Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Alejo Acosta

Por Fernando J. Gil

 

Uno de los personajes más carismáticos y queridos del ambiente hípico es sin duda Don Alejo Acosta, "el loco alejo” como se le conoce cariñosamente, hombre noble, honesto, valiente y trabajador, toda una vida en el hipismo.

 

Se inició a mediados de la década de los 60 en el Hipódromo Municipal de Ciudad Bolívar, de allí paso por el Hipódromo La Limpia en Maracaibo donde cosechó muchos éxitos que le sirvieron de trampolín para su ingreso en óvalo de Coche junto a sus colegas Jesús Portillo, José Luis Vargas, Julio César Piñero, Edgar Jesús Bolívar y Pedro Villalobos.

 

Alejo Acosta debutó en el Hipódromo La Rinconada en febrero del año 1967, pero fue hasta el 28 de octubre cuando logró su primer triunfo a bordo de Ajiley (de punta a punta). En ese afán de hacerse de la confianza de los preparadores para asegurar montas, trabajaba hasta a los purasangres más díscolos, geniosos, difíciles, “locos como yo” comentaría en una oportunidad. Fue en una mañana de traqueos, trabajando a Estilo (pupilo de Ariosto Martín) cuando este lo derribó, sufrió aporreos generalizados y tremenda conmoción cerebral. En el Servicio Médico temieron por la gravedad de sus lesiones y lo enviaron hacia el Centro Médico de San Bernardino. Allí estuvo en coma durante unas diez horas, hasta que recobró el conocimiento.

 

En el hipódromo siempre se dice "loco con loco se entienden" y jinetes con Alejo Acosta fueron etiquetados en el ambiente hípico para enderezar, reamansar, hacer partir, corregir, entre otras mañas, a cualquier purasangre, a veces esas mañas las agarran con otros jinetes y después tienen que terminar con los especialistas. Por esa razón la gran mayoría de los ejemplares que montó fueron animales geniosos, los escogen los entrenadores sólo para eso. Fueron alrededor de 40 carreras que ganó en La Rinconada, entre ellos el tordillo Yacaré, La Cacharrito, Viriato, Kalivia, DeLuis (que solo ganaba con él), Gemela (siempre daba la revuelta o se quedaba en el aparato, con Alejo partió muy mal y ganó su única carrera), entre otros. ¿Cuántas veces, por esa tenacidad de Alejo Acosta, no se salvó para la pista algún ejemplar? Siempre agradecido a Raúl Payares que fue el entrenador que más oportunidad le dio e incluso le ayudó económicamente.

 

 

El sábado 11 de enero de 1981 a la altura de la quinta prueba de la jornada ocurrió un terrible accidente en la pista de La Rinconada, donde rodaron aparatosamente los jinetes Alejo Acosta y Manuel Nuñez sobre los ejemplares Curucuti y Best Seller respectivamente, siendo Alejo el que sufrió peores consecuencias. Curucuti (un presentado por Carlos Arocha hijo de Tronado, animal díscolo e indócil), lo tumbó en la partida y le pisó la cabeza produciéndole severas lesiones (fisura craneal), a tal punto que tuvieron que colocarle una placa de titanio en la cabeza. La carrera accidentada la ganaría el ejemplar Mil Carcajadas. Este suceso lo apartó de su profesión.

 

Pero eso no lo hizo amilanarse, por el contrario, le dio más fuerza para seguir luchando en el medio que siempre lo apasionó, ya a mediados de los 80 se mantuvo laborando como pony boy en el Hipódromo Municipal de Ciudad Bolívar, eventualmente recibió algunas oportunidades en pruebas públicas. Los cronistas recuerdan una carrera ganada por Alejo con una yegua llamada Lady Atlanta (del Stud Redifesa entrenada por Israel “Ruchacha” Gutiérrez), en dicha carrera se le salió el brazo a Alejo y así mismo ganó la carrera a un solo brazo. El último triunfo de Don Alejo Acosta en su larga trayectoria como jockey lo lograría con el selectivo Vadinho en el Hipódromo Municipal de Ciudad Bolívar en el mes de septiembre de 1996.

 

A pesar de su retiro, Alejo Acosta no se aleja del hipismo. El Sr. Héctor Alonzo Rivas mencionó “A Alejo lo he visto varias veces en La Rinconada, y como siempre jodiendo a todo el mundo. Estuve hablando con él y llegó Eduardo Rivas, Alejo hizo un chiste y Eduardo salió corriendo, todo el mundo en el hipódromo molesta a Eduardo con el mismo chiste y el hombre se dispara, el chiste no se puede contar por esta vía. Lo cierto es que Alejo no pierde su carácter”. Hombre de riesgos y sacrificios, e pesar de todos sus infortunios, crío a sus hijos y les dio todo lo que ganaba sin nada a cambio, su hijo Oswaldo fue jinete al igual que su hija Maribel, que destacó en el Hipódromo Municipal de Ciudad Bolívar. Uno de sus nietos, Frank Reyes, se hizo jinete en el Hipódromo de Rancho Alegre y actualmente ejerce en los Estados Unidos.

 

Su vivienda, en Ciudad Bolívar, sirvió de residencia a muchos jóvenes, quienes aspiraban y soñaban con ser jinetes. De él aprendieron mucho, que ahora brillan con luz propia en la profesión. El hipismo está basado en estadísticas, como muchos deportes, pero el factor humano también importa y sin dudas Don Alejo Acosta es un campeón en esas lides, un hombre de bien, con valores bien fundados, aunque le guste la cañandonga. Seres humanos como Alejo, hay pocos.

 

Fuentes: Revista Gaceta Hípica, Revista La Fusta, Sr. Trino Pulido, Sr. Héctor Alonzo Rivas, Sr. Abdón Sánchez, Sr. Amín Finol Ortiz.

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, martes 30 de noviembre de 2021

Copyright 2000, Anécdotas Hípicas Venezolanas C.A. Todos los derechos reservados