Venezuela de 1956. Además fue su jinete en el Washington International de 1955, figurando segundo en carrera que fue ganada por El Chama, con la monta de Raúl Bustamante.

 

 

Préndase dominaba bajo las órdenes de “El Colorao”, cuando giraron la curva final, Gutiérrez vestido con el tricolor, se percata de que el conducido de Eddie Arcaro atropellaba con fuerza por la parte externa, y por dentro venía otro competidor con mucha velocidad, cuyo jinete le gritaba: "No cierres Colorao, no cierres Colorao", lo que hizo que Gutiérrez, en fracciones de segundo pensara "El único que me puede gritar Colorao es Raúl, y para que me gané un gringo prefiero darle paso al de Venezuela" y abrió a su cabalgadura con precisión de cirujano cortando la acción del caballo que venía por fuera, sin tocarlo, sólo acercándosele a un costado, en ese momento pasó El Chama a dominar y Gutiérrez vuelve a exigir a Préndase, que  respondió para protagonizar un bonito final que se resolvió por la mínima diferencia a favor de El Chama y un meritorio segundo para Préndase.

                                                                                                 

Don Raúl Bustamante en una ocasión comentó: "La carrera la ganamos gracias al Colorao" refiriéndose al episodio de la última curva. También contó que antes de la prueba “El Colorao” Gutiérrez estaba vestido con los colores de la bandera venezolana y Bustamante le dijo: "Colorao, dame aunque sea la gorra para llevar la bandera en algún lado", entonces El Chama corrió con los colores de su divisa y la gorra tricolor.

 

En una entrevista que le hizo su hijo Ángel Gutiérrez Aguero, “El Colorao” comentó “Cuando regresé para desmontar a Préndase en esa carrera (Washington International), con lágrimas que me caían en los colores, lo palmé en el cuello en agradecimiento, el caballo me había llevado muy lejos. De paso puedo decir que fue la competencia que más me ha dolido perder en toda mi vida de jockey”.

 

Antes cerrar las puertas del Hipódromo Nacional El Paraíso, ya “El Colorao” había colgado la fusta y se dedicó enteramente a la profesión del Entrenamiento de Purasangres de Carrera. Para el año 1964, Don Ángel viajó con destino a Francia con la intención de inscribir a su hijo Rafael Ángel en un curso especial para aspirantes a jinetes, además de trabajar en esas lides como Capataz.

 

Regresó a Venezuela en 1970 retornando a su rol de entrenador hasta el año 1973 cuando decidió retirarse de la profesión, superando las 70 victorias en los trece años de actividad. Fue oficialmente jubilado por el INH el 30 de abril de 1974. Se mantuvo dentro del mundo hípico, trabajando en el Haras San Marcos como Gerente General.

 

Fue el domingo del 21 de julio de 1996 en la noche cuando falleció “El ColoraoÁngel Gutiérrez, carismático personaje que tiene guardado un lugar en nuestros corazones y en nuestra peculiar historia hípica.

 

Fuentes: Sr. Mirko Ypsa B., Revista Hipódromo, Sr. Rafael Ruggeri, Sr. Carlos Giardinella, Sr. Angel Gutiérrez A., Revista La Fusta.

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, viernes 28 de noviembre de 2014

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