Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Ademar Piñango

Por Gabriel N. Ramos

 

Ademar Eulogio Piñango Meléndez fue un entrenador que se ganó, sin dudas, un merecido reconocimiento del público hípico por su brillante disciplina y don de buena gente, gustoso de una buena broma para hacer alegre la jornada matutinas de traqueos. Nació en la población de San Francisco, municipio Montes de Oca del estado Lara, a 20 minutos de la ciudad de Carora, el día 2 de julio de 1935, siendo el sexto de once hermanos del matrimonio formado por Don Pedro Ramón Piñango y Roselina Meléndez de Piñango. Siempre le llamó la atención el hipismo porque su padre se dedicó a las actividades agrícolas y pecuarias, en la de ganado vacuno y especialmente en la cría de caballos criollos y mestizos, un hombre que siempre estuvo en la brega del campo. A los cuatro años, ya el niño Ademar montaba bestias y a los cinco era apartador de ganado.

 

Don Ademar Piñango realizó estudios de primaria en la Escuela Núñez Tebar de Caracas y la secundaria en el Liceo Caracas, para finalizar en el Urdaneta, donde abandonó sus estudios en tercer año y se dedicó a trabajar en la industria gráfica. La carrera de este profesional del hipismo tiene sus inicios en 1947, cuando viviendo con su familia en la ciudad de Caracas comenzó a ir al Hipódromo Nacional El Paraíso, en calidad de simple espectador.

 

No obstante, Ademar intentó servir en la Escuela Naval y de convertirse en oficial de la marina, a la vez, que frecuentaba el ring de box; pero las restricciones a su libertad y un derechazo a su quijada en un guanteo que le provocó caer a la lona, acabó de plano con sus sueños iniciales, aunque siempre saboreó su gusto por el boxeo.

 

Fue 8 años después cuando entró al Hipódromo Nacional El Paraíso como estudiante en la primera Escuela de Entrenadores que se abrió en el año 1955 (que funcionó frente al Colegio San José de Tarbes, a pocas cuadras del hipódromo) no tenía a ninguna persona que le asesora. La escuela la dirigía David Itriago Chapín, teniendo a los Sres. Enudio Rivero, Víctor Lara Díaz, Rafael Pérez Matheus, Báez Finol, Dueñas Estrada y Antonio Cuadrado como primeros profesores. Pero por otro lado familiarizarse con el medio hípico, lejos de ser un problema, fue una satisfacción, por su crianza en el campo.

 

Es mas, ingresaron 400 jóvenes y solamente lograron aprobar 12, entre ellos Pedro Armando Quintana, Rufos John, Joao Perpetuo, Alí Angulo, Manuel Vallés, Reinaldo Hernández Rosal y Ramón Hernández Castro. Palabras textuales de Ademar Piñango en una entrevista que le cedió a César Augusto Rivero: “Imagínese usted que clase de exámenes eran aquellos, pero como se aprendía”.

 

La pasantía de aprendizaje la hizo en las cuadras de los entrenadores Emilio Asenjo y Carlos Muñoz Candía. En el mes de julio del año 1957, en la Promoción Fernando Talavera, recibió su matricula y su primer purasangre fue Cariño II del Stud Diana de los hermanos Lechín. Con ese mismo ejemplar debutó y luego ganó su primera carrera con la conducción de Tadeo Arrieche. Fue en octubre de 1957. Ese año ganó 6 carreras. Para la época poder pertenecer al Fondo de Previsión Social era necesario, además de aprobar los exámenes, lograr mínimo diez carreras, hecho que consiguió en febrero de 1958. Así se despidió logrando en el recordado Hipódromo Nacional El Paraíso unas 12 carreras aproximadamente.

 

Llegó al Hipódromo La Rinconada, pero sin un solo caballo, ya que se los habían quitado. Comentó Don Ademar “Tenía unas ganas de triunfar tan grande que estaba diciendo a diestra y siniestra que me pasaran cualquier caballo porque si no es cáncer lo que tiene, yo lo curo”. Y en efecto, la gente del Stud Aborigen le pasó un ejemplar llamado Burguesito, desahuciado de todos los preparadores, al punto que tardó casi un año en curarlo (como estaría) y lo reapareció ganando ante el asombro de todo el mundo, le sacó 4 triunfos más y luego fue un crack en La Limpia. Repitió la hazaña con un caballo que le pasaron para que pague el mantenimiento e ir a medias en los premios, de nombre Jefe Indio, con el que logró siete triunfos, a pesar de tres fracturas en el carpo derecho. Luego llegó Iliria del Sr. Félix Stimac con la que triunfó 3 veces; también llegó Cruz del Sur que ganó 2 carreras. En total ese año de 1960 logró 10 triunfos.

 

Logró mantenerse con ejemplares lesionados de uno y otro amigo, ganando de 4 a 7 carreras al año, hasta 1965, cuando hizo al Sr. Félix Stimac comprar en Bs. 27.000 a una hija de Viviani que registraron con el nombre de Vélika. La mantuvo invicta hasta 7 veces y perdió una carrera por distanciamiento, consiguió su primer clásico: el Ciudad de Caracas, e inclusive logró derrotar a los machos en los Clásicos Inauguración y Fuerzas Aéreas, siendo una de sus tantas anécdotas el haberla inscrito, a pesar que lo tildaron de loco, al pretender ganarse a los machos, recordó Ademar “Cuando corrí con Vélika el Clásico Inauguración, era la única yegua del evento y Guillermo Andrade tenía al favorito y me dijo que como iba a correr una yegua contra los machos, que no era posible. Yo le dije, esa yegua es un macho, total que lo dejé con la champaña preparada”. Con Vélika ganó 13 carreras y 5 clásicos, para más de Bs. 750.000. Ese año ganó 22 carreras y al siguiente 30, figurando por primera vez entre los 10 mejores de la estadística, para ser exacto en el sexto puesto.

 

Sin embargo, el año de 1967 fue su peor y más amargo, porque lo suspendieron al salir positiva en las pruebas antidoping su presentada My Pat y fue castigado con un año de suspensión, truncándole su carrera.

 

Reapareció en febrero de 1968 con la misma yegua y logró ganar fácilmente con Luis E. Piñeyra. Al siguiente año conoció a Miguel Alfonzo Ravard, del famoso Stud Inmar, quien le dejó encargado de Nonchalante, que ganó tres. Después de abiertas las puertas, vinieron las compras y logrando armar una flota única que le permitió a esos colores grandes satisfacciones con La Rumba, Swing, Piamen, Windy, Fijo, Terna, Lavanda, Simbólica y otros. El Stud Inmar cambió de cuadra pero afortunadamente vinieron otros caballos que le permitieron mantenerse entre los 10 mejores durante varios años con una impresionante efectividad, incluyendo un cuarto lugar con 74 carreras logrado en 1985.

 

 

Tuvo bajo sus cuidados además a las campeonas Tonka e Impugnable, los ganadores clásicos Dirigente, Tres Jolie, Fresal, Canelo (ganó dos clásicos con ese caballo), Epic Junior, Borman, Chantarella, Grammy, Jaclyn y Camionero; además los excelentes corredores Vany Fair, Samaris, Charlatana, Hélico, Merengón, Evening Star, Room Mate, Tamagás, La Lope, Chavín, Native Star, To Make Room, Stargell, Ñañañá, entre otros. Recordó con agrado a Rey de Bastos, lo llamaba “Chorrito de Pus” pues fue un animal que le dieron en el hospital veterinario con un absceso en el anca y pesando 250 kg (casi muerto) y logró ganar 8 carreras y el Clásico Burlesco. Otra gran satisfacción se la dio Gata Roja cuando derrotó a los machos del máximo lote.

 

 

Don Ademar Piñango fue reconocido por su “buen pulso” en las subastas y compras de purasangres en general. En su único viaje a Argentina trajo los ejemplares Piantao, Costero, Travers, Dineral, Proporcionada, Catapulta, Macanudo y Argumento; los dos últimos fueron ganadores clásico en nuestro patio. Además muchos de los grandes corredores mencionados con antelación fueron adquiridos por él. Se mantuvo activo hasta el año 2016 cuando decidió retirarse para apoyar a su nieto Ademar Rodríguez Pïñango en el arte del entrenamiento de purasangres. En el año 2018, cuando su nieto sufrió una suspensión, le hizo "el quite" en la cuadra y ganó en 20 oportunidades, incluso el Clásico Gaceta Hípica con Santiago. En el 2020 le permitió a la jocketta Cindy Carrero ser la primera mujer en ganar un clásico en su profesión con Linda Anarita en el Clásico Segula C.

  

Casado con Miriam Veracierta de Piñango, de cuyos lazos han salido las damas: Miriam, Lila, Evelyn, Carolina y Rosmir, las cinco reinas de su hogar. Con cerca de 1200 triunfos en su haber, Don Ademar fue el último entrenador en el siglo XXI que sobrevivió la época dorada del Hipódromo El Paraíso y el inicio de La Rinconada en calidad de activo en nuestro país (lo cual, en cualquier hipismo que se respete, daría pie a muchos homenajes y reconocimientos), ocho décadas como entrenador de caballos purasangre de carreras en Venezuela y se mantuvo en actividad con pocos efectivos. Falleció el 16 de abril de 2021.

 

Fuentes: Sr. Eliecer Odreman, Sr. César Augusto Rivero, Sr. Jaime Casas A., Ing. Juan Macedo

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 30 de agosto de 2012

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