Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta:

Conversando con...

Juan Quintero

Por: César Augusto Rivero

Entrevista cedida por Revista Los Clavos, todos los derechos registrados

 

A veces, relatar una historia 100 veces no cuesta nada. Y más si es la hazaña -catalogada de aventura antes de la carrera- conquistada por el caballo Cañonero al ganar el 97º Kentucky Derby en Lousville el 1º de mayo de 1971. Todo el mundo habla de Gustavo Avila el jinete, Juan Arias el entrenador, Pedro Baptista el propietario y Luis Navas el comprador del caballo. Parece injusta la molienda, pero aquí hablaremos de Juan Pablo Quintero Guevara, el caballerizo que en su oportunidad, fue el más famoso del mundo por unos meses.

-¿Fecha de nacimiento?

-El 26 de julio de 1938.

-¿Lugar?

-En Caracas.

Quintero, con su apacible hablar, trae a colación numerosos cuentos, relatos y pasajes de la gran hazaña venezolana, posiblemente, la mejor en años. Y a sus 67 años, posee una memoria de elefante, no deja escapar ningún detalle. Contrajo nupcias con su esposa Mercedes, de cuya unión nació Carlos Quintero, su único hijo.

Inicios

Me inicié en el hipismo por necesidad, en el hipódromo El Paraíso, en el año 1955.

-¿En cuál caballeriza comenzaste?

-Comencé con Julián Cadore, después estuve 15 días con Andrés Salvati y pasé un año completo con Raúl Salazar, a quién le debo mucho y me enseñó la profesión que ejercí, pues me enseñó a laborar como caballericero.

-¿Cuánto tiempo te desempeñaste como cuidador de caballos?

-Bueno, en El Paraíso estuve un año, después me fui y regresé a La Rinconada en 1968 hasta el año 2001.

-¿Menciona las cuadras en las que has trabajado en La Rinconada?

-Trabajé con Tito Pérez, allí me encontré con el caballerizo Nelson Mijares y me vio la voluntad de trabajar y me consiguió con Pedro Baptista del stud Viglayape en la cuadra 34. Allí estuve más de 10 años.

-¿Esa fue la cuadra dónde prestaste más de años de servicios?

-Sí, esa fue en donde estuve más tiempo.

-¿Luego dónde pasaste?

-Me fui con Juan Arias a la cuadra 24, luego en la cuadra 12, casi estuve con Arias como 9 años.

-¿Y retiraste?

-No, luego trabajé con los entrenadores Carmelo Hernández, Millard Ziadie (6 meses), Antonio Bellardi (un año) y con Iván Calixto (15 años), estando con él fue que me retiré.

Cañonero y el éxito

-¿Cuándo llega Cañonero a tus manos?

-Fue una cosa sorpresiva, porque Pedro Baptista en ese tiempo trajo unos caballos, llegaron Cañonero, Comenvé y dos caballos más, un total de cuatro. Entonces, el stud Viglayape tuvo problemas en la cuadra y empezó a vender los caballos y empezó a retirar a los peones. El peón que cuidó a Cañonero durante su amanse, fue uno llamado “Tucuso’’ se fue de la cuadra; entonces como hubo ese cambio, Baptista le dio a Ramón Ledezma al caballo Cañonero, pues cada peón cuida de a tres ejemplares, pues estaba vendiendo los caballos y estaba saliendo del personal. Se paró la negociación, no vendió más caballos y dividió la caballada entre Arias y Hernández Rosal; entonces Ramón Ledezma dijo que no quería cuidar más al caballo Cañonero y decidieron dármelo a mí.

-¿Ledezma es otro caballerizo?

-Sí, Ramón Ledezma en la actualidad labora con Kiko D’Angelo, cuido a Fast Macau.

-¿Prosigue el cuento?

-Don Pedro Baptista quería un peón bueno para ese caballo, y le dijo que Ramón Ledezma que confiara en mí, y así llegó el caballo a mis manos a los 2 años de edad y aún no había debutado, pues ya Santaella lo había domado.

-¿Debut del ejemplar?

-El ejemplar debutó en Venezuela victorioso y perdió el invicto en el Clásico Gobernador del Distrito Federal que lo ganó Yves, y logró ganar seis carreras al hilo.

-¿Recuerdos de la incursión a Estados Unidos?

-Eso fue una experiencia muy agradable, insólita, única. Fuimos a Del Mar, California a correr la Polla de Potrillos y es una experiencia importante. Salí con Cañonero de Miami en avión y recorrimos casi todo el Pacífico, pues se hizo escala en Houston, Detroit, fíjate que llegamos a Texas y le pregunté cuánto falta hasta Los Angeles y el hombre se puso las manos en los hombros y me quedé pensativo por que no conocía el territorio. Allí estuvimos casi 3 meses y medio desde el mes de abril.

-¿Cómo era el temperamento de Cañonero?

-Era un caballo tranquilo, dócil. Lo que hacía era pudo dormir, aunque en Del Mar cambió un poco su carácter, pero después se tranquilizó.

El Derby de Kentucky

“Cañonero volvió a Venezuela para correr el Clásico Presidente de la República y al final no lo corrió porque Gustavo Avìla tenía un compromiso y Baptista decidió enviarlo directo para disputar el Derby de Kentucky. Me dijeron que Luis Navas venía a buscar al caballo, pero el avión se había accidentado; pero al día siguiente tras haber trabajado, me dijeron que lo llevara a la cuarentena que el caballo se va y recuerdo que pasó los 1.400 metros en 84’’ con Rubén Peche. Lo limpié y le puse sus vendas y lo llevé para el viaje, luego Navas me dijo que él le ponía un peón allá y que me quedara yo, pùeso esa era una aventura que iba a ser, yo le dije: Yo voy con el caballo y si llega último es igual que si gana, pues la satisfacción mía es verlo correr, además yo tengo confianza, yo creo en él’’.

-¿Realmente tú pensabas que ganabas el Kentucky?

-Sí, yo tenía mucha confianza.

-¿Relata la llegada a Kentucky?

-El caballo siguió siendo el mismo, con su mismo temperamento. En el viaje en avión era muy tranquilo y por carretera también se portaba bien. Llegamos de Miami a Kentucky, estuvimos 27 horas rodando.

-¿Y el día de la carrera?

-En la semana estuvo trabajando y galopó el jueves, cuando llegó Gustavo Avila. Había un señor llamado José Rodríguez, un capataz portorriqueño de un establo cercano, que empezó a ayudarme y a preguntar sobre Cañonero y le dije que era un buen caballo y al final me tenía fastidiado, y dos días antes me preguntó: “¿Tú crees que ese caballo gane la carrera?’’, y yo le respondí que tenía confianza, y me dijo: “Ese caballo trabajó esta mañana y cuando giró la curva final era un pájaro, ese voló’’. Me sorprendí cuando vi la recta de Churchill Downs y tuve más confianza. Llegó el sábado y Juan Arias estaba en el padocck y le nos dieron 5 minutos para colocarle todos los implementos y la silla, y le dije al inquieto Arias que este caballo te lleva hoy para la foto, quédate tranquilo. Rodríguez se me quedó viendo y se rió a carcajadas.

-¿Y al instante de la carrera, cuándo viene Cañonero atropellando?

-Yo estaba casi en la pista, en la baranda y busco al caballo cuando pasan frente a la meta y no lo veo, y pensé: “¿Vamos a salir con las tablas en la cabeza?’’. Tenía 5 dólares apenas y no soy jugador, y cuando viene último y le pregunté a Chicho Cordero, y me dijo que venía ligando a Bold Reason; y cuando veo los colores pegué ese grito y dije: “Ese es mi caballo y salí corriendo, y me lancé a la pista. Me quedé rezagado y cuando fui a entrar a la foto, un marine me dio un culatazo (golpe con la culata del arma) y luego me pidió disculpas.

El Preakness Stakes

-¿Y el viaje a Baltimore?

-Fuimos al Preakness y el caballo estaba bien. De Kentucky al hipódromo de Pimlico duramos 17 horas en camión y Cañonero siempre tranquilo. El ejemplar trabajó bien.

-¿Y la competencia?

-Cómo sería la sorpresa que el caballo salió a pelear con Eastern Fleet, contrario a sus características, como andaría de bien, que salió a tomar la punta. Pues recuerdo, que antes solamente lo hizo contra Monchanson en 1.700 metros, pero se quedó en el tercero. La sorpresa fue esa, que salió disparado en la delantera. Antes de la carrera un peón de otro stud me habló del estado de la cancha que estaba ligera y que Eastern Fleet no se lo ganaban por su condición de velocista, y me puso la mano en el hombro y me dedicó suerte y yo dije: “Ya ganó el Derby, si pierde esta, ya hicimos algo. Mi satisfacción es mayor si gana’’.

-¿Cuándo viene en punta hacia la meta?

-Yo estaba frente a la raya. Estaba tranquilo, pues uno no se puede apasionar. Allí si me tomaron la foto, pero dejé que se las tomaran Baptista y Arias, aunque allá es obligado que se retrate el peón.

El Belmont Stakes

-¿Y el viaje a Belmont Park?

-Para allá el viaje duró 5 horas en camión hasta Nueva York. Cuando llegamos al hipódromo Belmont Park, no me gusto el caballo como lo vi llegar. Tuve un presentimiento, me dije: “Aquí no ganamos esta carrera’’.

-¿Qué sucedió?

-Hubo muchos problemas para conseguir el puesto y llegamos como a las 2 de la tarde y estuve casi hasta la 5 de la tarde para que Arias consiguiera un box.

-¿Acaso las autoridades hípicas norteamericanas le pusieron trabas?

-No, siempre nos dieron facilidades.

-¿Y la carrera?

-La vi en la baranda, en plena pista. Cañonero estuvo punteando hasta los 200 metros finales.

-¿Cuándo venía adelante, pensabas que podía ganar?

-Te voy a ser honrado y sincero, desde el primer momento que llegamos sentí que no ganábamos.

-¿Por el talante o ánimo del caballo?

-No sé, de todo un poco. El caballo estuvo nervioso desde el día de la celebración de los Veteranos de guerra. Llegó una secretario de la transportación del caballo a preguntar si estaba enfermo, yo decía a todo el mundo que el caballo no tiene nada, pero a ella le dije que el caballo no gana esa carrera. Ella me dijo que sí el caballo ganaba la carrera se iba a correr el Arco de Triunfo a Francia. Yo sabía en el fondo que el caballo no ganaba, tuvo muchos problemas, pues el ambiente era muy diferente, el caballo tenía otro temperamento.

-¿Tras perder qué pasó?

-Me quedé hasta la negociación de la venta del caballo, casi hasta mitad de octubre.

-¿Qué sentiste al dejar el caballo?

-La pregunta era la misma, dónde nos íbamos a separar, esa interrogante la tuve en cada viaje, yo estaba consciente y nos separamos en Nueva York.

-¿Las autoridades hípicas te dieron algún reconocimiento por esos éxitos en el exterior?

-Nunca.

-¿Y el gremio de caballerizos?

-Ellos siempre se portaron bien conmigo. Los entrenadores están pendientes siempre de uno. Yo siento una gran satisfacción por el trato de todos los gremios hípicos. La asociación de periodistas me dio una placa, el sindicato de caballerizos y Cavepro. Todo gracias a Cañonero.

-¿Otros caballos buenos qué hayas visto correr?

-Tuvimos a Cañonazo, pero se malogró, fuimos a correr en 1974 el Champaña Stakes, y a la entrada de la recta venía adelante, pero entró cuarto. Fui también con Léxico. Cuidé a Demencia, Gramalote y otros.

Juan Quintero, en la actualidad, visita el hipódromo con frecuencia, hoy ya retirado. Las autoridades del INH o el Instituto Nacional del Deporte, deberían al menos, honrar y ayudar a este singular personaje, que tanto le dio a Venezuela.