Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Raúl Salazar

Por Juan Macedo

 

Don Raúl Salazar Candia nació en la ciudad de Guayaquil, Ecuador, el 26 de mayo de 1918. Siendo un jovencito, el año de 1933, en una cuadra del Hipódromo de Guayaquil, correteaba por la cuadra a cargo de José Salazar, soñaba con ser caballerizo, quería empezar desde allí, aunque su mayor ambición es la de ser jinete, quería conquistar el mundo del turf sobre un caballo. Poco a poco va avanzando y adquiriendo conocimientos sobre el purasangre de carreras. José Salazar, su patrón, quien era a la vez su padre, un hombre de experiencia y conocedor de las inquietudes de todo joven, se dio cuenta rápidamente que era muy difícil arrancar a su pequeño Raúl del medio. No le quedó otra alternativa que ofrecerle su apoyo.

 

Raúl Salazar estaba ya encerrado en algo que apasiona, luchando con los equinos, brindándoles especial cuidado, queriéndolos como si se tratase de personas allegadas a él. Al poco tiempo cumple uno de sus mayores anhelos, se hace jinete e interviene en pruebas públicas en los Hipódromos de Medellín y Bogotá. Ganó varias carreras, se enamoró de su profesión y pensaba que allí estaría decidido su futuro, no contaba con que su gran enemigo obstaculizaría su carrera, no era otro que el peso.

 

 

Surge de nuevo Don José, esta vez para indicarle lo que debe hacer: lo lleva a su establo, sus consejos se harían definitivos, lo coloca en el diario contacto con los caballos, él deseaba lo mejor para su hijo, que triunfara en lo que había escogido. Adelantó a pasos agigantados por su constancia y preocupación. Se convirtió en el Capataz de la cuadra de mayor importancia en Bogotá, la de su padre.

 

Su padre le dijo “Yo te diré cuando puedes aspirar a la Matrícula de Preparador, tienes que estar totalmente listo”. No necesitó mucho tiempo para obtenerla. Debutó en Bogotá y las victorias no se hacen esperar. Don José había logrado su cometido, hizo de su hijo caballerizo, jinete y capataz: un buen entrenador.

 

En 1950 arribó a Venezuela contratado por los propietarios venezolanos Pedro Valenzuela y Juan Lloret, ellos le dan la oportunidad de realizar campaña en el viejo Hipódromo Nacional El Paraíso y empieza a demostrar lo mucho que aprendió de su progenitor. Su primera victoria fue con la yegua Chloe en mayo de ese año, conducido por Héctor Revello. Otros propietarios solicitan sus servicios y se hace de una numerosa caballada. Victorias tras victorias, que calzaron más de 950 triunfos, lo convirtieron en uno de los mejores entrenadores venidos a Venezuela.

 

 

Raúl Salazar, a quien los amigos llamaban "Pedro Vargas", fue ganador de 19 Clásicos, a excepción del Gran Premio Simón Bolívar que le fue esquivo. El primero de ellos con el argentino Paso Doble el 5 de julio de 1958 (Fuerzas Armadas) en El Paraíso y el último con la veloz Doña Yola (Edgar Ganteaume) en 1985. Es notable mencionar que el Clásico Fuerzas Armadas lo obtuvo en dos oportunidades por intermedio del mencionado Paso Doble y el uruguayo El Tamarindo. Todos saben las grandes exigencias que requiere un ejemplar para intervenir en la distancia de 3200 metros. También se anexó el Clásico Presidente de la República de 1979 sorprendiendo con Lectura, haciendo dúo con “El MudoJesús Rodríguez.

 

 

El Dr. José Manuel Ruiz García siempre le ofreció y brindó lo mejor de sus caballos que lucían la chaquetilla del Stud Chamariapa. Desde que se inició como entrenador en Venezuela, Don Raúl Salazar ha tenido preferencia por los ejemplares criollos, como Canario, Canelón, Calcáreo, Lady Tap, Amarilis, Ejás, Jimmy, Victorioso, Popeye, Peryola, Trenzado, La Reina, entre otros, pero fue de grato recuerdo los recordados importados Zurrido, Colibrí, Bontas y Ricotón (además de los mencionados Paso Doble y El Tamarindo), con los que obtuvo muchos triunfos. Siempre ha figurado entre los mejores de cada estadística. Recordamos que estuvo a punto de ganar 2 estadísticas: en 1954 cuando quedó a 4 triunfos de Millard Ziadie y en 1955 cuando quedó a 3 de Arturo Muñoz Candia. Su última figuración clásica fue cerrando 1987 con Stena, quinta de Sátira en el Clásico Instituto Nacional de Hipódromos, con la monta del finado Carlos Wilfredo Pérez.

 

 

Don Raúl Salazar murió el 22 de diciembre de 1990 a los 72 años, tres años después de haberse retirado de la profesión aquejado de sus problemas de salud. Fue un esposo ejemplar, padre de cuatro hijos (uno de ellos, Raúl, ejerciendo la difícil profesión del entrenamiento), que atendió con celo su preciado hogar. Pese a que la profesión le quitó la mayor parte de su tiempo, no dejó de atender sus obligaciones con el necesario respeto, con normalidad y responsabilidad, un carácter apacible fue la mejor virtud de Don Raúl, jamás se enojó, aún cuando a veces la profesión lo requiere. Jamás fue suspendido, lo cual es otro elemento importante en lo que fue su carrera. Un caballero y sobre todo un buen profesional.

                                          

Fuentes: Sr. Francisco Morales, Revista Hipódromo, Revista La Fusta, Sr. Germán Mota

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 13 de abril de 2006

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