Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Giovanni Contini

Por Gabriel N. Ramos

 

Un profesional a carta cabal, perseverante como pocos en cuanto a un ritmo constante de triunfos que lo colocaban al final de cada temporada entre los jerarcas de su profesión, ese es Giovanni Antonio Contini Rosati, que nació en Bari, una población de Italia, el 13 de julio de 1943. Hijo de Maria Contini Rosati y Miguel Contini, que se vienen a Caracas, Venezuela, en 1947 trayendo consigo su núcleo familiar en la que cuenta dos hermanos.

 

Como buen descendiente italiano, le gusta el trabajo un poco más que el estudio, de ahí que Giovanni sólo culmina sus estudios de primaria. Comienza trabajando en un taller mecánico, labor que no le convence. Luego trabajó en una barbería y finalmente en una peluquería, que no le satisfacía del todo, pero al menos le alegraba el espíritu ante la presencia femenina que allí ocurría. Fue en esas lides que conoció a la esposa de Virgilio DecánAly Khan” y le pidió que le recomendara para aprender con sobre el entrenamiento de purasangres de carrera con “El MusiúMillard Faris Ziadie, aceptándolo en su caballeriza luego de ver la tarjeta del Dr. Decán. Eso fue en el año 1966.

 

En una entrevista realizada para el Diario El Nacional, Giovanni Contini comentó “Ziadie, mi maestro, había ganado un clásico el domingo. Cuando el lunes siguiente llegué a su cuadra, donde hacía el curso de aprendiz de preparador, le dije ¡Musiú, pensé que usted hoy no venía! y me advirtió: cuando uno gana, las responsabilidades aumentan y demandan mayor esfuerzo”.

 

Duró dos años y medio el aprendizaje. Se levantaba a las 3:30 AM porque tenía que estar en la caballeriza a las 4:30 AM, preparaba el café para todos y esa era la hora que llegaba Ziadie, tenía la lista de los caballos que habían salido a caminar y a las 5:15 AM ya estaban trabajando en cancha hasta las 11 AM. En esa época Giovanni Contini ya tenía su negocio de peluquería, que atendía luego de la jornada correspondiente al aprendizaje en la cuadra.

 

Don Giovanni tuvo una primera falla en su examen para optar a la Matrícula de Entrenador, siendo raspados los seis cursantes, ante el jurado representado por Manuel Azpúrua Sosa, Armando Fernández Alfaro y Víctor Lara Díaz. Seis meses después logró la matrícula junto a Carmelo Sánchez Yumar y Felipe Sánchez, eso fue en el año 1969. Sus primeros pupilos en campaña fueron Mineiro y Saratoga, pero su primer triunfo fue en ese año, el 13 de marzo, con el caballo Tambour (del doctor José Antonio Díaz), que montó Adone Bellardi.

 

Comentó Giovanni ContiniFue un comienzo duro, había ganado con Mineiro y Sedoso un fin de semana, pero extraoficialmente habían salido dos caballos “prendidos’’ y muchos comentaron que podían ser mis caballos, pues algunos elementos desconocidos pudiesen haberse introducido en su cuadra y medicar sus caballos, pero todo pasó y fueron otros los positivos. Pero sudé frío”. Ese año ganó 13 carreras.

 

Poco a poco llegaron las oportunidades y Giovanni Contini logró su primer triunfo selectivo el 14 de febrero de 1971, la Copa Charles R. Röhl, con el veterano criollo Arrecife (un caballo que no partía, pero un día Don Giovanni decidió usar la técnica del reflejo condicionado y pinchó con un alfiler al caballo y al tiempo que le pegaban un fuerte grito, y así se acostumbró a salir del aparato). Y para el 30 de abril de 1972 ganó el Clásico Coproca (el primero de una larga lista) con el caballo Diabell, dejando récord de pista. Ese mismo año, el 5 de noviembre, ganó el Clásico Cría Nacional con Arrecife.

 

 

El año 1973 fue el de su consagración, aparte de ganar el Clásico Coproca con Arrecife, destacó también con la argentina Malaya, retratándose en los Clásicos Congreso de la República, Fuerzas Aéreas y Día de la Marina, cerrando el año con 77 triunfos para figurar cuarto en la estadística. Para 1974 logró ganar el evento de mayor transcendencia, el Gran Premio Clásico Simón Bolívar, con el argentino Gorgo. Cuenta Don Giovanni “Gorgo pasaba por un momento extraordinario, salió a buscar a Set N’ Go desde temprano, pasó la milla en 96”4 y mi caballo se desprendió, ganando al reverendo galope. Me puse a llorar como un muchachito de la emoción. Era mi primer Simón Bolívar, la carrera que todos quieren ganar”.

 

 

Notamos que las yeguas le han proporcionado un mayor número de satisfacciones: Provocante, la tordilla Santonisa, la veloz Yoyoa e Inolympia durante la década de los ’70. Con la última nombrada perdió por poca diferencia la Triple Corona para potrancas del año 1979. Además destacó con las selectivas Rastreadora y Giorgina. Inició la década de los ’80 con la veterana Daytri y Excalibur, para llegar a Trinycarol.

 

 

Para Giovanni ContiniTrinycarol fue una de las mejores yeguas que entrené, indudablemente que tuve buenas yeguas, entre ellas Tan Bonita y otras, pero esa fue la mejor, por decir, el mejor caballo que entrené en mi vida”, además “la carrera que mas me llenó fue el Clásico Fuerzas Armadas, porque Trinycarol lo ganó con una facilidad, con 24 cuerpos y cómo lo hizo, fue satisfactorio profesionalmente para mí, una yegua ganar en esas condiciones y después de llegar a la cuadra, a la hora había comido y no le pegó la carrera”.

 

 

Después de Trinycarol vino Invested Gail, que no fue campeona pero ganó cinco clásicos; Tan Bonita, muy valiente y de mucha clase a pesar de sus problemas de tendón; Epic Dancer, yegua que regresó como el Ave Fénix y por último Apple Dancer, sin olvidar a las selectivas Mi Selecta y Varjak.

 

 

 

Giovanni Contini tuvo caballos notables, de la talla de Paraninfo, Silbido, Dorestán, Bold Brigadier, El Sombrereño, Javito, Begich, North Music, Laussenden, Basat, Adeje, Epic Barré, Monte Rojo, Iron Parts, Park Hannibal y Mr. Yiyo.

 

 

                                                                                                       

Don Giovanni tuvo un mal pasaje en su carrera, cuando en el año 1989 unas manos criminales le durmieron a los ejemplares Northern Lady y Quitapesares, ejemplares cotizados en el 5 y 6, lo que le provocó incluso un malestar en su salud. Fue maestro de buenos entrenadores, entre los que cuentan Jorge Luján, Rubén Lanz, Cándido Marcano, Mario Felisari, Rafael Falco y Pedro Ovalles, entre otros.

 

Fue el 26 de marzo de 1994 cuando ganó el Clásico Gustavo Ávila con Apple Dancer, su último triunfo selectivo y al año siguiente, 1995, decidió retirarse del arte del entrenamiento de purasangres de carrera, motivado a la incursión de su hijo Miguel a la profesión, y no deseaba competir con él, sino ayudarlo desde el principio, algo que le llena y le gusta, para que él fuera exitoso en su trabajo. Acumuló 1216 triunfos (de los cuales 129 fueron de carácter selectivo) en un total de 12170 presentados.

                                                                                                                             

Retirado de la profesión, montó una empresa que se formó específicamente en base a la alimentación del caballo y adquirió la franquicia Galope junto al Dr. Jorge Falcón, su hijo Giovanni se ocupa del negocio. Produce los beneficios suficientes para dedicarle el mayor tiempo a su familia a la cual está tan apegado. Casado con la ex voleibolista Eva Ayala, de cuya unión han nacido los hijos: Eva Mariela, Miguel (entrenador de purasangres el cual apoyaba en la cuadra), Giovanni y Evalinda.

 

Un caballero de la hípica, con grandes dotes en el ejercicio de la dificil profesión del entrenamiento de Purasangres de Carrera, con autentica profesionalidad sujeta a una responsabilidad a todo dar, Giovanni Antonio Contini fue un hombre humilde ante todo, con el don de la buena gente, orgulloso de su núcleo familiar, por quienes luchó y perseveró en este oficio; un ser sujeto de una conducta intachable que no admitía contrariedades. Su educación, amabilidad, sencillez y sinceridad, todo esto enmarcado dentro de la naturalidad, así como uno lo ve, así es. Falleció el 8 de diciembre de 2019, víctima de un infarto.

 

Para finalizar el entrenador Cándido Marcano comentó en una ocasión “Si hay una palabra que pudiera describir lo que yo siento por mi maestro esa es agradecimiento, me enseño a valorar los caballos por encima de todas las cosas, recuerdo una oportunidad movilice a correr el caballo Chamín a la capital llegando tercero y su propietario me pidió correrlo de nuevo la semana siguiente en el mismo hipódromo a lo cual accedí y le pedí al capataz de Giovanni "Cobrito" que me lo atendiera, al segundo día me llamó Giovanni hecho una fiera y me preguntó ¿porqué no le dejaste comida a ese caballo?, yo le conteste que allá había suficiente y me dijo: mira Cándido, tu eres entrenador, de los buenos, y esa es tu responsabilidad. ¡Vente y le traes su comida ya!. Aprendí la lección y nunca en mi vida como profesional un caballo bajo mi tutela dejo de comer, de paso ganó la carrera en una sexta válida y fue una gran satisfacción personal y profesional. Gracias Maestro y la vida le de como recompensa el saber que deja huellas en personas que como yo, lo admiramos y respetamos por siempre”.

 

Fuentes: Lic. César Augusto Rivero, Diario El Nacional, “La Rinconada, cinco lustros” del Sr. Gustavo Noguera Bruzual, Sr. Jaime Casas A., Sr. Cándido Marcano, Ing. Juan Macedo.

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 25 de octubre de 2012

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